Acuse de recibo
René David Castiñeiras Vocero (calle 53, No. 104, e/ ave. 1ra. y ave. 2da., Varadero, Matanzas) hace honor a su segundo apellido y llega a Acuse como voz de un grupo de artistas pertenecientes a la Empresa Provincial de la Música Rafael Somavilla, de la Atenas de Cuba, quienes han sufrido irregularidades con su sistema de pago.
En esa empresa, alerta René David, han existido sistemáticas dificultades para que el personal artístico y el técnico cobren en tiempo su salario. Hasta el día de escribirnos, 7 de noviembre, el último mes cobrado por los demandantes era julio, devengado en septiembre.
«La empresa se justifica diciendo que no han pagado los hoteles, que el Instituto no manda el dinero a tiempo, o porque no han entregado la cuenta a Matanzas», (…) apunta el remitente, quien duda de la veracidad de tales planteamientos.
«Esto genera malestar general, incertidumbre, inseguridades (…), ya que los artistas no podemos pagar nuestros gastos elementales de cada día; todo ello sin suspender ningún concierto, actividad, espectáculo o show de animación de cada hotel de Varadero», señala.
Como esta situación se ha repetido durante el 2014 y antes —enfatiza— ya el numeroso grupo de creadores que cobra por la entidad no saben a ciencia cierta cuál es el día en que tendrán su dinero, y sienten que la institución no representa sus derechos.
Se trata —reflexiona René David— de una empresa con un alto aporte en divisas al Instituto Cubano de la Música, por lo que resulta aún más injustificable el problema.
«Si instituciones como Turarte, Artes Escénicas, entre otras, pagan en tiempo, ¿por qué la nuestra no lo hace? ¿Dónde está nuestro dinero? Hemos puesto al tanto de esta situación al Sindicato Provincial, Cultura Provincial, Uneac, Gobierno (…) de la provincia, y hasta ahora todo sigue igual», se duele el trabajador.
¿Quién responde su aldabonazo? ¿Cómo suceden aún estas cosas entre nosotros? ¿Acaso alguien desconoce que el salario es sagrado?
La capitalina María Consuelo Ameneiro Torres (calle 26, entre 15 y 17, Vedado, Plaza de la Revolución) sabe que «siempre se dicen las cosas que están mal, lo cual es saludable, pero también (…) cuando algo está bien debe divulgarse como ejemplo positivo de valores compartidos».
Por ello desea narrarnos lo que le aconteció en la Oficina del Carné de Identidad de su municipio, adonde acudió para confeccionarse un pasaporte. Allí, desde el inicio del proceso, que además fue muy rápido, se sintió, como rezan ciertos cartelitos no cumplidos en tantas ocasiones, «el ser más importante».
«Recibí excelente trato de absolutamente todas las personas que tuvieron que ver con el trámite. Estoy refiriéndome a: desde la compañera de la recepción, las dos compañeras de huellas digitales y fotografía, la que siguió de registro de datos y, 15 días hábiles después, las (…) que entregan los pasaportes», apunta la remitente.
«Me atendieron en ese proceso un total de seis trabajadoras del carné de identidad con absoluta amabilidad, respeto, exquisito trato; profesionales respondieron con precisión todas mis inquietudes, y además ¡sonriendo!», evoca.
«Quiero además señalar que, a diferencia de lo que suele suceder, estas compañeras no aceptaron ni siquiera un refresco de agradecimiento»…, recalca la capitalina.