Santiago de Cuba.— El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, participó ayer en los encuentros barriales de presentación de los candidatos a diputados y delegados a la Asamblea Provincial del Popular con vistas a las elecciones del próximo 20 de enero.
En emotivos contactos con la población del distrito electoral número siete de la Ciudad Héroe, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido dijo que cumplía una encomienda del Comandante en Jefe Fidel Castro para que lo representara en estos intercambios durante el recorrido que realizan los candidatos, pues aún se mantiene en proceso de recuperación satisfactoria.
Fidel se recupera, lee más que nunca, escribe, las decisiones trascendentales se le consultan, ha ganado en peso corporal, todos los días realiza ejercicios y les envía un fuerte abrazo, comentó el Ministro de las FAR.
Nuestro Caguairán hace honor al nombre de ese recio árbol por la calidad y voluntad moral que posee, expresó. Raúl, acompañado por los miembros del Buró Político Misael Enamorado Dáger y el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, jefe del Ejército Oriental, dialogó con electores de los Consejos Populares de El Cobre, José Martí Zona Norte, Manuel Isla y Boniato.
Estos contactos de los nominados con los electores, en los que Fidel ha participado tradicionalmente, son una muestra de la voluntad popular de elegir a los más capaces y a los de mayores méritos para representarlos en las diferentes estructuras de gobierno, afirmó.
El Segundo Secretario destacó el alto honor que tenía de cumplir con la misión encomendada por el Comandante en Jefe de saludar a sus electores y subrayó la admiración que sentía hacia los otros candidatos a diputados y diez nominados a delegados por este distrito electoral. Todos son de origen muy humilde, nacidos de las entrañas del pueblo, una verdadera muestra de lo que es una revolución.
Más adelante expresó que cuando acompañaba al presidente Hugo Chávez en el gigantesco y hermoso recibimiento que le hicieron los santiagueros a ese querido, entrañable, generoso amigo de Cuba, le comenté cuando nos acercábamos al cementerio de Santa Ifigenia a rendirle honores a Martí y a todos los caídos en nuestras luchas por la independencia, que si creía que los norteamericanos un día podrían contra este digno pueblo.
Me dijo que no, y añadí que eso mismo pensaba yo. Esa alegría, esos rostros no se podían conseguir a punta de bayoneta. Tan emocionado estaba él, como estaba yo. Por tanto le ratifiqué una vez más —como dijimos en un momento memorable de la historia— que Santiago sigue siendo Santiago.
Al valorar la calidad democrática de nuestro proceso revolucionario, caracterizado por la participación de los ciudadanos, manifestó que nuestros enemigos hablan de democracia, nos critican porque según ellos aquí no hay elecciones, pero si se estudiase uno por uno todos los países de este planeta, en algunos hay una democracia ajustada a su sistema de clases, pero no podemos decir que ninguna sea más democrática que la nuestra.
Raúl sustentó su afirmación con el ejemplo de Estados Unidos, que se autotitula la democracia más grande del mundo y supuestamente tienen dos partidos, pero no hay nada más parecido que un demócrata a un republicano. Un presidente republicano organizó la invasión a Playa Girón y un mandatario demócrata la ejecutó inmoralmente, recordó.
Subrayó que en ningún lugar del mundo se seleccionan los candidatos como en Cuba, donde lo hace el pueblo, y acto seguido abundó que como es lógico nada es perfecto y nuestro sistema tiene que seguir profundizando en sus concepciones democráticas.
En esa idea, planteó que en Cuba tenemos un solo Partido, pero tenemos que convertirnos en el partido más democrático que exista, donde se discuta más, que existan diferencias, no antagónicas y que se emitan en el lugar que correspondan, que cada uno diga lo que desee, dentro del orden establecido, respetando siempre el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta. Hay que luchar para que sea así, sin miedo de ninguna clase, que cada cual exprese lo que sienta.
Recordó que una especial muestra de democracia ha sido la discusión popular a raíz del discurso que pronunció el pasado 26 de julio en Camagüey por encomienda del Partido y que fue aprobado por Fidel. De ese análisis han salido miles de planteamientos e insatisfacciones, pero nadie impugnó al sistema, a la Revolución.
En los intercambios con los electores, Raúl explicó el esfuerzo del Estado por resarcir los daños provocados por las intensas lluvias en la región oriental, y adelantó algunas de las mejoras que paulatinamente recibirá Santiago de Cuba en materia de suministro de agua y transporte urbano.
En cada uno de los consejos populares donde dialogó francamente con el pueblo ratificó la convicción de que sin maquinaria política, ni farsa electorera, la respuesta que darán los cubanos el próximo 20 de enero refrendará su decisión de que el sistema social, consagrado en la Constitución, sea único y perdurable.