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Los tambores del criptoarte

Tokens No Fungibles (NFT): unidades individuales de imagen, video, audio, texto y gif, entre otros, con un valor único inmodificable, son un fenómeno cultural mundial que revoluciona el arte e impone nuevas formas de mercado  

 

Autor:

Emilio L. Herrera Villa

Los nervios están a flor de piel. Multitud de manos musicalizan el cuero. Puede ser sinfonía o canto de guerra, euforia o serenidad; estados de ánimo inexplicables. Sin embargo, la nueva gama de redobles que resuena hoy en el mundo de las artes asombra, incluso desconcierta, a muchos de los habituados a estos comportamientos meteóricos y despampanantes.

Ruborizados por la demanda, las tendencias y predicciones; el arte NFT (Tokens No Fungibles, por sus siglas en inglés) difuminó cualquier pesimismo sobre su éxito. Existen muchos ejemplos contundentes. El más mediático llegó con la firma del famoso artista Beeple, quien vendió un collage de 5 000 imágenes individuales titulado Everydays: The First 5000 Days por 69 millones de dólares. Se trata de un archivo JPG —de 21 069 x 21 069 píxeles y 319 168 313 bytes—, cuya historia lo iguala a pinturas de Picasso, Rothko, Van Gogh y Monet, autores de las piezas más costosas ofrecidas en una subasta.

El caso de Morons (White) no es menos extraordinario. Injective Protocol, una compañía blockchain, compró una serigrafía original de Banksy. Esta obra, cuyo costo ascendió a 95 000 dólares, fue destruida «ceremonialmente» vía streaming a través de la cuenta de Twitter. Días después apareció un facsímil digital de esta que se vendió como arte NFT. Esta exclusividad —crear una pieza de arte de la quema de otra pieza de arte—, se expendió a un precio cuatro veces superior al de la obra física sacrificada.

Entonces, ¿qué pasa con el mercado del arte actual? ¿Por qué puede valer más una imagen digital que una obra física? ¿Cómo explicar este fenómeno? ¿Por qué existen tantos compradores de NFT si se puede encontrar esos archivos en la web y descargarlos gratis? 

En las últimas décadas las estéticas, los públicos, los consumos se han acercado a lo digital arrastrando, con ellos, a gran parte del coleccionismo. Actualmente hay muchas interrogantes respecto al rol de los NFT en el mundo del arte, pero si logran anclarse y perpetuarse en el mercado existe la posibilidad de que, en un futuro, compitan y hasta ganen la batalla comercial a las obras materiales.

Todavía observamos los primeros pasos del criptoarte; aun así estos han sido sólidos y se espera que, con el vertiginoso desarrollo de las tecnologías, se muestren más atractivos y contundentes. 

Posibilidades de los NFT

Para no abrumarnos en conceptos, trataremos de acercarnos a este fenómeno de la manera más simple posible, para que el lector no se pierda en tecnicismos innecesarios y tenga una idea de cómo funciona.

Los tókenes no fungibles son unidades individuales (imagen, video, audio, texto, un gif e infinidad de ejemplos más) con un valor único inmodificable. Cada archivo contiene metadatos —autor, precio inicial, historial de venta…— de tecnología blockchain garantes de que esa pieza no sea duplicable. 

Principalmente son elementos de carácter digital, no palpables de forma física, que se comercializan como arte mediante un certificado virtual protegido y encriptado. A partir de 2014 surgieron las primeras plataformas que ofrecían a los artistas el registro de autenticidad NFT y a los propietarios tener la certeza de la legitimidad de su compra.

Con la masificación de la internet cualquiera puede obtener una foto, un video, un texto, un audio. Se disfruta la posibilidad de descargar y guardar en algún dispositivo. Esta misma facilidad hizo que las personas desearan tener algo exclusivo. Esto es lo que ofrecen los NFT: lo diferente, el valor añadido de poseer y presumir una pieza única e invaluable. Y esto provoca que los mercados se abarroten y cada vez más coleccionistas libren verdaderas batallas monetarias por apropiarse de la obra más sublime.   

Una vez que el artista termina su pieza NFT la pone a la venta en cualquiera de las plataformas (mercado de criptomonedas) que facilitan las transacciones y almacenamiento de arte digital y objetos de colección.

Entre las virtudes de los NFT —además de la garantía contra las falsificaciones al remontar el historial hasta el momento exacto en que el artista creó ese token no fungible—, podemos destacar la ampliación de los horizontes comerciales de las obras de arte, que expanden su valía hasta los confines de la realidad virtual y la auténtica revolución que sobrevendría con el metaverso (un nuevo ecosistema virtual y tridimensional en el que los usuarios interactúan entre ellos, casi como una vida paralela al mundo real).

Este boom de bienes digitales busca la autonomía total de los creadores en todos los aspectos, quienes no necesitan ser legitimados por ninguna institución de arte. Para ellos los mercados de NFT son una vitrina más visible, debido a la cantidad de personas que pueden estar presentes vía en línea  un escape de las clásicas cadenas de distribución saturadas y otra forma de interacción que huye de la rigidez del espacio físico.

Para muchos artistas esta es la forma ideal de mercantilizar sus creaciones y ganar más dinero al estampar sus firmas, justo de la misma manera en que los autógrafos incrementan el valor de los objetos. Para lograrlo piensan no necesitar administradores, ni compañías, ni galerías, ni marchantes de arte. El creador puede concebir el token, subirlo en la plataforma y fijar su precio. La plataforma cierra el acuerdo con el primero que ofrece la cantidad monetaria adecuada. Aunque también es posible organizar subastas propias y vender el producto al postor que más puje por la obra.

What’s real/art, percepciones desde Cuba

La algarabía generada alrededor de los NFT llegó a nuestro país y provocó, como era de esperar, que varios artistas sintieran marcado interés por probarse en el criptoarte. En Cuba existe una comunidad de arte NFT conformada primordialmente por muchísimo talento joven. Al principio no surgió como un fenómeno de artistas visuales, sino que atrajo por igual a gamers, influencers, diseñadores.

«¿En qué punto se encuentra el NFT en nuestro país? Eso todavía tiene que estudiarse. Habría que hacer un tremendo análisis contando con los iniciadores, con la gente de la Fábrica de Arte y los creadores más importantes de este momento. Se está documentando y reuniendo toda la historia.  Aunque no se conozca mucho, la comunidad cubana NFT tiene un peso que va más allá de nuestras fronteras. Ahora, ¿cuándo vamos a sentir ese peso? Es muy pronto para decidir. Hay artistas consagrados que están incursionando en este espacio, como los que contamos en esta galería. Lo que sí puedo garantizar es que hay mucha gente haciendo cosas diferentes», explicó a Juventud Rebelde Viviana Vázquez, especialista principal de Galería Habana.

Precisamente en este espacio cultural, en el centro del Vedado habanero, abre sus puertas hasta la primera semana de junio la exposición colectiva de arte NFT What’s real/art.

«Queríamos hacer una muestra didáctica. Sabíamos que era imposible abarcar el NFT como se percibe internacionalmente. Buscamos mostrar una pequeña pincelada de lo que es este complejo fenómeno artístico a partir de los autores cubanos que trabajan con nosotros», declaró la directora de Galería Habana y curadora de esta exposición, María Lucía Bernal.

La exposición es una muestra de seis artistas —Raúl Cordero, Humberto Díaz, Felipe Dulzaides, Luis Gómez, Octavio Irving y Mabel Poblet— que pretenden «jugar con estas preocupaciones (en torno a los tókenes), mostrar parte del escenario artístico cubano que está incursionando en este nuevo medio y develar zonas oscuras del proceso de creación de un NFT».

Al arribar a la Galería se le regala al visitante un catálogo en forma de cubo donde, a partir de códigos QR, se puede acceder a unas breves descripciones de las piezas, sus direcciones en el metaverso y referencias biográficas de sus creadores.

«Quisimos trabajar con artistas que tuvieran diferentes apropiaciones y acercamientos al NFT. En el caso de Luis Gómez y Raúl Cordero ya venían incursionando en NFT. No era algo novedoso para ellos. Era otro medio de comunicación y expresión. No buscamos dar una respuesta, sino abrir muchas interrogantes sobre lo que sucede con este arte a nivel mundial y lo que pasa en Cuba: ¿Se puede exponer NFT en una galería? ¿Por qué no y por qué sí? ¿Los artistas aún precisan de este espacio para consolidarse o para legitimarse? A pesar de que existe el metaverso, sigue siendo la galería un lugar importante. Lo digo porque una de las aspiraciones por las que abogan estas plataformas es descentralizar, alejarse de estas instituciones o no necesitarlas. A eso nos dirigimos… a lanzar dudas sobre todo lo que está pasando desde el punto de vista artístico y del fenómeno de los tókenes», reveló María Lucía Bernal.

Asimismo, Viviana Vázquez, curadora de What’s real/art, argumenta que esta exposición es un híbrido, una «especie de engaño» para mostrar una representación física del fenómeno. «Muchas veces el mundo digital es visto como falso, una construcción. Es curioso que al presentar piezas que
nacen como NFT, y se van a comprar como NFT, se muestren en el espacio real. Podríamos discutir hasta qué punto es la misma pieza o si serían dos completamente diferentes. Todas estas discusiones son teóricas y probablemente no nos lleven a ningún lado, porque no hay respuestas. Lanzar afirmaciones es bien difícil, ya que el camino hasta hoy es bien corto y desconocemos qué va a pasar con la tecnología, con los artistas propios del campo NFT».

Respecto a aquellos creadores que se iniciaron exclusivamente en el NFT y exponen en galerías y otros espacios físicos, razona la especialista: «¿Cuán autónomo es el mundo NFT? ¿Se puede renunciar a la opinión especializada cuando, al final, los curadores están reorganizando los caminos para darle un sentido y apartar lo valioso de lo que no lo es?».

Otra interrogante aún por dilucidar trata sobre cuán libre y democrático puede ser este entorno para todos los artistas. Según nos comentan las especialistas, estas plataformas no están abiertas para Cuba y muchos de nuestros exponentes tienen que buscar diversas vías de información y acceso para mantenerse al tanto sobre las tendencias del NFT.

«También pensamos en el papel que desempeñará la galería sobre todo en Cuba —porque en otros lugares el mercado va a ser más importante junto a las instituciones privadas—; al ser una institución pública como nosotros, estatal, con muchas limitaciones. Tenemos que usar VPN para poder entrar a estos sitios, pues no nos dejan pasar desde afuera, lo cual nos hace cuestionar la real democracia. Y la verdad es que nuestros artistas quieren participar y experimentar estos fenómenos del arte digital actual», dijo Viviana Vázquez.

EL arte, el porvenir y los negocios

En 2021 el criptoarte generó ganancias superiores a los 3 000 millones de euros. Una suma elevada cuyas estimaciones indican que irá en ascenso, pues todavía existe un boom financiero, una enorme burbuja especulativa sobre la compra y venta de estos tókenes.

Con la entrada de coleccionistas jóvenes —muchos de Asia y con grandes sumas para invertir—, artistas, seudoartistas, compradores y revendedores notaron una oportunidad real para incursionar en el negocio en los mercados digitales. Por ello no es de extrañar que Jack Dorsey, cofundador de Twitter, vendiera el primer tuit por 2,9 millones de dólares, la canción Gunky’s Uprising, también en forma de token, generara 1,33 millones por su venta, y el icónico Doge rompiera el récord del meme más caro de la historia al adquirirse por unos cuatro millones de dólares. 

La tecnología blockchain anima a los creadores a adentrarse en el mundo virtual con buenas ganancias y el control, por parte de los autores, de las regalías. Sin dudas, desde el punto de vista comercial los NFT tienen un presente promisorio, pero, ¿puede ser considerado arte per se? ¿Estamos ante el futuro del arte?

«Una de las problemáticas en contra del NFT, es que cualquier cosa es supuestamente arte. En esta plataforma mientras puedas pagar en criptomonedas subes lo que sea. Una imagen, una receta de cocina, cualquier elemento puede ser un NFT, pero no todo NFT es arte. No es lo mismo. No hay un especialista en el metaverso que te diga: Mira, no puedes subir esto porque no es arte… No funciona así. El arte tiene múltiples formas de expresión. ¿Es un fenómeno pasajero? No lo creo. De hecho el NFT tiene muchas aplicaciones más allá del entorno artístico que estoy segura de que se consolidarán», argumentó María Lucía Bernal .

«¿Hasta qué punto será una propuesta artística valiosa?», reflexiona Viviana Vázquez. «Eso lo decidirá el tiempo, la propia historia. Valioso sí es desde el punto de vista mercantil, desde el punto de vista legal, desde los porcientos de las regalías, desde que no permite bajar el precio, que se devalúe la obra. No estamos haciendo teoría sobre por qué esta persona es artista o esta otra no es reconocida. No. El NFT, más que todo, es una tecnología y no necesariamente tiene que ser utilizada con fines artísticos». 

Respecto a cierta masividad que observamos alrededor del criptoarte, con un gran movimiento de artistas independientes, emergentes y otros consolidados que están incursionando, la curadora de Galería Habana no mostró gran preocupación. Para ella forma parte del boom del momento.

«Es un mercado que se rige como todos los mercados: historia, promoción y valor. La burbuja nació con la venta de Everydays: The First 5000 Days, por 69 millones de dólares. Hablamos de una exageración enorme que encareció todo el proceso e hizo que muchos soñaran ser el próximo Beeple. De ahí viene parte de la masividad. Con el tiempo se normalizarán los precios y quedarán los verdaderos artistas», concluyó.

Persiste un gran halo de especulación. Todavía se carece de un análisis detallado de por qué los mercados del arte están tomando tanto riesgo en el universo del NFT. Y son varias y colosales las incertidumbres, considerando que la gran masa de autores son jóvenes, experimentales y la tecnología resulta extremadamente nueva.  

«Quizá el desespero de los coleccionistas, principalmente los asiáticos, de imponerse como parte real del mercado debe ser analizado. El NFT puede ser parte del futuro del arte. Puede ser, incluso, que mañana se convierta en un medio que inspire cómo se mueva el resto de los fenómenos artísticos sobre todo desde el punto de vista legal, de subastas. Pero no lo veo venir. Para que cumpliera ese destino “del gran futuro del arte” tendría que convertirse en la forma primaria de hacer arte. Sí creo que es un acontecimiento interesante, con mucho por delante y no se va acabar, porque la cultura cripto se encuentra en alza», afirmó Viviana Vázquez.

Es evidente que la humanidad evoluciona. Antes lo más valioso se podía sostener, palpar, colgar en la pared, admirar en el centro de un gran salón. Ahora lo exquisito y excelso se guarda en el metaverso y se trasporta en una memoria flash. No se puede tocar físicamente, pero es muy real. Cada día se desdibujan los contornos de lo que es arte y lo que no. Se contamina, muta y se nutre de los soportes más impensados.

Existen dos caminos bifurcados: el de los que aplauden y el de los que se horrorizan. Los que notan un peligro cuando se destruye una obra física como Morons (White) y se sustituye por una imagen virtual. Los que disfrutan cuando un collage de Beeple se sienta en la misma mesa que un paisaje de Monet o un retrato de Picasso. Posmodernos o tradicionalistas. Da igual, todos hablan cuando suenan los tambores del arte. Los tókenes no fungibles aparecen como una opción para el baile, otra. Tan solo hay que esperar cuan fuertes y trasgresores serán los repiques. El verdadero espectáculo está a punto de comenzar.

La obra Everydays: The First 5000 Days, de Mike Winkleman (Beeple) lo convirtió en el ícono del arte NFT y en uno de los tres artistas vivos más exitosos del mundo.  Tomado de www.roomdiseno.com

 Diez datos puntuales sobre el fenómeno NFT 

-El término NFT posee más búsquedas en Google que criptomoneda o bitcoin. Singapur, Venezuela y Hong Kong son los territorios con mayor número de pesquisas.

-En 2021 el volumen del comercio de arte NFT de todo el mundo sobrepasó los 3 mil millones de dólares. Creció 196 veces respecto al mercado del 2020. El número de cuentas activas de tokens no fungibles aumentó de 17 a 65 mil durante el mismo período de tiempo.

-Más de un tercio de los fanáticos de los deportes electrónicos están interesados en NFT.

-El mercado del deporte y la moda han incursionado fuertemente en este sector. La NBA ha facturado casi 200 millones de dólares con vídeos de jugadas famosas y la firma de lujo de artículos de moda Gucci anunció un filtro para Instagram de zapatillas digitales cuyo precio rondará entre los 9 y 12 millones de dólares.

-Nifty Gateway, una plataforma de compra y venta de NFT, experimentó los primeros robos de obras de arte digitales de la historia por parte de hackers.

-Los Millennials tienen tres veces más probabilidades de comprar NFT que la Generación Z.

-28 mil personas pagaron 91,8 millones de dólares por 255 445 unidades de la obra «Banner de masas».

-The Merge es el NFT más vendido hasta ahora. Sus más de 312 mil versiones alternativas han sido adquiridas por 29 mil coleccionistas de todo el mundo.

-Los monos de Bored Ape Yacht Club, una colección de 10 mil imágenes de perfil NFT de la cadena de bloques Ethereum, son los objetos digitales que más dinero han movido. Sus transacciones alcanzaron un valor superior a los 700 millones de dólares.

-La artista armenia de 42 años Narine Arakelian, vende una pintura (tanto en formato físico como Token No Fungible) que incluye uno de sus óvulos. La artista desea que una pareja con dificultades para tener hijos fuera quien adquiriera la obra. 

La exposición What's real / art, en Galería Habana, muestra obras digitales de seis artistas cubanos. En la foto, la obra Sublimación, de Mabel Poblet. Foto: Enriqeu González Díaz

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