Rubiel García, presidente de la AHS (derecha), entregó a Maikel Rodríguez el reconocimiento que lo acredita como el ganador en literatura infantil por La isla iluminada. Autor: Roberto Garaicoa Martinez Publicado: 21/09/2017 | 06:50 pm
En una abarrotada sala Nicolás Guillén, en La Cabaña, se entregaron este miércoles los premios Calendario 2017, uno de los más prestigiosos de la literatura cubana contemporánea. Los lauros, auspiciados por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Casa Editora Abril, distinguen cada año a los mejores escritores noveles.
En esta edición participaron más de cien obras en las diferentes categorías, informaron los organizadores.
En narrativa el texto ganador fue Paraísos perdidos, de Marta Acosta Álvarez, un «cuadro neocriollista que se sostiene sobre personajes vitales excelentemente construidos», argumentó el cuentista Eduardo Heras León, presidente del jurado. El cuaderno Finis Terrae, de Roberto Viñas, obtuvo mención.
Dios no me tiene en cuenta, de Yonier Torres Rodríguez, se alzó con el máximo reconocimiento en poesía. El cuaderno consigue, «con belleza y dignidad estética, representar el entorno de la cotidianidad», expresó Edel Morales, vicepresidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), quien fungió como jurado. El crematorio, de Juan Edilberto Sosa; La muda perspectiva, de Daniel Duarte; y Eterno consorte de mi alma, de Ismaray Pozo, recibieron menciones.
En ciencia ficción se coronó La peregrinación de los dioses, de Malena Salazar; con mención para Lo mejor es soñar, de Raúl Piard. Igualmente resultaron premiados Natalí Roque (Paisaje de vida interior. Especialización en la poesía de Juana Borrero) y Maikel José Rodríguez (La isla iluminada), en ensayo y literatura infantil, respectivamente. En esta última, Un regalo de cumpleaños, de Evelin Queipo Valbuena, obtuvo mención.
En la ceremonia, en la que se hallaba Susely Morfa González, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, se presentaron, además, los títulos vencedores en 2016: Chunga Maya, de Alejandro Martín Rojas; Rehabilitación de la memoria histórica: Lunes de Revolución en el campo intelectual cubano (1959-1961), de Grethel Domenech Hernández; Rapsodia bohemia, de Yeney de Armas García; No hay tiempo para festejos, de Diana Castaños González; y Plantas invasoras, de Antonio Herrada.