Selección de los mejores filmes despidió el 2017

Sorprendentemente, las cinematografías latinoamericanas dominan la mitad de los diez escaños disponibles en la selección de los mejores filmes del año, que cada diciembre es publicada por la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC). Y el asombro se relaciona con el hecho de que tal selección suele incluir mayoría norteamericana, e incluso se hace eco del Oscar o el Globo de Oro con más frecuencia de la necesaria. Pienso que los filmes norteamericanos ganadores de tales premios pueden prescindir por completo, creo yo, de la recomendación tácita que implica ser reconocidos por los críticos y periodistas cubanos, en tanto la industria de Hollywood dispone de aparatos promocionales gigantescos, que suelen conminar a los espectadores de todo el mundo.

La brasileña Acuario, también nombrada Doña Clara, encabeza la selección, pues evidentemente en Cuba todavía nos encontramos bajo el saludable efluvio de Sonia Braga (Doña Flor y sus dos maridos, Lope, La ciudad del silencio, El principiante) y de su poderoso personaje en una película que apuesta por la defensa de valores auténticos en lugar del desarrollismo neoliberal de matriz muy poco ética. En el cuarto lugar aparece la colombiana El abrazo de la serpiente, seguida por la chilena Neruda, la cubana Últimos días en La Habana y la argentina El ciudadano ilustre, que ocuparon respectivamente el sexto, séptimo y octavo sitios en una lista con fuerte sabor a mar Caribe y a cordillera andina, a selva amazónica y a pampa sureña.

La única representación asiática en la lista ocupó un destacado segundo lugar, con la iraní El viajante, en la cual Asghar Farhadi, el director de las muy elogiadas Una separación y El pasado, vuelve a estudiar las irrupciones de violencia e irracionalidad en los contextos domésticos, con un enorme sentido del suspense y notable habilidad para lograr que los intérpretes, las posiciones de la cámara y el guion transmitan complejos estados de ira, falsedad, confusión y arrepentimiento.

Tampoco se trata de que los críticos o los espectadores deban prescindir, por obligatoriedad dictada en los manuales de antimperialismo dogmático, de las buenas películas hechas en Estados Unidos, y por ello la lista incluye dos, en los puestos quinto y noveno: Manchester frente al mar, naturalista producción independiente dirigida por Kenneth Lonergan, quien demuestra otra vez un pulso muy firme para mostrar lo extraordinario que se disimula bajo el fardo de lo común; y la glorificación del musical clásico que nunca intentó disimular la espléndida policromía de La La Land.

Los lugares tercero y décimo fueron ocupados respectivamente por eximias producciones europeas: la conmovedora «dramedia» alemana Toni Erdmann, que ha ganado casi todos los premios posibles, además de la consideración de los espectadores en muchos países, y el thriller francés Elle, dirigido por el celebrado cineasta holandés Paul Verhoeven, obsesionado desde siempre por temas como la brutalidad, la maldad y la humillación, y capaz de renovar tales temas en consonancia con una prodigiosa, y como siempre gélida y perfecta, interpretación de Isabelle Huppert.

En tanto el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana significa, cada diciembre, la posibilidad de acceder a una parte de lo mejor que se produce en el mundo, la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica solicita a sus miembros que elijan también, en una lista aparte, las cinco mejores películas vistas durante ese evento, independientemente de su presencia posterior en el circuito de estreno. La emergente cinematografía chilena se robó el show y en especial dos títulos: Los perros y Una mujer fantástica. La primera es la constatación de los remanentes actuales de la mentalidad pinochetista, mientras que la segunda obra aboga por la igualdad de derechos para todos, incluidos los transexuales, además de la crítica implícita también al machismo chileno y su espíritu retardatario.

La libanesa El insulto, la sueca The Square y la finlandesa El otro lado de la esperanza fueron recordadas también por los especialistas cubanos, entre lo mejor visto durante el Festival, en virtud de sus acercamientos a las ansiedades y los traumas contemporáneos en muy diversos contextos culturales y sociales, de modo que cada uno de los tres filmes logra develar la urdimbre humanísima de sus protagonistas en medio de presiones, vanidades y fanatismos que laceran la comprensión y mutilan la imprescindible tolerancia.

Finalmente, la Asociación publica una tercera lista con los mejores filmes cubanos exhibidos en 2017, pero todavía sin estrenar, y es por ello que la lista está presidida por el largometraje de ficción Sergio & Serguéi, de Ernesto Daranas, elegido como el más popular en el Festival, pero a la espera del estreno para un público mayor. En términos de cortometraje, también fue votado El hormiguero, de Alán González, vertical testimonio sobre la mala educación, la grosería y la violencia esparcidas osmóticamente en ciertas vecindades cubanas.

Respecto al cine nacional, también se destacó, en el aspecto de animación, el primoroso trabajo de Adanoe Lima y Yemelí Cruz en Los dos príncipes, mientras que como mejor documental fue designado El proyecto, de Alejandro Alonso, quien parece empeñado en expandir la escueta relación de documentales cubanos poéticos y experimentales, mientras reflexiona sobre el infausto destino actual de varias utópicas aspiraciones y proyectos.

La selección anual de la ACPC cumple al menos con el propósito de recomendar calidades, sugerir la apertura de espectros selectivos e informarle al espectador que existen otros títulos, mejores, más aportadores, elevados e inquietantes de los que suele consumir a diario en todo tipo de pantallas, de plasma o vidrio. Un buen test para medir los niveles de actualización de cada lector consiste en determinar cuántos de estos filmes ha visto, no solo para revelar posibles desconocimientos sino para que se mantenga atento, y pueda valorarlos en cuanto sean reprogramados.