Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Guiteras: un imán de virtudes

Fue un niño atento a las tertulias maternas en su casa de Pinar del Río y un adolescente orgulloso de su linaje matancero

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

¿Dónde se forma un revolucionario? ¿Se puede definir cuáles vivencias pesan más en la vocación patriótica y el sentido ético de un héroe? ¿Tienen más gloria sus descubrimientos infantiles, las lecturas juveniles, los agitados debates universitarios? ¿Acaso la injusticia no sacude a cualquier edad cuando se nace con el oído atento al decoro humano?

Martí, Fidel, Celia… hay patriotas de múltiples raíces cuyas vidas deberían leerse en líneas que confluyen hacia un solo punto, la Revolución, y cuyo ejemplo funciona como imán misterioso para barrer impurezas en la obra de muchos.

Así pasa también con Antonio Guiteras. El niño atento a las tertulias maternas en su casa de Pinar del Río. El adolescente orgulloso de su linaje matancero. El estudiante que al subir la escalinata habanera buscaba remedios para el alma de la nación. El viajante de Farmacia vinculado a alzamientos en territorio oriental. El hombre que por cien días demostró que toda Cuba podía ser gobernada por el pueblo y para el pueblo con agilidad, decencia, inspiración.

Un misterioso imán irresistible. Así lo catalogó Pablo de la Torriente Brau, otro cubano grande de las primeras décadas del pasado siglo.

Fue su carácter, su prestigio, su capacidad de actuar, lo que llevó a Guiteras al ala izquierda del gobierno de Grau. Su tenacidad puede medirse por los kilates de sus principales opositores, Fulgencio Batista y el embajador yanqui entre ellos, a quienes pudiéramos «agradecer» la radicalización de un pensamiento antimperialista que llevó luego al papel en Septembrismo, artículo que en muchos sentidos parece escrito para hoy.

La muerte inclinó la balanza en la bahía matancera, pero Guiteras no es de una provincia. Ni siquiera de una época. Como precursor de un socialismo de fe y de práctica —por el que no dudó en inmolarse hace hoy 85 años—, es un cubano que inspira en cualquier tiempo, y sobre todo en este, cuando sus colegas de profesión en el mundo deben elegir entre amasar riquezas o salvar vidas sin medir otros beneficios.

Cien días. Poco más de tres meses. Luego el proyecto de la Joven Cuba para estremecer voluntades. Y el intento de viajar a México para organizar la lucha armada. Y la resistencia en el Morrillo junto al venezolano Carlos Aponte. ¿Se necesita más para entender la continuidad en la historia de Cuba?

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