Acuse de recibo
Como en el fatídico bolero, «un algo se interpone» para que pueda jubilarse Cándido Garzón Coba, violinista de la orquesta Unión Sanluisera, de Santiago de Cuba, después de 47 años consagrados al pentagrama del pueblo.
Cándido, quien reside en Goulet 155, entre Máximo Gómez y General García, en la localidad de San Luis, narra una historia de tropiezos desde que el 5 de enero de 2015 solicitó su jubilación ante Miladys Corzo Burgo, funcionaria de la Empresa Comercializadora de la Música de Santiago de Cuba.
Entonces, la directiva le dijo al veterano violinista que no podía tramitarle la jubilación, «porque tenía muchos músicos por delante, que me presentara de nuevo el 20 de enero».
Cándido precisa que volvió el 20, y Miladys le expresó que en ningún momento le había dicho que fuera ese día, que ella le avisaría. Ya en marzo, el administrador de la orquesta le dijo a Cándido que hablaría con Miladys para que tramitara esa jubilación. Y lo hizo.
Después de eso, refiere, han transcurrido más de cinco meses. Y se ha dicho que la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) estaba en reparación y no se estaban tramitando jubilaciones… Ya entonces había entrado en escena una sobrina de Cándido, quien se presentó en el Inass de Santiago y manifestó que a su tío lo estaban «peloteando» con la jubilación. Le respondieron que sí se estaba jubilando, pero el local se había trasladado para otra dirección.
La sobrina fue a la Empresa Comercializadora de la Música. Allí, Miladys le entregó el expediente del músico y le planteó que a Cándido se le había mandado a buscar en varias ocasiones y no se había presentado. «Algo incierto —comenta el músico—, porque yo le di un teléfono particular para que ella pudiera localizarme. Y nunca lo hizo».
La funcionaria le orientó a la sobrina que Cándido se presentara con el expediente en el Inass de Santiago de Cuba, ante la compañera Clara. Y esta revisó la documentación: estaba incompleta, le faltaba el segundo apellido al nombre y la tarjeta SNC 225, que valida el tiempo trabajado, presentaba irregularidades y sin cuño.
Clara le dijo a Cándido que ella estaba jubilando a músicos de Santiago, y él era de San Luis. Por lo tanto, debía jubilarse por San Luis. Sin embargo, músicos de San Luis y de otros municipios pertenecientes a su orquesta, como Songo La Maya y Palma Soriano, se han jubilado por la Empresa provincial a la que pertenecen, afirma. Y en el Inass de San Luis, le informaron que no lo podían jubilar por allí, porque él pertenece administrativamente a Santiago.
«Soy fundador del Centro Provincial de la Música de Santiago, tengo 65 años, 47 de ellos ejerciendo la música ininterrumpidamente. Fui evaluado por prestigiosos músicos como Tony Taño y Rafael Somavilla. Realizo el pago tributario trimestral para contribuir a mi jubilación, aparte de la declaración jurada a la Oficina Nacional de Administración Tributaria. ¿Por dónde me jubilo? ¿Qué tiempo tendré que esperar por esa jubilación para la cual he contribuido todos estos años? ¿Quién responde por esto?», pregunta Cándido.
Con la sequía que arrecia y los preocupantes pronósticos, Hortensia Fernández está muy preocupada allá en Isabel Rubio 112, entre Juan Gualberto López y Mariana Grajales, en la ciudad de Pinar del Río.
La remitente no sale de su asombro con los salideros que se interponen en su camino y ya han sido reportados:
«En la calle Isabel Rubio hay uno que lleva más de cuatro años botando agua. Y frente a las oficinas de la Vivienda es demasiado el despilfarro. Da lástima que haya personas sin el preciado líquido y en esos sitios se derrame en cantidades industriales».