Antes de que el sol se impusiera en el horizonte de este 4 de diciembre, una ofrenda floral a nombre del pueblo de Cuba fue depositada en gesto solemne ante el monolito que atesora las cenizas del eterno Comandante en Jefe por los miembros del Comité Central del Partido Lázaro Expósito Canto y Beatriz Jhonson Urrutia, máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba Autor: Miguel Rubiera Publicado: 04/12/2018 | 11:09 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Con el paso vibrante y agradecido de más de 350 000 santiagueros en peregrinación desde la Plaza de la Revolución Antonio Maceo hasta la necrópolis local, los hijos de esta oriental ciudad, y con ellos el corazón de toda Cuba, rindieron tributo la víspera al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a dos años de su inhumación en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia.
Antes de que el sol se impusiera en el horizonte de este 4 de diciembre, una ofrenda floral a nombre del pueblo de Cuba fue depositada en gesto solemne ante el monolito que atesora las cenizas del eterno Comandante en Jefe por los miembros del Comité Central del Partido Lázaro Expósito Canto y Beatriz Jhonson Urrutia, máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba, quienes presidieron el homenaje.
Con expresión marcial, integrantes de la Unidad Guardia de Honor de las FAR condujeron las flores hasta el sitio exacto en el que, entre los mantos y helechos de la Sierra, Fidel es luz y ejemplo para Cuba y el mundo, mientras se dejaba escuchar la marcha Eterno Fidel, interpretada por la Banda de Música del Ejército Oriental y la propia voz del líder revivía el Concepto de Revolución que nos legara como plataforma para el futuro.
Minutos después, justo a las siete de la mañana, encabezada por la firmeza y compromiso de los nuevos santiagueros sosteniendo una enorme bandera cubana y otra del 26 de Julio, partió la marcha, que rememoró el último tramo de las honras fúnebres con las que la Isla toda acompañó en 2016 el tránsito hacia la inmortalidad de su Co-mandante eterno.
A lo largo de la avenida Patria, el paso compacto de estudiantes y campesinos, combatientes y trabajadores de todos los sindicatos pobló de colores y consignas los casi tres kilómetros que separan la Plaza del cementerio. Estuvieron Melissa y Roger, quienes no habían nacido cuando Fidel hacía vida pública, pero aprendieron a quererlo como ese abuelo justo y sabio que les regaló la Cuba digna en la que han crecido; y estuvo la abuela Naidelena, con una foto prendida a su pecho «por todo lo que hizo por los humildes como yo».
Ya en la necrópolis hubo besos, lágrimas, saludos, muestras íntimas y públicas de compromiso, mientras las jardineras ubicadas frente al Sendero de los Padres Fundadores de la nación se poblaban de flores multicolores. Y es que desde esa roca monumento que es su tribuna desde hace dos años, Fidel sigue siendo Cuba, Revolución, y el ejército de agradecidos que conquistó con una vida de entrega, bondad y justicia le ratifica así que hay futuro para su obra.
Fotos: Odalis Riquenes Cutiño