Luis Morlote Rivas, primer vicepresidente de la Uneac. Autor: José Luis Estrada Betancourt Publicado: 21/09/2017 | 05:52 pm
A tres meses de haber finalizado su VIII Congreso, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) se reafirma como laboratorio de ideas que vela por la salvaguarda de lo más puro de nuestra cultura. Ese es uno de los derroteros que guía los pasos de la organización, según dio a conocer el jueves su Secretariado Nacional en encuentro sostenido con la prensa, durante la jornada en que se cumplieron 112 años del natalicio de su presidente fundador, el poeta Nicolás Guillén.
Quizá por eso el texto que acompaña la etapa que la presidencia nacional de la Uneac ha enmarcado entre julio y diciembre de este año, es del autor de Motivos de son: Así hemos de ir andando, severamente andando, envueltos en el día que nace.... «Ese verso resume, con esa síntesis extraordinaria que solo consigue la buena poesía, el mejor arte, el modo en que la nueva dirección de la Uneac ha concebido, ha proyectado, el trabajo luego del Congreso». De ese modo piensa su vicepresidente primero, Luis Morlote Rivas, incorporado desde la reciente cita al quehacer de dicha organización, y con quien conversó Juventud Rebelde unos minutos después de concluida la conferencia de prensa.
«Tomar como inspiración ese verso constituye, además, un homenaje de las generaciones que nos hemos ido incorporando a esta sui generis institución de la cultura; a quienes, desde la entrega total, fundaron y le han dado cuerpo a una organización que es esencial también para la sociedad, por los temas que discute, por la vocación de servicio de los escritores y artistas que la integran, y por el modo en que promueve y defiende lo más valedero de la cultura cubana y universal.
«De conjunto con otras instituciones, tenemos el reto de atender cada uno de los planteamientos y acuerdos del VIII Congreso, de dar solución o respuesta a las opiniones y sugerencias de los miembros de la Uneac que en todo el país participamos de los intensos debates durante el proceso de preparación del cónclave», enfatiza Morlote y luego agrega: «Para ello se han agrupado por temas cada una de las preocupaciones de los escritores y artistas, y se han identificado las que debieran tener una solución en las provincias y en los municipios, y aquellas que responden a políticas y decisiones que trascienden a los territorios».
—¿Esa es la razón por la cual se crearon las comisiones que acaban de presentar?
—Sí, aunque no es correcto decir que surgen en este momento, pues casi todas ellas existen desde etapas anteriores. Son parte de un sistema de trabajo en la Uneac que data de décadas, con experiencias y resultados visibles en su accionar. Sin embargo, ahora se han redimensionado a partir de las prioridades que fijaron los debates de nuestro VIII Congreso.
«Hay que entender su funcionamiento como un complemento del quehacer de las asociaciones nacionales y de los comités provinciales y el de la Isla de la Juventud, que constituyen el núcleo de la vida cotidiana de la organización. Y la importancia de la labor de esos grupos radica en que se ocupan de atender problemas que son comunes a todos los artistas y escritores, con independencia del área de la creación a que pertenezcan.
«En esta ocasión la presidencia nacional de la Uneac ha considerado útil concentrar los análisis en ocho comisiones: Arte, mercado e industrias culturales; Cultura y medios; Ciudad y arquitectura; Cultura, educación y sociedad; Estatutos y reglamentos; Trabajo cultural comunitario, tradiciones y patrimonio; Cultura, turismo y espacios públicos, y la José Antonio Aponte, que de manera sostenida ha venido tratando temas relacionados con el enfrentamiento a la persistencia, todavía entre nosotros, de prejuicios y manifestaciones de discriminación racial. Sin excepción, ellas están integradas por intelectuales de mucho prestigio y experiencia de todo el país».
—¿Cómo se ha concebido la labor de estas comisiones?
—En este momento se están desarrollando los primeros encuentros de cada comisión, a partir de las prioridades y los cronogramas que sus propios integrantes han definido, para responder a los temas más urgentes planteados en el VIII Congreso. Lógicamente cada una ha identificado además, los interlocutores que necesita para hacer eficiente su funcionamiento. En casi todas es imprescindible la participación de representantes del Ministerio de Cultura y sus instituciones, pero también hay temas relacionados con zonas que son responsabilidad de otros organismos como los ministerios de Educación, el de Turismo o el ICRT, por solo citar algunos.
«Las comisiones tienen la misión, y de hecho lo han venido haciendo, de preparar un diagnóstico justo, desde la modestia y la voluntad de ayudar, con propuestas constructivas que intenten dar respuesta a problemas sensibles de nuestra realidad».
—Más allá de los predios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba ¿qué utilidad puede tener el funcionamiento de estas comisiones?
—Considero que es un aporte concreto que puede hacer la Uneac, a partir de la suma de inteligencias y obras creativas de los miembros que la integran, en el diseño de ese socialismo próspero y sostenible que Raúl nos ha llamado a construir. Este es un momento en el que la cultura es más necesaria que nunca, porque en medio de esa gran confusión provocada por el bombardeo de la millonaria industria del entretenimiento, la creación artística y literaria puede hacer un aporte invaluable al mejoramiento de la vida espiritual de nuestra gente, con propuestas inteligentes, equilibradas y atractivas.
—¿Hay alguna comisión que se haya priorizado por encima de las demás o que deba tener resultados de forma más inmediata?
—Todas deben funcionar de manera paralela, y hemos pensado que en el mes de noviembre, como parte del primer Consejo Nacional después del VIII Congreso, puedan ofrecer una información preliminar del modo en que han ido trabajando y de los resultados que se han obtenido durante la etapa. Sin embargo, la Comisión de Estatutos y reglamentos quizá tiene la agenda más apretada porque debe presentar a ese órgano de dirección una propuesta consensuada de documentos rectores para el trabajo de la organización en este mandato, como aprobó el pleno del Congreso. Para ello, por supuesto, han proyectado realizar desde finales de septiembre una amplia, democrática y participativa consulta con miembros de la Uneac de todo el país.
—¿De qué otra manera se expresará el quehacer de la organización en esta nueva etapa?
—A la Uneac le corresponde buscar soluciones a las preocupaciones expresadas en las discusiones del VIII Congreso y, al mismo tiempo, continuar sosteniendo, como ha sucedido por más de cinco décadas, una intensa vida cultural protagonizada por sus miembros, desde nuestros espacios y desde los de otras instituciones. Por ello hemos organizado, hasta diciembre, una etapa en la que se desarrollarán presentaciones de libros, conciertos, festivales, concursos, jornadas de reflexión y debate... «En nuestras sedes se han programado —para referirme, por ejemplo, a esta época del año en que nos encontramos— una jornada de actividades para el verano que se inició este 10 de julio en la sala Villena, con el coloquio sobre la poesía de Nicolás Guillén, a quien rendiremos homenaje el próximo 16, en el aniversario 25 de su desaparición física.
«Estas propuestas contemplan la presentación de un grupo de textos de nuestras editoriales. En el caso de Unión, acabamos de poner a disposición de los lectores el libro Palabras, de la cantautora Marta Valdés. Lo mismo sucederá con El vecino de los bajos, de Enrique Núñez Rodríguez, una compilación de crónicas aparecidas en Juventud Rebelde entre 1987 y el 2002; un título que verá la luz primero en Quemado de Güines, el sábado 19 de julio, y luego el jueves 24, en la sala Villena, de la capital.
«También nos preparamos para celebrar el aniversario 53 de la fundación de la Uneac, el venidero 22 de agosto, momento en el que cada Comité Provincial y el de la Isla de la Juventud proyecta un grupo de acciones que de seguro interesará a un público diverso.
«Dentro de este conjunto de actividades pensadas hasta diciembre, es importante destacar el desarrollo de un taller que tendrá lugar a finales de septiembre y pretende discutir sobre el gusto audiovisual, para el que han sido convocados periodistas, críticos, especialistas. También se preparan las sesiones del concurso Caracol, que se efectuará en el mes de noviembre; un evento que siempre moviliza a artistas y al público en general, para pensar los medios que tenemos y que necesitamos.
«Asimismo estamos festejando por estos días, con la inauguración este martes de una muestra colectiva, el décimo aniversario de la galería Villa Manuela, que en esta década ha acogido a casi dos centenares de nuestros mejores artistas de la plástica».
—¿Cuál constituye, en tu opinión, el mayor desafío de la dirección de la Uneac en la actualidad?
—Como te he dicho anteriormente, los debates del Congreso fueron muy intensos, y abarcaron, como en anteriores encuentros de los intelectuales con la dirección del país, disímiles áreas de la creación y de la vida espiritual de Cuba. Quienes tenemos la responsabilidad de conducir la organización durante este nuevo período debemos responder, en el más breve tiempo posible, a las propuestas que se hicieron durante la etapa preparatoria del foro en cada una de las provincias, para lo cual es imprescindible contar con la participación de los creadores, sin exclusiones. Ese es también un reto de la actual dirección: que la Uneac sea el espacio de todos, plural y diverso, como es la propia organización y la sociedad en que vivimos, pero comprometido y útil, como el arte que hacemos las distintas generaciones de escritores y artistas cubanos que hoy la integramos.