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Azúcar es cubanidad

Aun con lo deprimida que continúa la producción de azúcar, comparada con la época de más esplendor, el cumplimiento de ese plan se recibe siempre con un buen sabor hasta por aquellos que nunca han puesto un pie en un cañaveral

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, VILLA CLARA.— Aun con lo deprimida que continúa la producción de azúcar, comparada con la época de más esplendor, el cumplimiento de ese plan se recibe siempre con un buen sabor hasta por aquellos que nunca han puesto un pie en un cañaveral.

Y es que el azúcar, a pesar de los pesares, sigue siendo para muchísimos un referente de cómo va la recuperación de la economía, independientemente de que el turismo, por ejemplo, tenga actualmente mayor peso.

Incumplir esa fabricación resulta un golpe que sienten y sufren, en especial, los encargados de realizarla en los cañaverales, el trasiego cañero o bajo el techo fabril, y da pie a comentarios como aquel de no acabamos de enderezar.

A la zafra, que involucra a muchísimas personas, desde que arranca se le hace un «jardeo a presión» para intentar el engranaje necesario con el fin de que nada falle y que el esfuerzo lo corone el éxito.

Precisamente eso acaba de ocurrir en Villa Clara que se ratificó como la mayor productora del país. Completó las 272, 732 toneladas de azúcar, la cifra más alta de los últimos quince años, y un crecimiento de poco más del 50 por ciento en comparación con la pasada contienda.

El solo hecho de que haya sido la única, a nivel nacional, en conseguir lo planificado indica, a las claras, que el tiempo azucarero no fue tan bueno como se tenía previsto, por motivos entre los que se pueden entrelazar la falta de recursos, roturas de equipos, la lluvia o sequía y hasta problemas subjetivos.

Fue una zafra alargada, como suele ocurrir por la necesidad de lograr la mayor cantidad posible de azúcar por los requerimientos del mercado, y que marcó un importante incremento de la producción.

Esto último resulta muy alentador porque confirma que los esfuerzos por contar con más caña y aumentar sus rendimientos por hectáreas, vienen cuajando, aunque no sea a la velocidad deseada.

Si bien todos los centrales que molieron aportaron al logro, cabe destacar al Panchito Gómez Toro, Carlos Baliño, Quintín Banderas, Perucho Figueredo y el Heriberto Duquesne que estuvieron a la vanguardia.

En cuanto a la eficiencia con que se realizó, teniendo en cuenta las condiciones específicas de cada lugar, se podrá alegar que, aquí o allá, pudo ser mejor, pero ello no resta mérito a lo concretado que ha dejado un buen sabor.

Y lo ha dejado debido a que el cumplimiento de esa producción genera en la gente, como ninguna otra, un estado de satisfacción. Si va bien ese reglón es una buena señal de que la economía progresa. En definitiva, nunca podremos olvidar que decir azúcar es decir cubanidad.

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