Las principales autoridades de Matanzas encabezadas por Liván Izquierdo, primer secretario del Partido, rinden tributo a Eusebio con la firma del libro de condolencias Autor: Hugo García Publicado: 07/08/2020 | 02:46 pm
MATANZAS.— Quizás la ciudad pudo colgar más sábanas blancas en los balcones. Un hombre de esa alcurnia cultural, humana y patriótica lo merecía. No fue así, aunque la conmoción, les aseguro, si invadió los corazones de todos, pues a cada paso solo se hablaba del vacío que dejó.
Apenas algunas casas matanceras desplegaron esos atuendos para honrar a quien desde niño caminó por las calles de la Atenas de Cuba y se bañó en las playas de su bahía.
Desde pequeño visitó la Ciudad de los Puentes. Sus sitios predilectos fueron el Museo Farmacéutico Ernesto Triolet, el teatro Sauto y el Monumento al Soldado Mambí Desconocido, en la Plaza de la Vigía.
La Botica francesa no se podía dar el lujo de no colgar, aunque fuera una sábana, en su balcón. Este fue un sitio añorado por el eminente intelectual cubano, quien lo consideraba, al decir de Marcia Brito Hernández, su directora, «como un templo de la cultura y el patrimonio».
El tiempo fue su principal enemigo. ¿Cuántos proyectos surgirían de haber vivido otra década? Pero Eusebio vivirá en cada pequeño detalle de la cubanía.
El máster Leonel Pérez Orozco, director de la Oficina del Conservador de la ciudad de Matanzas, señaló que Eusebio es el paradigma de la intelectualidad revolucionaria de hoy, del hombre trabajador, del hombre humanamente profundo, que en todo momento puso por encima de su propia vida la belleza, la poesía y el valor de la patria.
«Cuidó la raíz cubana para que no feneciera en los momentos más difíciles de este país», recalcó con orgullo Orozco, quien se consideró su amigo desde 1988.
«Lo más que admiraba de la ciudad era su integridad entre ríos y puentes, esa cultura tan potente que desarrolló en el siglo XIX sus expresiones más descollantes», precisó el experto.
El Museo Farmacéutico Ernesto Triolet era el sitio predilecto de Eusebio en sus visitas a la ciudad de Matanzas. Foto: Hugo García
Siempre que venía a Matanzas iba al Museo Farmacéutico, no importaba lo cansado que estuviera, porque decía que era como entrar de nuevo al siglo XIX cubano. Amó mucho al Sauto, lo defendió en todos los escenarios por ser uno de los mejores de su época durante el imperio español en América. Defendió la integridad del Monumento al Soldado Mambí Desconocido porque Matanzas fue la única ciudad de Cuba —decía— que se dignó a tributar un homenaje de esa magnitud, y admiraba profundamente a los matanceros por esa delicadeza que tuvieron ante los hombres que nos dieron la primera independencia».
«Leal tuvo una relación estrecha con Matanzas», aseguró el Conservador de esta urbe: «Tenía tías y familiares cercanos por parte de madre y padre, se bañaba en las playas de la bahía, venía con su familia a vacacionar y siempre recordó su infancia en cada visita», rememora Orozco, quien insiste en que fue el hombre que pese a ser el amante fundamental de La Habana, a su vez lo fue de todo el patrimonio cubano.
En 2014 el Partido y el Gobierno matanceros determinaron fundar la Oficina del Conservador de la Ciudad: «Eusebio estuvo muy feliz y me felicitó», recuerda Orozco.
La celebración del cumpleaños 325 de la ciudad de Matanzas le debe mucho a Eusebio Leal, en primer lugar porque desde 2013 vino a la urbe y sensibilizó a sus autoridades e intelectualidad para la creación de la Oficina y de un plan maestro, que había que comunicar para lograr que la ciudad cambiara.
«Ese plan de actividades para el aniversario 325 se estructuró con una atención directa a los espacios públicos, porque Eusebio durante muchos años reclamó espacios peatonales para la ciudad. También se contempló la restauración de los más importantes edificios públicos que formaban el entorno de esos espacios y la rehabilitación que hoy vive el centro histórico.
No hubo un día en que no llamara a La Habana para hablar con Eusebio por cualquier traba o por algo que faltaba, sin que inmediatamente «lo tuviéramos en la mano», menciona Orozco.
«Nos enseñó que una de las cosas más importantes por hacer en una ciudad es restaurar lo físico y lo humano», concluye el Conservador.
Desde el día 31 se abrió un libro de condolencias en la Oficina del Conservador, a la que acudieron intelectuales y las principales autoridades del territorio, encabezadas por el primer secretario del Partido, Liván Izquierdo Alonso, y Mario Sabines Lorenzo, gobernador de la provincia.
El reconocido artista de la plástica Roberto Braulio Gónzalez acudió a firmar el libro de condolencias. Foto: Hugo García
Eusebio Leal Spengler y Marcia Brito, directora del museo Farmacéutico de Matanzas. Foto: Hugo García