Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Que flote la bandera de la esperanza

La llegada de un nuevo año siempre origina miradas al futuro, deseos, metas. A veces también surgen contradicciones entre pesimistas y optimistas. Jóvenes de diversas provincias opinaron al respecto

Autores:

Osviel Castro Medel
Yahily Hernández Porto
Yuniel Labacena Romero
Laura Brunet Portela
Raciel Guanche Ledesma
Sailys Uria López

Leia, personaje de Stars Wars, saga conocida en español como La guerra de las galaxias, nos ha dejado en su capítulo VIII (Los últimos Jedi), una de las más hermosas frases del cine y de la vida.

 «La esperanza es como el sol, si solo crees en él cuando lo ves, nunca superarás la noche», dice ella en uno de los parlamentos de la película, escrita y dirigida por Rian Jhonson.

 Más allá de ficciones o películas, en Cuba solemos asegurar en cada momento espinoso o delicado que lo último que se pierde es la esperanza. Consideramos fatal que el pesimismo, su enemigo principal, la derrote.

 Precisamente ese debate sobre la esperanza vuelve a la palestra pública en estos días, cuando queda atrás un año extraordinariamente complejo e inicia otro que no sabemos cómo nos llevará.

 ¿Cuántos, en medio de la adversidad o de la penumbra siguen creyendo en el sol, como símbolo de optimismo? ¿Qué piensan los más jóvenes sobre el 2023, que acaba de comenzar? ¿Se puede hacer algo para mejorar en lo individual y lo colectivo? Con estas interrogantes a cuestas, JR encontró respuestas interesantes, valiosas, dignas de tener en cuenta.

Lecturas críticas, sueños por cumplir

 A sus 27 años, la reconocida cantautora Annie Garcés Santana, sueña con un 2023 lleno de paz mental, «rodeada de mi familia y enfocada en las cosas que verdaderamente importan».

Para esta joven nacida en Isla de la Juventud, los 12 meses anteriores fueron muy complejos; momentos de incertidumbre, pero, como ella señala, la esperanza nos arropará otra vez.  «Es la palabra que voy a tener para este año, será la que me dará energía en mi trabajo y mi vida», aseguró la también presentadora del programa Cuerda Viva.

 A cientos de kilómetros de Garcés vive un joven con criterios similares a los de ella. Es camagüeyano y se nombra Marco Antonio Varona Carmenates. A sus 23 años, el profesor desea un año 2023 de prosperidad familiar y de cumplimiento de sueños.

 También anhela mucha salud para el país, aun sabiendo que muchas instituciones médicas han sido golpeadas por las carencias económicas, el recrudecimiento del bloqueo y problemas organizativos.

 Justamente sobre el cerco económico se pronunció Linnet González González, una muchacha bayamesa de 18 años que comenzará a estudiar Medicina en febrero próximo. «No podemos seguir culpando al bloqueo de todo lo malo, aunque este exista y nos haga la vida más complicada. Si vamos a hablar de esperanza, tenemos que saltar ese muro sin justificaciones, porque lo peor sería creer que dependemos de otros para mejorar», expresó.

 Ella se refirió, además, a uno de los temas que más ocupa y preocupa a las nuevas generaciones: la emigración. Al respecto, asume que se deben hacer lecturas críticas y serias sobre la cantidad de jóvenes que han salido del país, no solo estimulados por la Ley de Ajuste Cubano. «Tendríamos que preguntarnos cuántos de ellos no pensaban en la posibilidad de emigrar y terminaron haciéndolo porque perdieron la esperanza. Debemos seguir revisando cómo mejoramos las condiciones de vida en barrios, comunidades, en cada rincón», acotó.

 Por su parte, Amanda de la Caridad Reyes Guerrero, trabajadora de la Delegación Provincial de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, en la ciudad de Cienfuegos, suscribió que junto a la demandada mejoría económica, es preciso escucharnos más, comprendernos mejor, ser más plurales. «Cuba debe continuar valorando y considerando todos los criterios y opiniones en función de un interés general», reflexionó esta joven de 21 años.

Su coterránea, Melissa Silva Escandell, estudiante de segundo año de Licenciatura en Derecho, espera un 2023 de transformaciones, sobre todo en aquello que atañe a la comunidad universitaria, tan empeñada hoy en aportar en escenarios que trascienden las casas de altos estudios.

«Queremos que sea un año con un mejor transporte urbano para el estudiantado, que los precios de los alimentos no desborden los salarios y que podamos disfrutar de ofertas recreativas y culturales al alcance de todos», manifestó.

Son aspiraciones que probablemente no puedan cumplirse en los próximos 12 meses, pero al estar multiplicadas en muchos otros, deben de escucharse e interpretarse.

Mientras, Adriano Mustelier Giro, joven santiaguero que cursa el segundo año en la carrera de Derecho, subraya que si bien es cierto que Cuba necesita en 2023 el impulso económico definitivo para el desarrollo, nada se logra sin preservar primero la paz conquistada.

Su pensamiento se entronca con el de Luis Deivis González Rodríguez, cardiólogo del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, en Camagüey. Este profesional, de 30 abriles, asegura que lo más importante para la nación es preservar la paz, la tranquilidad ciudadana y la seguridad. Si esas conquistas se pierden, no tendremos país.

Sin cruzar los brazos

 No basta con vivir de ilusiones. Es imprescindible, también, hacer. Así lo ratifica Rosalia Álvarez Pérez, de Bayamo, quien tiene 19 años y estudia Licenciatura en Educación Laboral. Casi todos los entrevistados piensan como ella, dicen que cruzarse de brazos es la peor opción.

 Por ejemplo, Dainel Márquez Pol, un artemiseño que labora en un consultorio de Guanajay, expone que pese a las dificultades con el transporte, las ganas de atender a sus pacientes son el impulso para ejercer la Medicina desde el corazón.

«Ellos significan la vibra que da color a mis días. Atenderlos, saber cómo están, hacerles seguimiento me motiva. Y sí, muchas veces tenemos días malos, pero nada como el agradecimiento de ellos para arreglarlos», declara.

Su coterráneo Raudel García Peña, de 26 años, sostiene desde el surco la idea de un proyecto de vida en Cuba. Sí se puede mejorar trabajando, según su opinión. No obstante, entiende que deben buscarse más alternativas para la superación y la capacitación de quienes labran la tierra.

La cienfueguera Amanda Reyes Guerrero retoma una frase que ha escuchado siempre en su casa y que para ella se aviene muy bien a Cuba y su gente: «Siempre que hay vida, hay esperanza y nuestro país tiene mucho de los dos. Pero cada cubano desde su pedacito, en su ámbito social, laboral, familiar, tiene que seguir aportando».

Una holguinera llamada Adriana Laura Infante Pupo, quien hace unos días terminó de cumplir su servicio militar voluntario femenino en la Brigada de la Frontera, en Guantánamo, y pronto comenzará a estudiar Relaciones Internacionales, opina que se puede apoyar a la nación  «siendo cada día mejor estudiante, mejor combatiente en las redes sociales —porque ese es un espacio imprescindible para salvarnos hoy— y siendo un ejemplo personal para mis compañeros».

 Annie Garcés cree que es posible mejorar el mundo cultural con una mejor difusión. «Tengo la suerte de pertenecer a una generación de músicos en la que existe una cofradía muy interesante y que aún está por ser aprovechada en nuestros medios», comenta.

Y termina diciendo que en esos espacios «debería existir mayor diversidad musical y un mayor acompañamiento de las instituciones para las nuevas generaciones de artistas cubanos».

 Remarca que como joven artista no dejará de tener en su repertorio los grandes clásicos de la trova y la cancionística de nuestro país. Y eso forma parte de su modesto aporte a la cultura.

«Cuba es y será mi bandera y que venga la esperanza verde, roja o negra, pero con amor», concluye para referirse a la hermosa canción de Silvio Rodríguez, que tanto puede inspirar a millones de cubanos no solo en 2023, sino todos los años que están por venir.

 

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