Para Ernesto Oliva la composición manifiesta su sentir. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:32 pm
Natural de Guantánamo, Ernesto Oliva, de 24 años, ha dedicado su vida a la música. Comenzó estudiando piano, pero, al llegar al nivel superior descubrió que también la composición musical le fascinaba. Gracias a su talento en el arte de ordenar los sonidos, la Asociación Hermanos Saíz le otorgó la Beca de Creación Musical Conmutaciones.
Su papá, José Oliva, es trovador, con él comenzó a participar en algunas actividades. «Él también componía canciones para que yo cantara en los festivales infantiles en Guantánamo, mi provincia natal. En estos eventos gané algunos premios, pero cuando tenía siete años, mis padres me vieron condiciones y me presentaron en la Escuela Elemental de Arte Regino Eladio Boti. Allí cursé la especialidad de piano.
«El nivel medio lo pasé en la Escuela Profesional de Música José María Ochoa, en Holguín, y luego vine para La Habana a estudiar en el ISA, la Universidad de las Artes, donde comencé también en la especialidad de piano. Cuando terminé el tercer año, gané el premio Musicalia 2009 y fue cuando me decidí a cambiarme a la carrera de Composición».
—¿Qué te motiva más: el piano o la composición?
—No me gusta poner en una balanza las dos cosas. El piano es el instrumento con el que inicié mi carrera musical, es la voz de lo que compongo. La composición manifiesta mi sentir, mientras que el piano es como la palabra, el medio para describirlo. En el ISA son especialidades diferentes, pero en mí reaccionan como un todo, porque el piano me es imprescindible para el trabajo de composición.
—¿Qué premios has obtenido?
—Durante el nivel elemental obtuve premios de interpretación de piano, entre ellos los concursos 4 de Abril, en Las Tunas, y el Regino Boti, en Guantánamo. Posteriormente, después de recibir el Musicalia de 2009, conquisté ese reconocimiento en las ediciones de 2010 y 2011.
—Esta distinción, Conmutaciones, ¿en qué consiste?
—Este premio lo otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la categoría de Creación musical. Presenté un proyecto titulado Suite Sinco... pa’Changuiza. El título utiliza un juego de palabras: Sinco viene de cinco, que es la cantidad de piezas que posee la obra y de síncopa, un término musical que se le da a la figura rítmica que se anticipa al tiempo estable de una obra.
«Changüiza viene del prototipo de mujer changüicera. El changüí es el género autóctono de Guantánamo y yo lo hago resaltar en las danzas, también utilizo otros ritmos como el son y algunos afrocubanos. Todos estos géneros están llevados a las técnicas contemporáneas de composición musical del siglo XX. Este es, básicamente, un proyecto dedicado a Guantánamo.
«La obra se divide en dos libros, con cinco piezas cada uno. La primera danza se llama Mi aldea, y está basada en el poema homónimo de Regino Eladio Boti; la segunda se titula Compaysss….
«Este premio otorga un presupuesto y la posibilidad de realizar un concierto que, según está planificado, tendrá lugar en el mes de octubre. La Asociación también se encarga de promocionar y buscar el lugar de presentación.
«En este concurso se puede participar sin ser miembro de la AHS. De hecho, yo no lo soy, pero ahora con este premio me voy a unir a ellos».
—¿Qué significa para ti este premio?
—Tiene importancia el hecho de que me promocionen mi música y me den la posibilidad de estrenar obras. Además, siempre es reconfortante que me reconozcan mi trabajo.
—Actúas como profesor en asignaturas prácticas, como acompañante de oboe...
—Me gusta la enseñanza, tanto que me complacería hacer una tesis sobre cómo aplicar la creación musical a través de la imaginación y el juego para el niño. También me gusta pintar y la fisioterapia. Y ahora que hablo de enseñanza, me gustaría reconocer a los maestros que han desempeñado un papel imprescindible en mi formación: Francisco Gardner, Cecilio Gómez, y Danae Ulacia, en piano, en el ISA.
—¿Cuáles son tus planes?
—Graduarme en la Universidad de las Artes y lograr grabar un disco con mis obras. Al menos, en un principio. Porque quedan muchos sueños todavía.