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Coloso de cien años

Una factoría agroindustrial endulza cada 12 meses la economía de Las Tunas: el central Antonio Guiteras, en cuyo centenario currículo figura, entre otros muchos méritos, el de ser el mayor productor de azúcar de todo el país

Autor:

Juan Morales Agüero

PUERTO PADRE, Las Tunas.— A unos seis kilómetros de esta pintoresca localidad del litoral norte tunero, una factoría agroindustrial endulza cada 12 meses la economía territorial: el central Antonio Guiteras, en cuyo centenario currículo —ya ha comenzado su zafra número cien— figura, entre otros muchos méritos ad hoc, el de ser el mayor productor de azúcar de todo el país.

Los antecedentes de esta fábrica se asientan en la época de la colonia, cuando, luego de talar monte y manigua, el español José Plá Monje y varios de sus socios comenzaron a levantar en predios de la hacienda Santa Bárbara de Viriviví, cerca de Puerto Padre, un ingenio que sería el príncipe del sector azucarero de la región.

La enciclopedia digital Ecured dice con respecto a aquella etapa: «En los primeros meses de 1860 ya tenían levantado un trapiche de tres masas movidas con máquinas de vapor de la firma Fawcett, Preston and Company. El central se llamaría San Manuel en honor a la señora Doña Manuela Martínez Picavia, esposa de José Plá».

En 1909, Francisco Plá, heredero del precursor, le vendió el ingenio al consorcio norteamericano San Manuel Sugar Company. Sus directivos movieron parte de la obsoleta maquinaria de la fábrica a un poblado próximo al río Chorrillo para montar allí otra a la que bautizarían con el nombre del lugar: Delicias.

La última zafra del San Manuel fue en 1912 y produjo 60 599 sacos de azúcar de 325 libras. Según Ernesto Carralero, historiador de la Ciudad, los dueños «trasladaron la mayoría de sus equipos para Nuevo Mundo, entre Las Villas y Matanzas. Tres locomotoras fueron enviadas al central Constancia (…). Solo dejaron la más chica, la Panchito, símbolo nostálgico del antiguo central San Manuel».

En 1911, bajo la ascendencia del general Mario García Menocal, comenzó la construcción del central Delicias. El 15 de enero de 1912, la Cuban American Sugar Company le organizó su premier fabril. Esa zafra se extendió por 217 días. Produjo 182 486 sacos de azúcar de 325 libras a partir de 21 495 440 arrobas de caña, con rendimiento industrial de 11,30 por ciento y recobrado de 92,23.

Para la fecha se habían creado varios caseríos en las proximidades del ingenio. Se asegura que, al año de fundado, contaba con 119 viviendas. Creció hasta constituir lo que es actualmente un Consejo Popular adscrito al municipio de Puerto Padre.

En ese pueblito nacieron personalidades como Teófilo Stevenson, tricampeón olímpico de boxeo; Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Literatura; y el fallecido pianista Emiliano Salvador, una de las figuras cimeras del jazz latino.

Ingenio de récords

De los 13 centrales azucareros edificados en Cuba por compañías norteamericanas entre 1898 y 1914, cinco estuvieron en territorio tunero. Uno fue el ingenio Delicias, considerado en su tiempo, por su tecnología, entre los más modernos del mundo. Tanto fue así que en 1914 su novísima planta generadora proveyó por primera vez de luz eléctrica a la ciudad de Puerto Padre.

La zafra correspondiente a 1922 estableció un momento de inusitada trascendencia en el palmarés de este ingenio. En efecto, en su décima campaña implantó una marca planetaria de producción: 1 046 493 sacos de azúcar de 325 libras, equivalentes a 157 055 toneladas métricas del dulce producto. Para conseguir semejante saldo tuvo que moler en sus máquinas 110 431 034 arrobas de caña.

Para entonces ya el emporio norteamericano Chaparra Sugar Company había construido en las cercanías el primer pedraplén de Cuba, una vía sobre el mar de alrededor de 800 metros que unió con tierra firme al cayo Juan Claro, para embarcar desde sus espigones la producción azucarera de los dos ingenios de la zona.

La prensa de la época asegura que a la sazón el central Delicias disponía de tres tándems Fulton, con una capacidad de molida de 780 000 arrobas de caña durante las 24 horas. Sus propietarios, en aras de obtener la mayor cantidad de ganancias, procuraban dotarlo de cuanto adelanto surgía en el mundo.

El año 1952 inscribió en los anales del central Delicias otro saldo célebre: produjo 1 383 653 sacos (unas 206 856 toneladas), que constituyeron también cota absoluta mundial, en 206 días de labor, con un rendimiento industrial de 12,41 puntos. En total, durante las 99 zafras que van desde aquella de 1912 hasta la actual, el central Delicias aportó 11 841 569 toneladas de azúcar. El 63 por ciento de esta cifra lo logró en la etapa revolucionaria.

Además de ser el mayor productor del rubro en toda la historia de Cuba, este ingenio ostenta el récord nacional para una contienda, implantado en 1985, con 218 206 toneladas del producto en 155 días de zafra. Tuvo entonces un rendimiento industrial de 13,05 puntos y un aprovechamiento de su capacidad productiva del 88 por ciento.

Movimiento obrero

Las luchas por reivindicaciones laborales caracterizaron la etapa prerrevolucionaria del ingenio Delicias. En 1918 sus obreros ferroviarios, dirigidos por un grupo de españoles, paralizaron sus actividades durante 24 horas para exigir el reconocimiento del escalafón, el pago de horas extras y el abono de las dietas.

A juzgar por las pesquisas del licenciado Carralero, el ingenio portopadrense fue «cuna de luchas obreras contra la patronal. Allí nació en 1924 la Unión de Trabajadores de la Industria Azucarera (UTIA), que aunaba a trabajadores de los centrales Chaparra, Delicias, cayo Juan Claro y sus colonias.

«La UTIA devino primer sindicato nacional del sector y la única delegación presente en el congreso fundacional de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, celebrado en 1925. El movimiento obrero de Chaparra y Delicias fue así escuela para otros centrales».

Carralero agrega en uno de sus textos: «El 19 de diciembre de 1933 el central Delicias fue incautado por decisión de Antonio Guiteras, por entonces ministro de Gobernación, Guerra y Marina, del Gobierno de los Cien Días. Una directiva obrera asumió su administración hasta que fue devuelto a la firma extranjera por el Gobierno títere de Mendieta, en enero de 1934».

No es de extrañar entonces que, luego de su nacionalización el 30 de junio de 1960, el Delicias fuera rebautizado con el nombre de Antonio Guiteras Holmes, en honor a aquel incansable luchador.

El líder gremial Lázaro Peña visitó el Delicias a finales de la década de los 30. Bajo su égida se organizó en 1938 el movimiento obrero del ingenio con un nuevo sindicato auténticamente representativo de los trabajadores. También anduvo por sus predios el legendario Jesús Menéndez.

Dice la enciclopedia Ecured: «El 13 de julio de 1941 los obreros del central Delicias se solidarizaron con la URSS al ser agredida por el fascismo alemán. Solicitaron al presidente de la República que se establecieran tratados y se enviara azúcar al país atacado».

Visitantes ilustres

El 11 de marzo de 1963, el Guiteras fue anfitrión por primera vez de un alto dirigente de la Revolución: el Comandante Ernesto Che Guevara, por entonces ministro de Industrias, quien recorrió su planta de cera. Un año después visitó varias de sus instalaciones el entonces Comandante Raúl Castro, ministro de las FAR.

Pero la gran conmoción tuvo lugar el 7 de junio de 1965, cuando los trabajadores vieron llegar a su querido ingenio al Comandante en Jefe Fidel Castro, quien cosió el saco que, de forma simbólica, completó los seis millones de toneladas métricas de azúcar producidas en el país en aquella zafra.

Con el tiempo, Fidel realizaría otras visitas al coloso azucarero: el 14 de julio de 1969, cuando pronunció las palabras para iniciar la gran contienda azucarera de 1970; el 20 de enero de 1978 presidió el acto de inauguración de la terminal de azúcar a granel de Puerto Carúpano, a solo cinco kilómetros de la fábrica; y en mayo de 1997 recorrió sus instalaciones fabriles.

Otra visitante ilustre fue Ángela Davis, la militante comunista, luchadora por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Ella cortó caña para el central Antonio Guiteras en 1970, cuando Cuba desarrolló la Zafra de los Diez Millones, con el apoyo de voluntarios de muchos lugares del planeta.

La Davis, junto a otros compatriotas suyos, levantó campamento en un rústico albergue, en una colonia no lejos del ingenio. Algunos habitantes de la comarca todavía la recuerdan, con su peinado estilo afro, sus grandes aretes y sus minifaldas.

El Antonio Guiteras de hoy

Los tiempos que corren son una prueba de fuego más para los trabajadores de esta fábrica. Ya comenzó a procesar materia prima en su zafra del centenario y se espera que, tal y como ocurrió en la pasada campaña, vuelva a cumplir sus planes. Junto a este rubro, se confía en lo que puedan hacer por allí en materia de derivados, en los que han sido siempre una auténtica potencia.

Tengo delante de mí una montaña de números relacionados con las expectativas del central puertopadrense para esta zafra. Pero tengo casi la certeza de que algunos de los que nos leen suelen comprender mejor y agradecer más un concepto, una frase, una historia o una comparación que una tabla repleta de guarismos y términos especializados.

Una vez leí que un lord inglés utiliza cuatro gramos de azúcar para endulzar la taza de té que bebe a las cinco de la tarde. Confieso que no sé calcular cuántas generaciones de lores podrían garantizar el aderezo de su infusión con las más de 80 000 toneladas que producirá el Guiteras este año. Pero lo que sí sé es que a los cubanos nos endulzará la existencia.

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