María Teresa Grimal Reyes y Jonatan Martínez Aguilera con un amplio programa de rehabilitación de respaldo y su quehacer diario demuestran que acciones de la vida como peinarse, atarse los zapatos y bañarse no son tan difíciles cuando existe voluntad. Autor: ACN Publicado: 30/10/2024 | 11:33 am
Holguín. — El diagnóstico de un Síndrome de Down no impide que María Teresa Grimal Reyes y Jonatan Martínez Aguilera sean un ejemplo de los programas de la Revolución cubana en favor de las personas con diferentes discapacidades en la provincia de Holguín, reporta la ACN.
Con un amplio programa de rehabilitación de respaldo y su quehacer diario demuestran que acciones de la vida como peinarse, atarse los zapatos y bañarse no son tan difíciles cuando existe voluntad.
Nuria Pérez Aguilera, mamá de Jonatan, precisa a la prensa que ha sido un camino difícil hacia la inclusión, pero siempre han tenido el apoyo de especialistas, psicólogos y rehabilitadores.
La condición de Jonny, como cariñosamente le decimos, amplió la visión de nuestra familia y nos enseñó a amar con el corazón y no por medio de las apariencias.
A su vez, Teresita de los Ángeles Reyes, confirmó que su hija María Teresa es un motivo de inmensa felicidad y superación personal y dentro del hogar.
Un orgullo para educadores de la enseñanza especial y familia es ver a estos adultos jóvenes convertirse en seres humanos independientes y felices a pesar de las limitaciones impuestas por el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba, el cual dificulta el equipamiento para la terapia ocupacional, parte imprescindible en esa modalidad educativa.
Sandra Guris Hidalgo, especialista de la Dirección General de Salud Pública, subraya que la política genocida dificulta la compra de aparatos, materias primas para la confección de medios de apoyo, insumos destinados a la enseñanza especial, los cuales mejorarían la calidad de vida de este grupo poblacional vulnerable.
Indicó que pese a las limitaciones, la tercera provincia del país con mayor número de personas con discapacidad, desarrolla un amplio proyecto de autovalidismo que incluye a estos individuos y a sus familias.
En su propio lenguaje, María Teresa y Jonny contaron las peripecias de una amistad que surgió desde temprana edad en la escuela Reinerio Almaguer y se fortalece hoy como miembros activos de la filial de la Asociación Cubana de Personas con discapacidad intelectual.
El recrudecimiento de la política genocida no ha impedido que historias como esta se repitan en Cuba, un país donde los seres humanos con discapacidad tienen derecho al autovalidismo, la inclusión y la felicidad.