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Jardinería maltratada por falta de agua. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 06:31 pm
Primero fue la rehabilitación del parque para poner el servicio de «la wifi». Luego, o casi al unísono, el retoque para el juego entre una selección nacional cubana y el Tampa Bay, de la estadounidense Grandes Ligas, al que asistirían los Presidentes de ambas naciones, lo cual, como en cualquier lugar del mundo, por muy apartado que esté, siempre lleva a un esmero en lo que se hace.
El parque aledaño al Estadio Latinoamericano quedó bonito. O más correctamente: elegante. Además de la reparación, reposición y pintura de los bancos, se colocaron en las jardineras a ras de piso palmitas de dos o tres especies.
La jardinería que se montó evadió lo empalagoso y las candilejas, que siempre terminan en mal gusto (algo que lamentablemente «está matando» a la ciudad cuando se trata de emprendimientos privados, y hasta de «alguna que otra pifia» mimética de cierto personal a cargo de entidades públicas).
El diseño «verde» del lugar fue sencillo, sobrio. Esa es la esencia de la elegancia. Y como se montaron palmas, también quedó tropical.
Pero cinco o seis semanas después de sembradas, las palmitas están mustias. Se desgajan marchitas. Y no es porque los muchachos del barrio armen un partido de fútbol o pelota en el parque. Solo algún que otro niño que se va de las manos, es quien juega o maltrata, un rato, las ramas de las palmeras.
La jardinería del parquecito del Latinoamericano ha ido de la elegancia a la tristeza. Las palmitas se van a secar. Desde que se sembraron a acá, apenas ha llovido sobre ellas.
Agua... solo un poco de agua, aunque se la echen desde pipas. No necesitan más.
