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Meñiques a buen resguardo

Cada día, las casitas infantiles ganan más aceptación y reconocimiento, tanto en los centros laborales donde están ubicadas como en las comunidades y familias que reciben
este beneficio. La del municipio holguinero de Báguano tiene a sus pobladores muy contentos

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

BÁGUANO, Holguín.— De aquellas manos a la obra nació el «chiquitín» del complejo educacional. Cimiento seguro, paredes remozadas y pintura nueva engalanaron la casita infantil Meñique, que no está escondida en «una bota de su padre», sino en lugar bien visible del corazón de sus educadoras.

Para Yirian Linares, la coordinadora de este centro, la fiesta inaugural en septiembre último fue la mejor manera de premiar la creación del sector educacional en el territorio. El enclave, con capacidad para 40 niños y niñas de segundo a quinto año de vida, brinda atención educativa a madres trabajadoras de Cultura y Salud Pública, el Inder, la iglesia cercana, el sector no estatal y estudiantes.

«Nuestra plantilla es de diez educadoras, de ellas ocho docentes. Nos atiende una enfermera de la escuela especial», apunta la coordinadora de esta casita que, como las más de 200 abiertas en el país, ganan aceptación y reconocimiento, tanto en los centros laborales donde están ubicadas, como en las comunidades a las que pertenecen, y sobre todo entre las familias que reciben este beneficio.

De traviesas y traviesos

Sentada junto a sus traviesos, Arisleidis González, la joven auxiliar pedagógica, comenta que algunos niños y niñas se adaptan más rápido y otros entran llorando, pero tiempo después dejan de hacerlo.

«Las educadoras con muchos años de trayectoria me dan consejos, así voy aprendiendo y consolido lo que me imparten en la carrera de Licenciatura en Prescolar, la cual me ha facilitado herramientas para desempeñarme y relacionarme mejor, hasta lograr que todos se inserten», remarca la muchacha.

Por su parte, Justa Elena Rodríguez no quiso quedarse jubilada, y en el trayecto de su hogar hasta la casita, de lunes a viernes, piensa siempre en la decisión correcta que la reubicó en Meñique.

Hace 37 años, cuando terminó sus prácticas laborales en el poblado de Tacajó, echó a andar por la educación de la primera infancia, transitando incluso por puestos de dirección. «Los infantes de segundo año de vida cambian rápidamente de risa a llanto, porque son pequeños. Siempre les hablamos con ternura y expresividad para comunicarles alegría, confianza y seguridad.

«Los ayudamos mucho, pero hay que tratar también de estimular su independencia. Por ejemplo, cuando van a comer o almorzar hay que tenerles a mano una cucharita, para que ellos mismos adquieran habilidades en el consumo de sus alimentos y ganen autonomía. Actuamos con ellos para que se integren al grupo, jueguen y tengan el descanso requerido. Igualmente, se les indica cómo realizar el aseo», cuenta.

Es hermoso apreciarlos cuando se lavan las manitos con jabón e interiorizan dicha acción, opina Rodríguez. Además, les enseñan hábitos de orden, como quitarse y ponerse los zapatos y se acuestan a dormir.

También recalca que hay momentos en el proceso en que niñas y niños almuerzan mientras otros están en el baño o en el catre, sin presionarlos con el tiempo que les tome cada actividad.

Puertas abiertas

Báguano, con muchos de sus asentamientos ubicados en entornos rurales (105), basa su economía en producciones agrícolas y una arraigada tradición azucarera —hay dos centrales en la demarcación—, por lo que también en el futuro, y ante la disponibilidad de capacidades en Meñique, madres dedicadas a dichas faenas que habitan en las proximidades de la cabecera municipal, pudieran añadirse a las mujeres beneficiadas.

Yaquelín Hernández, jefa de Departamento de Primera infancia en el municipio, detalla que la casita se edificó adjunta a un seminternado y la escuela especial. «Se acometieron adaptaciones puntuales en el área, ejecutadas por la brigada de mantenimiento de Educación en el territorio y obreros de una mipyme».

Lo más arduo, precisó, fue acondicionar el pantry y los baños, adecuándolos a las edades de los beneficiados. Además se les facilitaron manuales que contenían indicaciones del funcionamiento de las casitas.

Fuerte y deseosa de seguir trabajando se siente la educadora Rosa María Gutiérrez. Ella valora mucho reincorporarse laboralmente y continuar contribuyendo a la sociedad.

«Es muy positivo volver a encontrarme con varias compañeras que coincidieron conmigo en el círculo infantil Amiguitos de Martí, donde laboré durante 26 años, y también conozco a otras que inician y les transmito experiencias de esta profesión tan bella».

Se nutre de las más jóvenes, viéndolas crecer de etapa en etapa, y explica cómo los padres manifiestan la felicidad de tener a sus hijos allí: «Algunos nos ayudan en la carpintería y otras acciones. Se nota la empatía. Acá empiezan a educarse pequeñas y pequeños en un ambiente protector y estimulante».

En Báguano solo existe la casita infantil Meñique, mas en el vecino Tacajó la rama cañero-azucarera proyecta la segunda. En momentos tensos por el déficit de capacidades en círculos infantiles, replicar esta variante de atención educativa a la primera infancia equivale, como en el cuento, a encontrarse la cáscara de nuez encantada de donde salía a borbotones el agua.

Surge una iniciativa

  • Las casitas infantiles, modalidad institucional de atención educativa en la primera infancia, surgieron en 1993 a partir de la Resolución 203 del Ministerio de Educación (Mined), que establece los requisitos para su apertura.
  • En 2001 se aprobó la Resolución conjunta No. 1/2001, que instituye regulaciones para la aprobación y apertura de esta variante de atención a los hijos de madres trabajadoras, mediante la utilización de locales en centros de trabajo y cooperativas, adaptados con condiciones básicas elementales.
  • Con el apoyo técnico y el asesoramiento metodológico del Mined y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), hasta el momento se han abierto más de 200 en todo el país, 21 de ellas en la provincia de Holguín.
  • Un proyecto actual de Unicef Cuba fortalecerá con recursos esenciales el proceso educativo de centros como Meñique, y apoyará la apertura de otros de este tipo, hasta acompañar de manera integral 16 casitas infantiles en zonas rurales de Guantánamo y de Holguín en el presente año.

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