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El Icaic abre sus puertas siempre

La esencia de la institución es acompañar, ayudar, apoyar, viabilizar, facilitar los proyectos de trabajo, las obras que se presenten, las ideas…, asegura el joven periodista Ariel Montenegro, jefe del departamento de la Oficina de Atención a la Producción del Icaic

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«Cuba podría ser un destino por excelencia de rodaje en el Caribe, teniendo en cuenta su maravillosa arquitectura, el clima, el prestigio que poseen las instituciones formadoras de profesionales del sector de la cinematografía, como la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y el Instituto Superior de Arte, por la reputación que avala al cine realizado durante décadas en este país… Por ello, urge estar preparados y crear las condiciones para que fluya cualquiera de los procesos creativos de esta actividad».

Así, en franco diálogo con el joven periodista Ariel Montenegro, jefe del departamento de la Oficina de Atención a la Producción del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), esta reportera tuvo al alcance detalles del proceso de recepción, evaluación, aprobación y posterior ejecución de los proyectos, amparados en la legislación reciente que asegura el Decreto-Ley 373 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente, con la anuencia del Consejo de Estado a partir del 25 de marzo de 2019.

«Se han recibido muchos proyectos, muchas propuestas para el Fondo de Fomento del Cine Cubano, numerosas inscripciones en el Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico y ello evidencia que los creadores tienen confianza en las nuevas pautas que, en definitiva, fueron creadas para reconocer su trabajo y apoyar en lo que sea necesario.

«La esencia es justamente esa… acompañar, ayudar, apoyar, viabilizar, facilitar los proyectos de trabajo, las obras que se presenten, las ideas… El Icaic siempre acompañará a los creadores, aunque las visiones estéticas difieran. Nuestro objetivo no es negar o colocar barreras. Y si hay diferencias, ¡qué bueno! Con ellas se genera desarrollo, y es lo que queremos…».

Montenegro, más allá de la «burocracia» que puede manifestarse en un puesto como el que recientemente asumió, afirma que su rol es el de un servidor público y que en sus manos estará, con todo el procedimiento estructurado para ello, propiciar que tengan feliz término obras que enriquecerán el patrimonio cinematográfico nacional.

«Los estudios pertinentes realizados antes de aprobarse el Decreto-Ley y las normativas asociadas arrojaron que para los realizadores era una necesidad organizar lo relativo a la producción, por lo que surge esta oficina como centro rector de cuanto trámite sea necesario efectuar.

«Nos interesa hacer más expeditos los permisos, las autorizaciones, los visados de los cubanos que requieran viajar al exterior para participar en alguna filmación, las importaciones temporales de equipos específicos, entre otros.

«Esta oficina, y prefiero asumirla así, debe ser vista como una aliada de los procesos creativos. Existen formalidades que debemos respetar pero, reitero, los proyectos no llegan aquí para ser frenados o aplazados, sino “inyectarles” el impulso que requieran».

—Sobrevienen retos…

—Sí, muchos. El arte debe ser incómodo, crítico, reflexivo... Las circunstancias y los contextos cambian y en el transcurso del tiempo, a partir de la aplicación del Decreto-Ley, surgirán nuevas inquietudes y se favorecerá siempre el diálogo oportuno y abierto para comprenderlas y darles respuesta. Y para ello, con la legalidad establecida, se garantiza el ambiente de colaboración idóneo.

«¿Retos? Tengo, mejor dicho, tenemos aquellos que, en cada momento, tiene y tendrá la creación cinematográfica en Cuba, como arte y como industria que es.

«Además, lograremos paulatinamente la cohesión entre las di-
ferentes entidades que de una u otra manera intervienen en la producción de audiovisuales. Los mecanismos institucionales de producción hacen confluir no solo a entidades artísticas, y en aras de que las otras también nos acompañen en el actuar, propiciaremos el conocimiento de la legislación y su correcta puesta en vigor.

«Los creadores deben confiar y el trabajo cotidiano permitirá dar la última palabra. El Icaic abre sus puertas siempre».

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