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Eduardo Campos Reid. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 21/09/2017 | 05:42 pm
Con 25 años no es un músico común. Tal vez por herencia maternal y el constante apoyo de su padre y hermano, su vida ha transcurrido en un ambiente colmado de buenas melodías.
Desde los primeros acordes escuchados cuando pequeño, ya Eduardo Campos Reid sabía que su pasión sería el arte de las semifusas y corcheas, aunque no precisamente salidas del contrabajo.
A los ocho años comenzó a estudiar en la Escuela de Arte de Camagüey, pero no el instrumento de cuatro cuerdas que ahora forma parte imprescindible de su vida.
«Empecé en trompeta. Estuve dos meses en esa especialidad y, como no me gustaba, probé en guitarra, percusión y de casualidad llegué al contrabajo».
Graduado de los niveles elemental, medio y superior, Eduardo fue merecedor del Tercer premio en interpretación para menores en el Concurso Internacional de Jóvenes Jazzistas (Jojazz) en 2008, una cita que marcaría solo el comienzo de una carrera colmada de éxitos.
Emprendía así el camino por los senderos de ese género nacido a finales del siglo XIX en Estados Unidos y que luego se expandió de forma global.
Aunque creció escuchando a los grandes jazzistas del territorio norteño, reconoce que son muchas las influencias que tiene de los artistas cubanos.
«Me han inspirado maestros como Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba y el camagüeyano Jorge Rivero Tirado, quien es oboísta y una de las personas que más ha incentivado en mí el amor por la buena música en general.
«Adalberto Álvarez ha sido también una de mis influencias pues, además de ser un coterráneo, sus composiciones constituyen pautas para cualquier artista».
Durante Jojazz 2012, Eduardo alcanzó el Primer premio en interpretación para mayores, aunque no fue esa la única categoría en la que participó.
«En este Concurso me inscribí, además, en pequeño formato, acompañado por jóvenes muy talentosos».
La composición es otra de sus facetas artísticas, que empezó a desarrollar casi por casualidad.
«En 2011 me operaron de una hernia, y como tenía que hacer tanto reposo, un amigo me prestó un piano y comencé a desarrollar algunas ideas que me rondaban la cabeza desde hacía tiempo, pero que no había podido concretar».
También por sus creaciones ha alcanzado diversos lauros, entre ellos el premio a Música Original del Festival Audiovisual Almacén de la Imagen, Camagüey 2012.
«David Moreno, director del corto Paralelos, me pidió hacer la música para ese material, y yo ni siquiera sabía que competiría, por eso me sorprendió sobremanera el premio, y claro que me alegró».
Comenzarían así sus creaciones para el cine, cuyos proyectos también lo ocupan hoy. «Recientemente concluí la música para la película Final de día, de Yaser Socarrás y Lionel Valdivia, y en la cual actúan Mario Guerra y Tamara Castellanos.
«Actualmente compongo para dos jóvenes realizadoras que alcanzaron el premio Pitching del Almacén 2012 por su proyecto de ficción Sígueme».
Además de incesante compositor y excepcional intérprete, Eduardo es profesor en el Conservatorio de Música José White, y funge como uno de los directores de la Orquesta Sinfónica Juvenil, agrupación apoyada por el proyecto suizo Camaquito.
Este novel jazzista pretende que los más pequeños descubran también en ese género la pasión que lo convoca. «Fundamos el Camagüey Estudio Jazz Collective, para tocar y al mismo tiempo promocionar esa melodía y enamorar a la gente. Es la forma que encontramos de crear un espacio para los amantes del género», explica.
Sin embargo, el mayor sueño de Eduardo Campos es grabar un disco con temas de su autoría. «Creía que con el premio Jojazz 2012 se abrirían varias puertas, pero no ha sido así. Por vivir lejos de la capital se nos dificulta tener más espacios para dar a conocer nuestra obra creativa.
«Estudiantes y graduados de los conservatorios de Camagüey han alcanzado 18 premios en las ediciones del JoJazz. Un grupo de ellos hicimos un demo (disco promocional)», sentencia.
