En la centenaria casona de Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura 1997, se llevó a cabo la tertulia en la que se presentó su libro Biografía lírica de Sor Juana Inés de la Cruz, además del título Cartas a Julio Orlando, de la Loynaz. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:59 pm
Matanzas.— Dulce María Loynaz es la primera poetisa de Cuba, no ha nacido otra, manifestó aquí Carilda Oliver Labra, durante la celebración del Proyecto Cultural Al Sur de mi garganta, que rindió homenaje a la obra y personalidad de la excelsa poetisa y autora de Jardín, por conmemorarse este 10 de diciembre el 112 aniversario del natalicio de la también Premio Miguel de Cervantes y Saavedra.
En la centenaria casona de Carilda Oliver Labra, premio nacional de Literatura 1997, se llevó a cabo la tertulia en la que se presentó su libro Biografía lírica de Sor Juana Inés de la Cruz, además del título Cartas a Julio Orlando, de la Loynaz.
María del Carmen Herrera, sobrina de Dulce María, exaltó la cubanía de la poesía y narrativa de la Loynaz, e insistió en la necesidad de proseguir el estudio de su obra.
Tanto el poeta matancero Raidel Hernández, como el narrador pinareño Juan Ramón de la Portilla, dialogaron sobre la trascendencia extraordinaria de su vida como escritora.
Falta su biografía esencial y el estudio certero dentro de su período histórico, sostuvo Raidel ante un nutrido grupo de intelectuales.
Este proyecto tiene el objetivo de compartir sentimientos y dichas, al convertir mi casona en un instrumento de la cultura cubana, dijo Carilda, mientras recordaba que en otra época la sala de su hogar acogió a Guillén, la propia Dulce María, Cintio y Fina, Retamar, Miguel Barnet, Fernando Ortiz, Rosita Fornés y Esther Borja, entre otras personalidades.
Según Raidel, el proyecto pretende compartir con destacados pintores, escritores, científicos, investigadores, historiadores y músicos, en aras de consolidar la cultura.
La velada fue amenizada por el talentoso pianista Franco Rivero, quien ejecutó brillantemente varias obras de Ernesto Lecuona.