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En Cuba las lesiones no intencionales causadas por accidentes de tránsito son la principal causa de mortalidad en niños y adolescentes con edades entre cinco y 19 años, por lo que es esencial desarrollar acciones multisectoriales y con enfoque educativo que protejan a quienes tienen el futuro del mundo en sus manos.
Con el objetivo de incrementar la cultura vial de la población cubana y garantizar entornos más seguros en la vida de los niños y adolescentes, la empresa canadiense Sherritt International Corporation y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), firmaron un acuerdo de colaboración para contribuir, junto a las autoridades cubanas, en la prevención de lesiones causadas por accidentes de tránsito en estos grupos poblacionales, con una duración de tres años y por un valor aproximado de 200 000 dólares.
Mark Sitter, director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Sherritt, dijo en conferencia de prensa que se desplegarán acciones en comunidades de las provincias de Matanzas y Holguín, donde opera Sherritt y en las que se registra una población total de 408 747 menores de 19 años, expuestos a posibles accidentes de tránsito.
La creación de parques temáticos, la organización de concursos, exposiciones y círculos de interés, la materialización de materiales didácticos para las actividades educativas, el incremento de la señalización en las zonas escolares y de alto riesgo, entre otras acciones, constituyen la concreción de esta colaboración, sumadas a otras que desde 2016 la empresa ha promovido a través de la asistencia a proyectos de desarrollo comunitario.
Reinaldo Becerra, secretario de la Comisión Nacional de Seguridad Vial, aseveró que los accidentes de tránsito, cuya cifra asciende a 56 165 en los últimos cinco años, son un impedimento para el desarrollo de una nación, en tanto fallecen y quedan lesionadas personas en edades laboralmente activas.
El subdirector de la Dirección de Organismos Económicos Internacionales del Ministerio de Comercio Exterior, Carlos Fidel Martín, elogió lo acertado de este acuerdo de colaboración y de todas las iniciativas impulsadas en Cuba con este fin, «teniendo en cuenta que los Objetivos de Desarrollo del Milenio abogan por una vida sana y el bienestar de la población, así como la necesidad de que las ciudades y asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles».
