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El bloqueo es absoluto, completo, opresivo y transversal

Presentó Canciller cubano Informe que precede el debate en la ONU de la Resolución cubana que demanda el fin de esa política, la cual será presentada los próximos días 29 y 30 de octubre

Autor:

Marina Menéndez Quintero

«Los caminos de la economía cubana serían distintos sin el bloqueo», reiteró el canciller Bruno Rodríguez Parrilla durante una intervención que demostró, con cifras palpables en la vida nacional, que esa política de asfixia es la principal causa de las vicisitudes que enfrenta el país en esa esfera con su lógica repercusión en la vida de las personas, más allá de los problemas estructurales de la economía cubana y las dificultades en su gestión.

«Los errores son involuntarios y nos duelen», aseguró el Ministro cubano del Exterior. «Pero lo que es un plan para destruir nuestro orden constitucional, interferir en nuestros asuntos internos; provocar dolor y daño en las personas, es el bloqueo a Cuba».

Sus aseveraciones fueron ilustradas con cifras y ejemplos que actualizaron los daños que el asedio estadounidense provocan a la nación desde hace más de 60 años, y que están contenidos en el Informe que introducirá en la Asamblea General de Naciones Unidas, la Resolución cubana Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, instancia que deberá adoptar el documento los próximos días 29 y 30 de octubre.

«Las consecuencias del bloqueo se evidencian como nunca antes en las carencias que enfrenta la población en muchas facetas de la vida cotidiana», apuntó. En la generación de electricidad y los apagones, en los alimentos, en las dificultades para adquirir medicamentos; en los combustibles, las dificultades del transporte; los altos precios e inflación, así como en el deterioro de otros servicios básicos, enumeró.

«El entramado del bloqueo en su conjunto, y su efecto intimidatorio en las relaciones con terceros países, son un elemento esencial de esas dificultades», aseveró.

Durante el encuentro con la prensa nacional y extranjera en los salones de El Laguito en que realizó la presentación del Informe, Rodríguez Parrilla explicó cómo las leoninas y enmadejadas leyes que conforman esa política son las que «hacen totalmente distinta, singular, a nuestra economía; lo que la diferencia de los problemas e impactos económicos que hoy gravitan sobre todo el planeta, como la inflación, la pérdida de poder adquisitivo, los precios disparados, servicios precarios…»

Las dificultades que gravitan sobre casi todos los países del Sur y también sobre los países desarrollados, y en los bolsones de pobreza existentes en Estados Unidos y Europa, presionan también a la economía cubana, afirmó. «Pero lo que hace específica y singular la discusión de este tema  es la presencia opresiva y asfixiante del bloqueo sobre la economía cubana».

Se trata, señaló Rodríguez Parilla más adelante y retomando aseveraciones formuladas por voceros de los propios Estados Unidos que han reconocido la amplitud del «régimen de sanciones» que se aplica contra nuestro país, del «sistema de medidas unilaterales coercitivas más abarcador, integral, completo y prolongado de la historia aplicado contra país alguna por la superpotencia contra una isla pequeña, vecina».

Guerra económica que provoca economía de guerra

Para ilustrar esas y otras realidades, Rodríguez Parrilla brindó algunos de los datos que detalla el informe —disponible en el sitio web Cubaminrex— más allá de las cifras generales, y que detallan cómo podría ser la vida nacional sin el sofoco estadounidense.

Así se conoció, por ejemplo, que el efecto de apenas 25 días de bloqueo equivale al financiamiento necesario  para cubrir el cuadro básico de medicamentos que necesita el pueblo de la Isla y que es, en un año, de 339 millones de dólares.

«Con eso no habría faltantes de medicamentos en Cuba hoy ni dificultades para atender enfermedades crónicas y graves como el cáncer, o los problemas cardio y cerebrovasculares y el uso de antibióticos», dijo.

También se refirió a su impacto en la importación de material gastable para el área de salud: algodón, gasa, reactivos, catéteres, agujas, sutura, equipos para sueros y otros insumos. «Eso cuesta 129 millones de dólares anuales y equivale a nueve días de bloqueo», enfatizó.

Veintiuna horas de bloqueo equivalen a los recursos necesarios para asegurar la insulina necesaria a todos los diabéticos cubanos durante un año, y suman 12 millones de dólares.

También graficó el impacto de esa política en otros sectores vitales, como la energía. Dieciocho días de bloqueo, dijo, son el costo anual del mantenimiento que aseguraría el funcionamiento del sistema electroenergético nacional: 250 millones de dólares de los que el país no ha podido disponer, lo que constituye la causa directa de los apagones, y la carencia de combustible para el transporte público.

El Canciller reconoció que la canasta familiar normada, que alcanza a todos los cubanos y a cada hogar, ciertamente no es suficiente y en los últimos meses no se ha podido cubrir puntualmente su distribución, como siempre se ha hecho. Sin embargo, el costo de la canasta básica para un año es aproximadamente de 1 600 millones de dólares, y podría disponerse de esa cifra con cuatro meses sin bloqueo.

«Levántese el bloqueo unos pocos meses, y estará asegurada la canasta para cada familia», conminó.

En cuanto a los daños en la educación, Rodríguez Parrilla ilustró cómo 38 horas de bloqueo equivalen al costo para adquirir la base material de estudio que requiere el país durante un año: 22 millones de dólares.

Media hora de bloqueo equivale al costo de sillas de ruedas eléctricas o convencionales para todo el sistema de enseñanza de niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad, que necesita  poco más de un cuarto de millón de dólares, continuó.

Y solo con 25 millones de dólares como mínimo, equivalentes a dos días sin bloqueo, podrían repararse y modernizarse las computadoras en todos los centros educativos del país.

Si el bloqueo se detuviera solo 15 minutos, Cuba podría adquirir los dispositivos electrónicos para cubrir la demanda de prótesis auditivas para niños y adolescentes con esa discapacidad, todos los que son atendidos en la educación. Y 15 minutos sin bloqueo son iguales a 144 mil dólares, aproximadamente.

Siete meses sin bloqueo permitiría adquirir los ómnibus necesarios para asegurar el transporte público, que demanda un financiamiento de 2 900 millones de dólares. El mantenimiento anual para todo el fondo de transporte público del país necesitaría aproximadamente 40 millones de dólares. «Son 72 horas de bloqueo», afirmó.

Y para llevar a cabo un programa emergente de construcción de viviendas hacen falta alrededor de 4 000 millones de dólares, que equivaldrían a nueve meses de bloqueo.

Se trata, señaló, de una guerra económica «no en términos retóricos», sino según los términos técnicos; como la tipifican las normas y convenciones internacionales. Las medidas estadounidenses de coerción contra Cuba provocan «una situación de verdadera economía de guerra en nuestro país», sentenció.

Ni hubo ataques sónicos, ni el bloqueo se ha suavizado

En sus palabras, el Canciller recordó cómo a partir del año 2019 inició la aplicación contra nuestro país de  243 medidas restrictivas adicionales impuestas por el Gobierno de Donald Trump, y diseñadas para causar daños y sufrimiento a la familia cubana y provocar una explosión social.

Esas medidas se dictaron bajo el pretexto de los llamados «ataques sónicos», a los que el Gobierno estadounidense ha pasado a llamar «incidentes inexplicados de salud» luego de que científicos cubanos y de EE. UU., canadienses y europeos, demolieran aquellas
hipótesis peregrinas que hablaban de un supuesto ataque sónico.

La administración estadounidense y otros, acaban de reconocer nuevamente, hace pocos días, que aquellos «ataques» no existieron; que no hubo ni ataques ni hechos deliberados ni incidentes inexplicados de salud, sino una conjunción de causas patológicas precedentes. Algunos hablaron de efectos ambientales.

Sin embargo, ese fue el pretexto para aplicar las 243 medidas de Trump contra el pueblo cubano. Aquello fue descartado, insistió. Entonces, ¿por qué no han sido levantadas las medidas? El actual Gobierno de Joe Biden pudiera hacerlo mañana si quisiera, sugirió.

En su profunda intervención, el Ministro refutó que el bloqueo se haya «suavizado» por excepciones vigentes en sus restricciones que adjudicó a la lucha de sectores de la sociedad estadounidense, como es el caso de los agricultores, con el propósito de conseguir licencias para vender alimentos a la Isla.

Pero mentiría o no entendería quien dijera que eso significa que la política de asfixia contra Cuba se ha suavizado. Eso, dijo, no es comercio de alimentos.

Evocó el Canciller que desde el año 2000 se produjeron dichas excepciones, y llamó la atención acerca de la existencia de reglas universales de comercio y de libertad  de navegación, todas las cuales son violentadas por ese régimen específico de ventas restringidas por parte de empresas privadas de Estados Unidos a Cuba.

El comercio, remarcó, es bidireccional, supone créditos de instituciones financieras internacionales, gubernamentales y privadas. Y supone reglas comunes para mover productos o servicios en otras direcciones.

Nada de eso se cumple en las ventas de alimentos a Cuba por parte de privados estadounidenses, que son discriminatorias y selectivas, pues obligan a pagar el monto completo y por adelantado, prohíben los créditos, incluso privados, y obliga a los barcos estadounidenses a regresar a casa vacíos, lo que provoca el lógico incremento de fletes.

Además, requieren licencias del Gobierno estadounidense.

«No se puede considerar que EE. UU. sea un socio comercial», afirmó Rodríguez Parrilla; ni la idea que propala ese Gobierno de que esos montos son grandes, ni que crezcan.

Sin embargo, si la administración estadounidense, para atender únicamente el interés de sus compañías y hombres y mujeres de negocio, flexibilizara esas ventas, las compras cubanas podrían ser más importantes, como lo fueron hace una década por ventaja de precios y fletes debido a la cercanía geográfica.

El bloqueo es completo y absoluto, aseveró el Ministro más adelante. El hecho de que para poner en práctica esas «excepciones tengan que emitirse licencias, demuestra que «el bloqueo es absoluto, completo, opresivo, transversal…»

El costo de la espuria lista

El Canciller cubano también abundó en los efectos letales para nuestras finanzas internacionales y la economía, con daños humanitarios directos, que provoca la «inclusión infame» de la Isla en la lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo.

Entre enero de 2021 y febrero de 2024, y como consecuencia de la presencia de Cuba en esa lista, se registraron 1 064 acciones de denegación de servicios por bancos extranjeros a bancos o entidades financieras cubanas, incluyendo transferencias para compras de alimentos, informó.

Hemos tenido barcos surtos en el puerto con alimentos necesarios, habiendo destinado el país los pagos, y habiéndolos colocado en bancos extranjeros. Pero esos bancos, explicó, no pueden ejecutar «por la maraña» de estar Cuba en esa lista. Y los buques se niegan a descargar hasta que esas transacciones se efectúen.

Eso, indicó, tiene un efecto directo en la compra de alimentos, de combustible, de piezas de repuesto y de bienes de primera necesidad.

Tales acciones, abundó, incluyen algunas contra ciudadanos cubanos residentes en terceros países, quienes, por ser de origen y nacionales cubanos, son privados de esos servicios.

También por estar Cuba en la lista, desde enero de 2021 se le prohíbe a un viajero que visite al país, acceder a un sistema electrónico para autorizar viajes, conocido por las siglas ESTA.

El sistema permite solicitar visas por medio del móvil y prescindir de los largos trámites en los consulados. Cuarenta y tres países privilegiados están contemplados en el sistema, y es aplicable para naciones emisoras de turistas hacia Cuba.

La prohibición de acceder a él a quienes nos visiten, explicó, tiene el fin de dañar el turismo internacional hacia nuestro país, a sabiendas de que la industria turística ha sido, por 35 años, una locomotora de la economía nacional y constituyó una de las salidas para dejar atrás el llamado periodo especial. La medida, señaló, está dirigida a impedir la recuperación del turismo en Cuba, una actividad golpeada ya por la crisis internacional.

Como ejemplo, Rodríguez Parrilla citó que en semanas recientes, el Gobierno estadounidense hizo pública la privación de esas visas a 300 000 ciudadanos europeos occidentales como modo de buscar un efecto intimidatorio, en un acto que el Canciller calificó «de gruesa violación de la libertad de viajar», como también se prohíbe a los ciudadanos estadounidenses venir sin licencias, o sin que, después, se apliquen represalias contra ellos.

Estas medidas, informó, han causado un daño al sector turístico del orden de los 2 500 millones de dólares en el último año.

«Nunca debió estar Cuba, víctima del terrorismo de Estado, en las listas del Gobierno de Estados Unidos», señaló Rodríguez Parrilla; y  siendo además nuestro país, víctima de las acciones terroristas que se organizan desde territorio estadounidense con impunidad, u objeto de las incitaciones a la violencia y el terrorismo contra nuestro país.

El Ministro evocó que nueve días antes de tomar posesión el actual Gobierno, se incluyó a Cuba otra vez en ese listado, de donde había sido excluido. Y en mayo pasado, se decidió excluirla de otra que, dijo, nadie conoce, una lista que tiene que ver solo con suministros militares de EE. UU.

Preguntado por los que Rodríguez Parrilla calificó de «agresivos e irrespetuosos» legisladores de origen cubano, acerca de por qué la Isla había sido sacada de la lista «tonta» , el secretario de Estado, Antony Blinken, tuvo que reconocer que la Isla coopera de manera intensa y útil en la aplicación de la ley en la lucha contra el terrorismo, contra el narcotráfico, el tráfico de personas, el crimen organizado.

Lo más significativo, estimó el Canciller, es que Blinken   explicó que nos sacaron de aquella otra lista porque habían cambiado las circunstancias, y detalló que los pretextos que se usaban no existen hoy.

«Y yo —afirmó Rodríguez Parrilla— añado que no existieron nunca».

Blinken lo acaba de reconocer e incurre en la paradoja de que, si esos pretextos no existen, por qué se mantiene a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

«¿Qué tendrían que hacer él (Blinken) o Biden, para sacar a Cuba de la lista? Solo firmar un papel. Lo podrían hacer esta tarde, tienen todas las facultades ejecutivas; ya se hizo una vez, podrían apelar a la decencia y honestidad, y volver a hacerlo», sugirió.

También daña al sector no estatal

Al comentar los daños causados al turismo por las medidas punitivas estadounidenses, el Canciller había mencionado su impacto fundamental, también, en el sector privado asociado a ese rubro.

Pero el sector no público cubano que Estados Unidos dice querer alentar es afectado, en general, por el bloqueo, y esos efectos específicos en todos los sectores de la economía, se suman al impacto de los cinco mil 56,8 millones de dólares que representó en daños, en el último año, el bloqueo, y al acumulado de más de 164 mil millones de dólares en afectaciones que dejan más de seis décadas de esa política.

Mienten cuando dicen que quieren ayudar al pueblo cubano. Si quisieran, levantarían el bloqueo o flexibilizarían los aspectos que más daño causan, afirmó.

El Ministro también explicó que los cambios anunciados por EE. UU. hacia el sector privado cubano son inaplicables y, por lo tanto, no se han puesto en marcha, y emplazó a Washington a que responda a quienes interrogan al respecto.

Rodríguez Parrilla abundó que dichos anuncios son inaplicables, porque el marco opresivo del bloqueo impide su ejecución, ya que los riesgos de desconocer las medidas punitivas son muy grandes.

Pueblo y Gobierno trabajamos juntos para sortear las vicisitudes que provoca el bloqueo, hacer más eficaz la gestión gubernamental, la gestión económica, y en ello tiene un papel fundamental la resistencia y participación creativa del pueblo, y la decisión de la inmensa mayoría de los cubanos de defender la independencia de la nación, su soberanía, la patria y el socialismo, aseguró.

Oportunidad para EE. UU.

Interrogado por la prensa acerca del significado de la próxima y nueva votación de la Resolución cubana en este momento, Rodríguez Parrilla vaticinó que volverá a recibir el respaldo casi unánime de la comunidad internacional, y valoró que será una oportunidad para que el próximo presidente o presidenta de Estados Unidos (donde tendrán lugar las elecciones poco después del debate en ONU) repare la injusticia, cese en los daños humanos a Cuba, otorgue credibilidad a su política exterior y evite el daño que sufre la lucha contra el terrorismo y el crimen, lastimada por la politiquería y el uso de sus listas con fines políticos.

Washington tendrá la oportunidad de desarrollar la cooperación con Cuba, dijo, porque Cuba siempre ha expresado disposición al diálogo basado en el respeto mutuo, la igualdad soberana, la no injerencia; el diálogo en pie de igualdad, sobre bases de beneficio recíproco con cualquier Gobierno o presidente de Estados Unidos, siempre que sea un diálogo serio y responsable, para el que hemos estado dispuestos siempre, aseguró.

Ese mensaje al nuevo Gobierno abre la oportunidad de que sean escuchados los llamados de los estadounidenses y los cubanos residentes en EE. UU. de «que se tumbe el bloqueo».

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