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SANCTI SPÍRITUS.— Con el objetivo de elevar la calidad de vida en las personas de la tercera edad, los trabajadores sociales de esta provincia, una de las tres más envejecidas de Cuba, promueven opciones recreativas y culturales en beneficio de tan sensible sector poblacional.
Gracias al apoyo de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor se ha potenciado el movimiento de artistas aficionados en los ocho municipios, donde se logra insertar incluso a personas octogenarias de hogares para ancianos, y a otros rebelados contra la inercia familiar de la jubilación.
Uno de los resultados más atractivos de la iniciativa resulta el coro Flor y las Maravillas de Santilé, integrado por ancianos que, en la mayoría de los casos, confiesan descubrir a esa edad lo gratificante de los aplausos recibidos desde el escenario.
La agrupación cuenta con asesoría profesional, así como con la colaboración de Gerardo Echemendía Madrigal, Serapio, Premio Nacional Memoria Viva y veterano insigne de la música popular yayabera.
Otras manifestaciones como la danza, la creación artesanal y los secretos culinarios constituyen pretextos para fomentar las relaciones sociales, en beneficio de la salud física y espiritual.
Aunque se evidencia la necesidad de un mayor apoyo, la iniciativa que recientemente desarrolló su festival provincial, corrobora cuánto se puede hacer por los abuelos, sin grandes gastos de recursos.
Según especialistas, la sociedad cubana se encuentra ante el reto de lograr una mayor inserción de su ancianidad, pues en los próximos 50 años su población será la más envejecida del Tercer Mundo.
En numerosos países se encuentra generalizado el empleo del arte como terapia, fundamentada por corrientes como el enfoque histórico-cultural, el cual promueve la socialización entre individuos marginados o subestimados por sus capacidades.
