Rompiendo muros, con su puñado de jóvenes, ha posibilitado la Conexión Necesaria de la UJC con todas las comunidades de la Ciénaga de Zapata. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:58 pm
CIÉNAGA DE ZAPATA. Matanzas.— Santo Tomás, La Ceiba, Los Hondones, Pálpite, Playa Girón, Cayo Ramona, Bermejas, Soplillar, Guasasa… son poblados cenagueros que han recibido este año, durante un fin de semana, a un grupo de jóvenes que llevan arte, amistad y diálogo revolucionario a esas comunidades.
«Hay quien dice que nosotros estamos locos, y es verdad, pero esta “locura” nos ha dado excelentes resultados porque es como quieren los jóvenes que sea la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)», afirma a JR Carlos Rubén Benítez Martínez, primer secretario de la organización juvenil en la Ciénaga de Zapata.
Cuando llega a las comunidades el proyecto Rompiendo muros con un puñado de jóvenes en un camión con dos banderas, todos se preguntan quiénes son. «Este proyecto ha servido para la Conexión Necesaria de la UJC con todas las comunidades de la Ciénaga de Zapata, y lo que más buscamos es el intercambio con los jóvenes, mediante el diálogo franco, el deporte y la cultura», refiere Carlos.
También el joven Roberlandy Dussac refiere que se les explica a los jóvenes cuestiones que a veces ellos no conocen del trabajo de la organización juvenil.
Hablamos con franqueza de cómo ellos quieren que sea la UJC y cómo quisiéramos desde la UJC que fueran nuestros jóvenes aunque no integren sus filas, insiste Carlos, quien precisa que el hecho de incluir a todos en los encuentros les ha dado tremendo resultado.
«Nos ha permitido conocer cómo la juventud quiere vernos y nos ha enseñado que debemos cambiar algunas cuestiones en nuestro trabajo, sobre todo en la atención al universo juvenil y cómo debe ser ese intercambio, que no puede ser formal y ha de salir de una oficina o salón de reuniones. El intercambio tiene que ser diferente porque los jóvenes quieren que seamos de esa manera», considera Carlos.
Las conexiones necesarias le han dado a la UJC cenaguera la posibilidad de entender lo que necesitan los jóvenes y de trabajar en función de eso. «Con la visita de este mes de noviembre a Guasasa será la tercera vez que vamos a esa localidad a intercambiar con los jóvenes. Eso nos ha dado resultados positivos, pues allí no había destacamento juvenil Mirando al mar y ya existe uno, y ello tiene que ver con la interacción con los jóvenes y las explicaciones de por qué hay que cuidar el litoral, y mantener la lucha contra las drogas que pueden entrar por las zonas costeras», asiente Ismael Silveira, instructor de arte.
En el municipio más extenso y menos poblado del país apenas hay poco más de 760 jóvenes. De ellos, 292 son militantes de la UJC.
Rompienso muros
«Lo nombramos Rompiendo muros porque mucha gente cree que hacer cosas como estas es difícil, que hacer actividades o proyectos de este tipo es imposible, y le pusimos así para demostrar que sí podemos crear para romper con la apatía, la dejadez, la desidia y el aburrimiento», enfatiza Carlos.
Este proyecto surge desde la UJC gracias a las opiniones de jóvenes cenagueros que han sostenido que la organización tiene que hacer cosas diferentes.
Tenemos el apoyo del Partido, el Gobierno, las Tropas Guardafronteras, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación (FMC), la Cruz Roja, Salud Pública… Ha sido increíble, por eso el proyecto no ha decaído, porque hay voluntad en el municipio de que viva, asegura Mairienis Castro, instructora de arte.
En los momentos actuales, cuando las acciones subversivas del enemigo se enmascaran cada vez más y apuestan por desviar a las nuevas generaciones de los valores que la Revolución les ha inculcado, es imprescindible otro modo de accionar de la organización, que llegue más a todos los jóvenes, reflexiona Carlos.
En las comunidades se contacta con los delegados del Poder Popular y los dirigentes de los CDR, la FMC y la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, de modo que las actividades que se organicen tengan en cuenta las opiniones de esos líderes de la comunidad. Durante las jornadas Rompiendo muros se realizan actividades culturales, deportivas, productivas, de saneamiento ambiental o de reforestación en los asentamientos poblacionales en que se desarrolle el proyecto.
La ciénaga conectada
El Proyecto Rompiendo muros surge de la necesidad de que la UJC tenga una mayor interacción y presencia en las comunidades de la Ciénaga. En él se insertan instructores de arte, artistas aficionados, jóvenes creadores del ámbito de la plástica, del Conjunto Artístico Comunitario Korimakao… A todos los mueve la idea de visitar las poblaciones cenagueras más alejadas, donde hay pocas familias, con la idea de transformar la comunidad.
«No solo llevamos arte, sino que hacemos actividades con los pioneros y los jóvenes, incluyendo acciones de reforestación, de limpieza de las playas, el embellecimiento de los poblados… También intercambiamos con los integrantes de los Destacamentos Mirando al mar, visitamos a los combatientes de la localidad, e intercambiamos con pioneros e internacionalistas de sectores como Salud, Deporte y Educación», añade Carlos.
«También hacemos trabajos voluntarios relacionados con necesidades de la comunidad. Si hay un microvertedero, lo eliminamos; si a la bodega le falta pintura, la pintamos y le hacemos un mural artístico —ya hemos hecho tres de ellos en Santo Tomás, Guasasa y Pálpite… A lo anterior se unen las diferentes manifestaciones artísticas que se incorporan al proyecto, como magos, payasos, solistas, trovadores, etc. En las noches intercambiamos con la población», explica Ismael.
Este proyecto comenzó a mediados de año y no se ha detenido. Le daremos continuidad como estrategia de la UJC, dice Carlos, al estimar que a dicha organización le ha servido para conectarse con los jóvenes de esas comunidades distantes, algunas a casi cien kilómetros de la cabecera municipal, sitios donde solo tienen una planta eléctrica para el horario de ocho a doce de la noche: «El acceso es difícil. Apenas entra un ómnibus por la mañana y sale por la tarde. Estamos yendo a esos lugares y nos quedamos el fin de semana de viernes a domingo, intercambiando con la población, haciendo actividades deportivas, jugando béisbol, fútbol, dominó, ajedrez o voleibol, conversando de los temas que les interesan y de los que consideramos vitales y contemporáneos».
Algunos entornos demandan más trabajo y creatividad. «A lo mejor hay que pintar, guataquear, hacer un levantamiento de las personas de mayor edad… Hemos llegado a las casas de los encamados o visitado combatientes, y el intercambio ha sido favorable», agrega Roberlandy.
En octubre último el proyecto se unió con el Ksimba, dirigido por el artista cenaguero Efraín Otaño, y juntos protagonizaron una «invasión» —desde el 10 al 20 de octubre— por las comunidades de la Ciénaga. Dos columnas «invasoras» visitaron a combatientes e hicieron numerosas actividades culturales.
Este es un proyecto integrador, porque une muchas acciones culturales, políticas, recreativas, ideológicas y educativas en función de la gente, resume Carlos Rubén Benítez Martínez, primer secretario de la UJC en la Ciénaga.
Arte en movimiento
Rompiendo muros está concebido para llevar arte y cultura a las comunidades, al unir trovadores, payasos, magos, pintores, jóvenes dirigentes de la UJC, los pioneros y miembros de la Cruz Roja y de las Tropas Guardafronteras.
Este grupo ha recibido apoyo el Gobierno, el Partido, Cultura, Inder, Salud Pública, el Citma, cuyos especialistas tratan sobre el cuidado de la flora y la fauna o el impacto del cambio climático, y sobretodo de las Tropas Guardafronteras, que aportan la logística.
Se trasladan en el transporte que facilita el Gobierno y duermen en las casas de campaña de la Cruz Roja. Es un proyecto integrador, en el que participan alrededor de 30 a 40 jóvenes.
Como parte de este esfuerzo se han proyectado en las salas de televisión, videos sobre Camilo y Che, y otros que abordan la depredación de la flora y la fauna, para que se protejan los bosques y manglares, al cocodrilo, la jutía, la langosta, el venado, el manjuarí, así como otros materiales sobre el cambio climático y el cuidado del medioambiente, pues el cenaguero está en permanente contacto con el bosque y vive cerca del mar.