Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juventud Rebelde

La tecla del duende

566

Quedan horas de 2018. Todo lo que planificamos y no hicimos, seguramente ya no será en este almanaque. Otros 12 meses de más y, asimismo, de menos, como bien reza la sabiduría popular. Cada quien ha de escoger el prisma con el que mirar el vaso. Si es de alegrías, mejor verlo medio lleno; si de angustias, medio vacío.

Con este teclazo también me despido. Han sido 566 charlas con ustedes en la columna de muchos. Ayer en la tarde, como quien dice, era 13 de septiembre de 2007, y todavía no nos recuperábamos de la mística muerte de Guillermo Cabrera Álvarez, el Genio, cuando por causas y azares comencé a pulsar el alma de la sección —con la confianza de Ricardo Ronquillo y Rogelio Polanco, justo es decirlo—. Hoy, 11 años, tres meses y 14 días después, puedo decir que ha sido la experiencia más alta y honda de humanidad a la que un bisoño periodista podría haber aspirado. El Guille comprendió que un espacio «de autor», se desinfla, se queda sin combustible rápidamente, mientras que un ágora «de autores», deviene manantial inagotable de ocurrencias y fraternidad.

Siguiendo sus enseñanzas, he intentado siempre que las voces de La Tecla se multipliquen, que los panes y peces para el espíritu no dejen de llovernos, siendo fieles a las mejores esencias. En tertulias, expediciones, concursos, folletos, madrugadas, desvelos y risas, mucha y limpia risa contra las mil angustias que la vida no deja de encajarnos, traté de que todos cuantos viviésemos este pedacito de página, creciéramos, ilumináramos. Las veces que se logró, el acierto fue colectivo; de los yerros, la paternidad es exclusivamente mía.

Por darme, este surtidor de duendes me ha dado lo más valioso: familia. La pequeña, esposa e hijo adorables; y la mayor, un ejército de amigos auténticos, que aparecen siempre cuando se los necesita. Sería goloso si pido más.

De ahí que, cuando por imperativos diversos digo «hasta luego», la palabra siguiente que me llena es ¡Gracias!

Otro duende, amante y partícipe entusiasta de nuestras aventuras, abrirá las puertas cada jueves para que pasen cuantos quieran. Y, de seguro, el café y la limonada de los generosos seguirán estirándose, en esa fórmula mágica por la cual convertimos lecturas en abrazos. Aquí les dejo el mío. Ya nos veremos.  

Semilla

Y uno se va de novio con la vida/ desterrando una muerte solitaria/ pues sabe que a la vuelta de la esquina/ hay gente así, tan necesaria. Hamlet Lima Quintana

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.