LAS TUNAS.— La capital de esta provincia festeja por estos días un acontecimiento de inusitada trascendencia para la historia y el desarrollo locales: el centenario de la irrupción de la energía eléctrica en la ciudad.
Fue en 1913 cuando el emigrante español Francisco Gutiérrez Calderón —aplatanado en la zona desde 1908— instaló en la Victoria de las Tunas de la época la primera planta generadora de que se tengan referencias por acá.
Se trataba de dos motores energizados con vapor. A pesar de lo que representaban per se en materia de novedad tecnológica, resultaron insuficientes para iluminar una población de alrededor de poco más de 3 000 habitantes.
Hasta ese momento la ciudad vivía en la semipenumbra, pues la única zona alumbrada en horario nocturno era el parque Vicente García, donde en 1910 Rafael Arenas, alcalde del Segundo Barrio, ordenó colocar cinco farolas de petróleo.
La inauguración de la planta primigenia devino un suceso, que incluyó voladores, orquestas, e, incluso, la bendición del padre Piteira, párroco local. Debido a su escasa potencia, solo ofertaba fluido hasta la media noche.
En marzo de 1962 la planta fue nacionalizada. Su tecnología mejoró con la adición de cuatro motores diésel, que abastecían de fluido a casi 11 000 habitantes. Luego se le agregaron dos nuevas unidades. Prestaron servicio hasta su conexión con el Sistema Electroenergético Nacional en marzo de 1970.
La Empresa Eléctrica tunera celebrará el centenario con un variado programa de actividades, en el que figuran talleres, conferencias, exposiciones y una gala cultural.
El primer sistema de alumbrado eléctrico de Cuba se inauguró en La Habana el 3 de marzo de 1889, y solo iluminaba algunas calles, el Parque de Isabel II y el Paseo de Isabel la Católica, desde una planta en Tallapiedra. El descubrimiento de la electricidad data del año 600 AC, cuando Tales de Mileto comprobó que el ámbar atraía pequeños objetos al frotarse con un trozo de lana.