Puerto Padre, Las Tunas.— La Banda de Conciertos de este municipio acaba de cumplir cien años de fundada. Fue el músico holguinero Juan Márquez Gómez, quien radicaba a la sazón en la Villa Azul, el primero en ostentar su batuta al frente de un colectivo infantil devenido su antecedente directo.
Varias generaciones de cultores del arte del dios Orfeo han ocupado lugares en diferentes etapas ante los atriles y los pentagramas de esta centenaria agrupación, la más antigua de la ciudad. Familias como los Márquez, Herrera, Díaz y De la Rosa, entre otras, dejaron allí su impronta genealógica.
Alguien a quienes los hijos de esta comarca recuerdan con cariño es al emigrante español Cipriano Ignacio Torres y a su hijo Luis Ignacio Díaz. Ellos, además de presidir la banda por espacio de tres décadas cada uno, le insuflaron su naturaleza de colectivo escuela que todavía mantiene.
Durante esta centuria de existencia, la banda puertopadrense ha tomado parte en los principales acontecimientos sociales en su territorio, principalmente en las retretas semanales en el anfiteatro del Parque de la Independencia, su actividad comunitaria de mayor reconocimiento público.
Su repertorio es variado y profuso. Incluye guarachas, contradanzas, habaneras, danzones, polkas, criollas, sones, tangos, boleros, marchas, himnos… Algunas piezas llevan la firma de notables músicos locales, entre ellos el trombonista Juan Pablo Torres y el pianista Emiliano Salvador, desaparecidos ambos. También de Juan Carlos Naranjo y Gerardo Corredera.
Para celebrar su primer siglo de vida artística, la Banda de Conciertos de Puerto Padre, orgullo genuino de su pueblo, desarrolla por estos días un amplio programa de actividades, como presentaciones en teatros y sesiones teóricas.