La expansión de las refinerías de Cienfuegos y de Santiago de Cuba, así como la creación de la refinería de Matanzas, son tres proyectos de gran impacto económico que desarrolla Cuba con la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), los cuales incrementarán la capacidad productiva para asegurar la futura independencia energética de la Isla.
Estos proyectos diseñarán un cambio en la matriz energética del Caribe, pues se estará transitando de un parque refinador que no llega a 100 000 barriles diarios en Cuba, a uno que supere los 350 000, significó Héctor Pernia, director de PDVSA Cuba.
El especialista explicó que en materia de refinación y gas están los proyectos de ampliación de la refinería de Cienfuegos, que se espera llevar de 65 000 barriles diarios, con un esquema de conversión mediana, a 150 000 con un mecanismo de conversión profunda.
Señaló que en estos momentos están terminando lo que se llama la ingeniería básica y luego pasarán a la ingeniería de detalle, la construcción y el arranque de la refinería.
Se espera que para el año 2015 se avance a la etapa de expansión, mientras que el proyecto de Matanzas debe continuar luego, pues son inversiones importantes, tanto por los recursos económicos como humanos.
Tras un período de reactivación que comenzó en 2006 y culminó en diciembre de 2007, el proyecto en Cienfuegos posibilitó la reanimación de la vieja refinería con un cambio de la tecnología, que ha permitido una estabilidad en su trabajo, logrando una producción de 60 000 barriles diarios.
Además de la refinación existe un proyecto de regasificación en Cienfuegos, con la implantación de una planta con capacidad para 2,06 millones de toneladas al año, de las cuales el 64 por ciento estaría destinado a la generación eléctrica.
Esta planta debe tener lista la estructura mecánica hacia finales del 2014, y para el año siguiente estará en condiciones para comenzar a funcionar, comentó el especialista.
También en Cienfuegos se ha planificado la construcción de dos plantas para la industria petroquímica, una de ellas de urea y otra de amoniaco, que podrían suplir las necesidades de fertilizantes del Estado cubano y posibilitar la comercialización de esos productos en el Caribe.