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El sur también existe

Los territorios tuneros situados en esa geografía figuraron en el itinerario de horror del huracán Imágenes de los estragos del huracán Ike en territorio cubano Vea la cobertura completa sobre Ike

Autor:

Juan Morales Agüero

AMANCIO, Las Tunas.— El huracán Ike sincronizó su funesta brújula de manera tal que los territorios tuneros del sur figuraron en su itinerario del horror. Así, el viento y la lluvia —se habla de 255 milímetros en 24 horas— hicieron de las suyas en este municipio, donde se hizo necesario evacuar en albergues y casas a más de 27 000 de sus 41 000 habitantes, cifra sin precedentes.

Hubo familias que ofrecieron cobija en sus viviendas de placa y mampostería a casi medio centenar de personas completamente desconocidas, pues procedían, entre otros, de poblados distantes como San Alberto, Las Pulgas y el costero Guayabal. Nadie les hizo preguntas. Solo les abrieron las puertas.

El daño esencial se concentra en las viviendas. El impacto más fuerte en la comarca fue en Guayabal, donde el mar penetró alrededor de 100 metros. Los vecinos aseguran que, a juzgar por las marcas dejadas por las aguas en las paredes de sus viviendas, deben de haber subido una enormidad. Eso originó derrumbes totales y parciales y una acumulación descomunal de arena, tanto dentro de los inmuebles como en las calles.

Importantes volúmenes de azúcar se humedecieron. En el almacén principal de la terminal de azúcar a granel —una de las más importantes del país— los vientos se llevaron unas 1 200 tejas de su cubierta y dieron cuenta de las lonas que cubrían las casi 19 000 toneladas de azúcar. Eso originó que se humedeciera un importante volumen del producto. Llovió tanto que los conductores subterráneos que conectan con las bodegas de los barcos se inundaron.

Cientos de árboles de todas dimensiones fueron arrancados de raíz. En algunos barrios no tienen idea de cómo varios ejemplares enormes fueron a parar a sus demarcaciones después de ser arrastrados desde el extremo opuesto del pueblo. La agricultura sufrió una enormidad, principalmente en cultivos varios y platanales. El río Sevilla y sus afluentes se desbordaron hasta niveles nunca antes vistos.

Lo población de Amancio carece de electricidad y de comunicaciones desde el pasado domingo. Sin embargo, las autoridades locales aprovechan las posibilidades que les brindan los grupos electrógenos no solo para brindar información por medio de televisores comunitarios y mantener en funcionamiento servicios vitales, sino para elaborar y distribuir pan. Nadie ha dejado de comer y la gastronomía popular expende productos por los barrios.

Una iniciativa local ha sido la de habilitar naves de almacenamiento de un contingente de la construcción para albergar a familias que perdieron totalmente sus viviendas. JR tuvo acceso a esos locales. Son amplios y las autoridades se encargaron de instalarles servicios sanitarios, puertas y ventanas. Similar alternativa se está poniendo en práctica en el poblado de Guayabal, donde varios residentes se quedaron sin techo por causa de Ike.

También Colombia y Jobabo

Estos dos municipios recibieron también la visita de Ike. Como en el resto de sus homólogos, los daños principales se concentran en sus fondos habitacionales y en la agricultura. Cientos de viviendas perdieron paredes y cubiertas. Este diario fue testigo en el terreno de cómo se comienzan a distribuir recursos en sus demarcaciones utilizando todo tipo de transporte.

En Colombia se evacuaron más de 20 000 personas a lugares seguros y tuvieron lugar afectaciones importantes en seis escuelas, casi todas rurales y de régimen interno. Sin embargo, la inmensa mayoría de los centros comenzará sus clases el próximo lunes.

Al igual que Jobabo y Amancio, Colombia reportó abundante lluvia, vientos fortísimos y carece de comunicaciones y de electricidad. Varias brigadas trabajan en esa área para restablecer ambos servicios en el menor tiempo posible. El pueblo colabora intensamente.

Los jobabenses tienen inscriptas más de 2 300 casas con daños de toda naturaleza. Ike no solo castigó a la población urbana. En barrios como Sirvén los vientos alcanzaron velocidades de espanto y derribaron árboles enormes. Aquí también se inició la distribución de ayuda material.

En general, el sur tunero comienza a levantar el ánimo y a mirar el futuro a los ojos. Ike se ensañó con buena parte de su territorio y le ocasionó gran deterioro. Pero la gente está dejando de pensar en el pasado para concentrarse en el presente y en el futuro, decidida a construir sobre los escombros una comarca mejor.

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