Mausoleo que rinde honores a los Mártires de Pino Tres. Autor: Radio Cadena Agramonte Publicado: 21/09/2017 | 05:41 pm
La fanfarrona operación FF (Fin de Fidel), de la dictadura de Fulgencio Batista, concluía el 19 de agosto de 1958, justamente con la lectura de un parte por el Comandante en Jefe Fidel Castro a través de la emisora Radio Rebelde.
En su alocución desde el macizo oriental, el líder revolucionario anuncia la invasión a Occidente. Y de esa decisión nacerían las diferentes columnas libertadoras que desplegarían una ofensiva que haría temblar al ejército batistiano. Una de estas fue la No. 11 Cándido González, integrada en su mayoría por camagüeyanos combatientes en la Sierra Maestra, que inició la marcha el 8 de septiembre, con la misión de llevar la guerra y el triunfo a lo largo y ancho de todo el Camagüey de entonces.
Unos 20 días después de su partida, el 28 de septiembre de 1958, los trágicos sucesos de Pino Tres y La Caobita, en los que perecen más de una treintena de combatientes —el más grande revés que sufrió el Ejército Rebelde, y página triste en estas tierras que pasó a la historiografía militar cubana como la Emboscada y Masacre de Pino Tres— determinaron el envío por orden de Fidel de otro grupo guerrillero, agrupado, esta vez, en la Columna No. 13 Ignacio Agramonte.
El 18 de octubre la nueva caravana de barbudos inició su despliegue, al que sumó, un mes después, a los sobrevivientes de la No. 11, hombres que se mantuvieron firmes en su condición de soldados rebeldes, y a los que se les habían unido compañeros del Movimiento 26 de Julio y del Partido Socialista Popular, quienes, obligados a pasar a la vida clandestina, no renunciaron a la lucha revolucionaria.
De esta manera, el 18 de noviembre se crea el Frente Camagüey, que aunque no llegó a consolidarse por el entonces inminente triunfo de la Revolución, el 1ro. de Enero de 1959, no se mantuvo inactivo ante el enemigo.
El Frente Camagüey —considerado por investigadores e historiadores como en formación— permaneció en constante movimiento dentro de las áreas asignadas y sin establecer campamento fijo.
Najasa, tierra donde las fuerzas mambisas al mando de Agramonte, Gómez y Maceo escribieron páginas gloriosas como las de La Sacra, El Naranjo y Mojacasabe, fue el área escogida para las acciones combativas, por su ubicación idónea en el centro sur de la provincia, al contar con topografía serrana y montes adecuados, y un ambiente que reunía las posibilidades objetivas para apoyar a las fuerzas rebeldes.
La columna Ignacio Agramonte garantizó la información sobre el movimiento enemigo, gracias a la colaboración de otros grupos de revolucionarios, y hostigó mediante emboscadas a las tropas batistianas.
Correspondió al Frente Camagüey impedir el tránsito de refuerzos enemigos hacia Oriente. Desarrollaron acciones combativas como emboscadas, escaramuzas, sabotajes, y ataques a instalaciones enemigas.
El ataque a Manatí, la toma del Cuartel de Lombillo y del Francisco, y las emboscadas como la del kilómetro 6 de la carretera entre el antiguo central Elia y el Francisco, actual Amancio Rodríguez, destacan entre las acciones más significativas.
En la última operación mencionada, calificada como una de las de mayor realce, perdió la vida René Almanza Soto y fue gravemente herido Severo Mugarra. Pero a la fuerza enemiga blindada hasta los «dientes» le propinaron 13 bajas y 25 heridos, además de que les quitaron numerosos pertrechos de guerra.
Pero quizá lo más trascendental de esta fuerza guerrillera sea lo que recoge el Comandante Julio Camacho Aguilera en el prólogo del libro Frente Camagüey, escrito por un colectivo de autores, en ocasión del XXX Aniversario de la constitución de la Columna.
En esas páginas se expone cómo el territorio fue escenario de importantes acontecimientos durante la lucha clandestina y cómo el Ejército Rebelde logró someter a los cuarteles a una rendición sin derramamiento de sangre y encauzar el mando absoluto, hasta la llegada del Comandante en Jefe Fidel Castro, el 4 de enero de 1959.