Acuse de recibo
No hace falta buscar a Julio Verne. El viaje de hoy será de más humilde calado, aunque si vamos a la etimología, humilde se conecta con humus, lo que nos vincula de inmediato con el suelo, esa masa de donde venimos y hacia donde vamos.
Desde Camagüey llega a Acuse el campesino Evelio Pérez González (calle Ramón López Peña No. 31-A, municipio de Esmeralda), quien anda luchando con la mala hierba de ciertos enredos que ya le tienen la parcela bastante llena.
Evelio es usufructuario con certifico de tenedor inscripto al número 061542, expediente número cuatro, de fecha 5 de febrero de 2009, al igual que su papá, Evelio Pérez Vena. Ambos poseen una caballería (13,42 hectáreas) de tierra cada uno, una al lado de la otra, las que han destinado eficientemente al cultivo del arroz.
Hace hoy poco más de cinco años —evoca el agramontino— «nos entregaron los certificos por dos caballerías pues eso era lo que aparecía en el mapa de la tierra realizado por el topógrafo Fernando Camilo Fornet y entregada por Evelio Cantos Pay, responsable de la Oficina de Control de la Tierra de la Delegación Municipal de la Agricultura».
Hasta ese punto todo bien, pero sucede que el hombre de tierra conoce la tierra, y a ojo de buen campesino Evelio y su papá, una vez realizado el desmonte de la maleza y el marabú que infectaba casi toda el área, supusieron que había más de dos caballerías en aquel espacio.
«Me dirigí a la oficina de Atención a la Población de la Delegación Municipal de la Agricultura, y fui atendido por la compañera Dargis Nailis Fuentes para plantearle que, de haber mayor cantidad de área entregada, aunque fuera un metro más, nosotros la solicitábamos (…) Ella tomó nota de lo dicho», refiere el agricultor.
Al cabo de dos años y unos meses —rememora— apareció otro compañero, familiar del topógrafo que había medido el terreno, «con un certifico por una caballería de tierra» entregada por el mismo ejecutivo de la Delegación Municipal de la Agricultura que les dio la de ellos, y en la misma área en la que solo en registro aparecían dos, y que ya el dúo padre e hijo habían solicitado.
La compañera de Atención a la Población de la Delegación Municipal de la Agricultura le comunicó a Evelio Cantos Pay la existencia de la solicitud anterior, y luego de un análisis se decidió retirar el documento entregado al supuesto nuevo propietario, apunta el camagüeyano.
Pero lo que no se acaba de legalizar —señala— es la entrega de ese pedazo que «apareció» a quienes lo habían pedido desde un inicio. «El caso es que, a pesar del tiempo transcurrido, aún estoy sembrando la misma tierra entregada, más la supuesta caballería (adicional) de modo ilegal. Todo esto se analizó con Juan Bravo, delegado municipal de la Agricultura en ese momento, el cual me respondió: “Antes de finalizar el año, te daré una sorpresa”, y sí me la dio: abandonó el país. La producción como resultado de nuestro trabajo consta en los archivos de controles de la cooperativa de crédito y servicios fortalecida (CCSF) Jorge Fernández Bello, a la cual pertenezco».
Luego de varios trámites al respecto, recaló Evelio en la oficina de Atención a la Población de la Delegación Provincial de la Agricultura. Lo atendió el jefe del departamento, de apellido Medina, y le expresó que la Delegación Municipal no había entregado el expediente de la solicitud para la ampliación de la tierra, violando el término de tiempo establecido para ese proceso...
«El tiempo pasó y se aprobó el Decreto-Ley 300. Ahora me comunican que debo hacer nuevamente la solicitud según este decreto y que solo puedo sembrar caña, como única opción de cultivo. Así las cosas, me volví a reunir con Medina (…) Me comunicó que ya (el expediente) estaba en manos del jefe de la Delegación Provincial para ser firmado (…) Hace más de tres meses de eso y hoy continuamos ilegales, y sobre el cultivo de la caña me dijo que eso es una política del país, por lo que es eso o nada», evoca el lector.
Y añade su honda preocupación pues en estos momentos la dirección de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) donde está enclavada la tierra que poseen está precisándolos para que cambien de siembra. Sin embargo, en el expediente inicial de entrega del terreno se apunta que tras pruebas de laboratorio efectuadas a los suelos en cuestión, estos no eran recomendables para la caña.
«Al acudir al Banco de Crédito y Comercio procurando financiamiento para la siembra de caña, el Comercial me dijo que no puede hacer tal depósito, ya que es un cultivo no indicado para ese suelo. Lo mismo me plantean los compañeros de Seguro cuando los consulté, exponiendo (…) que eso solo causaría poca población (de caña) y bajos rendimientos. No se puede asegurar —dijeron— lo que no es seguro. La pregunta ahora es la siguiente: ¿Qué hago?».
Esperemos que la respuesta a este campesino no tenga que recorrer Veinte mil leguas de viaje submarino.