Que la juventud tenga fijador Autor: Adán Iglesias Publicado: 17/01/2023 | 09:23 pm
El muchacho lo dijo sin temor alguno, y su confesión hasta causó cierto revuelo entre quienes participaron en el encuentro: «Yo era uno de los que decía: UJC, de eso no quiero saber, la UJC… ufff». No hubo un punto ni una coma de más, no adornó sus palabras y fue directo al grano. Hasta su rostro mientras explicaba transmitía esa «desilusión» que tenía con la organización.
Pero con los meses, agregó, he aprendido a quererla por las cosas que hace, por las actividades que organizamos. «En mi municipio debatimos lo que nos preocupa, hacemos actividades culturales y recreativas; y ahora que comenzó la zafra azucarera en nuestro central Antonio Sánchez hemos ido allí a trabajar, a aportar…».
Y dijo más: «La UJC es movimiento, rebeldía, interacción, participación. Cuando tú te metes dentro de ella te das cuenta de que todo es posible». Precisamente, una de las cosas que más ha llamado la atención de Álvaro Hernández, dirigente juvenil en el municipio cienfueguero de Aguada de Pasajeros, es «que cuando llegas a un centro ya no te ven como el que viene a cobrar la cotización o a recoger el acta de la reunión, sino como el que viene a dar ideas, a escuchar, a compartir, hemos creado una familia».
Quien lo escuchó con atención en el encuentro del Buró Nacional de la UJC con los principales cuadros de la organización de este territorio, que en días recientes encabezó Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la organización, pensará que es un ser llegado de otra galaxia, pero como se apuntó en el intercambio —y se ha constado en los últimos tiempos— lo que ocurre es que las buenas experiencias todavía son excepciones y no reglas.
Entonces, ¿qué es lo que nos falta?, nos falta convertir las excepciones en regla. Lo expresaba también la joven espirituana Mairubis Torres González. En la escuela primaria Héroes de Yaguajay ubicada muy cerca de donde trabajo, ilustró, sus alumnos se alimentan de lo que cosechan en el huerto escolar.
Por eso, dijo, hay que volver a ese tiempo del necesario vínculo del estudio con el trabajo, de los círculos de interés, del movimiento de pioneros exploradores. Nos alegra mucho que se trabaje por rescatar los conceptos fundacionales de la Organización de Pioneros José Martí, atemperado a este contexto, y todo lo que ella puede hacer para contribuir a la formación de las nuevas generaciones.
«Las experiencias escuchadas aquí no deben verse como una autocomplacencia, sino como un proceso de aprendizaje», apuntó la Primera Secretaria de la UJC y aludió a los intercambios que realiza la dirección de la organización —desde el 6 de enero último por Artemisa y Pinar del Río— como urgentes para lograr fortalecer el papel integral de la UJC en el presente y el futuro del país.
Todavía hay mucho por hacer. Hay sitios en los que se necesita con urgencia darle la espalda a la inercia, al ordeno y mando, a la burocracia, a que las actividades y espacios que se diseñen se parezcan a los muchachos y muchachas de esta generación… Mucho se ha hablado también en las reuniones
desarrolladas ya en seis provincias, de dejar atrás a los «jóvenes con mente de viejos».
«Debemos salir del formalismo, llegar a un nivel de empatía con los jóvenes y que nosotros como cuadros nos parezcamos a ellos e irradiar lo mejor que tenemos dentro», aseguró Félix Alberto González Aragón, funcionario del Comité Provincial de Sancti Spíritus. Y dijo más: «Cuenten conmigo para lo que necesiten; soy friki, soy comunista y, sobre todo, estudio Filosofía que es la vida mía».
Algo ha quedado claro, como bien expresara Álvarez García: «sin la fortaleza política de nuestros cuadros no se puede irradiar en el resto de los jóvenes, y en ese camino nadie puede olvidar que el secretario general es el cuadro de dirección más importante de la organización y que sin él ninguna transformación será posible, por lo que es muy necesaria su preparación».
¿Dónde están las claves?
La cotidianidad de Cuba tiene que llenarse de las propuestas que hagan los jóvenes, un llamado que les hizo el propio Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el Pleno Extraordinario de la UJC, en octubre. Y para lograr ese y otros propósitos, entre las fortalezas a aprovechar está la existencia de las organizaciones estudiantiles, movimientos juveniles, los grupos emergentes de jóvenes que surgen y la propia organización de vanguardia, pues todos se pueden articular entre sí, como decían líderes pinareños.
En tiempos de transformaciones, han coincidido los participantes a estos encuentros, hay que lograr que los jóvenes sientan y construyan en Cuba su proyecto de vida, que encuentren su espacio en la UJC, que —desde la base— se dé respuesta a sus principales problemas e inquietudes, a que las administraciones no menosprecien el talento que la Revolución ha formado y que se comprenda el aporte colectivo que todos podemos hacer al desarrollo del país.
¿Quién tiene la responsabilidad del cambio del que estamos hablando en la Estrategia de la UJC?, ha preguntado Aylín en las diferentes provincias, para acto seguido manifestar: «Nosotros. Todo empieza porque seamos los primeros en cambiar en nuestras maneras
de hacer y actuar, y en lograr que el comité de base sea el primero que funcione y bien. A nosotros nos toca darle dinamismo a esto, tener liderazgo, hacer las cosas bien… ahí está la clave».
«Por eso, apuntó, en la Estrategia se ha definido el estado actual de nuestra organización y una caracterización real de los jóvenes, porque ahí están las bases para lo que debemos cambiar y hacer mejor», ha dicho la Primera Secretaria de la UJC, quien ha dejado claro que «la Estrategia no es de nadie», se ha construido de forma colectiva y que «cada centro laboral o de estudio tiene que adaptarla a su radio de acción; exige mucho del aporte individual, de la impronta, de la entrega y del entusiasmo que le ponga cada uno».
En la reunión de Pinar del Río hubo reflexiones profundas en relación con que la reunión ordinaria de los comités de base se convierta verdaderamente en un espacio útil, que el joven militante la espere con ansias, que quiera estar en ella, que se asemeje a un grupo de amigos, que se debatan las inquietudes, deseos de hacer… Ese camino, afirmó el joven matancero Liván Lardue Rodríguez, permitirá que la organización tenga una dinámica diferente.
Enfrascado en su presente, los dirigentes juveniles están preocupados por su futuro, de ahí que, desde los informes presentados en cada provincia y en los debates, se hable de la ejemplaridad de los militantes, del vínculo directo con las bases y, sobre todo, del crecimiento de las filas de la UJC en todos los lugares que sea posible.
Cómo vamos a mantener la existencia de la organización si no crecemos, no se trata de crecer masivamente, sino de hacerlo con los mejores jóvenes, con los que marcan la vanguardia, el tema es crecer y tener fortalecida esa militancia, porque a ella le toca también atender, acompañar, explicar y sumar a los demás jóvenes, argumentaba Aylín.
Con la voz de la experiencia por sus años como cuadro de la organización juvenil, durante el encuentro en Villa Clara, Ernesto Corvo Vizcaíno, ahora funcionario del Comité Central del Partido, llamó a ajustar el trabajo de la UJC a la vida contemporánea. «La juventud de hoy sí tiene calibre y eso lo han demostrado durante todos estos años; pero tenemos que seguir creciendo, generando contenido, aportando al desarrollo económico, ir a las esencias.
«No hay nada como el tú a tú con los jóvenes, saber de sus preocupaciones, informarles de lo que se está haciendo e involucrarnos para trabajar todos juntos. Hay que soltarse, porque en ocasiones somos muy rígidos, y para ello existe la Estrategia aprobada por la organización. Este es el tiempo de ustedes y necesita tener fijador».