Acuse de recibo
«Interruptos». Ese es el eufemístico término que les han aplicado a los trabajadores de la Casa de la Música de la Egrem (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales) en Santiago de Cuba desde hace más de seis meses. Interruptos en una nebulosa de incertidumbre, sin información de qué pasará con ellos cuando la institución reanude sus labores.
Lo cuenta, a nombre del colectivo, el trabajador Karel Miguel Guerrero Betancourt (calle G, No. 153 altos, entre 4ta. y Avenida de Céspedes, reparto Sueño), quien detalla en su misiva la historia de la «interrupción».
El pasado 6 de abril, en medio de una actividad, colapsó la tubería de desagüe de la instalación, que venía afrontando tupiciones desde hacía años, y en la cual se había trabajado en diversas ocasiones, la mayoría de ellas por esfuerzo propio de los empleados, narra el remitente.
Entonces —refiere el lector— se decidió por parte de la administración cerrar el centro para resolver el asunto de la tubería de marras, lo que en esencia consistía en la sustitución de aquella por una de polietileno, pues la anterior estaba muy deteriorada.
«Enseguida se procedió a convocar a los trabajadores, los cuales dieron su disposición en participar codo a codo en las reparaciones... Nosotros abrimos la zanja por donde iba a pasar la nueva tubería. Eso fue en abril y principios de mayo. En ese momento la administración de la empresa decidió reubicar a unos en las labores de la reparación y a los demás en otras instalaciones de la propia Egrem, por lo que se nos efectuó el pago correspondiente al mes de abril al cien por ciento, y el correspondiente al mes de mayo al 60 por ciento. En este último mes ya habíamos terminado de cavar la zanja y todo dependía de que la empresa pudiera resolver los materiales para el arreglo y contratar a los obreros», relata Karel Miguel.
A los trabajadores del sitio —continúa— se les dijo en ese instante que tenían que esperar en la casa y que no se les podía pagar más, pues estaban «interruptos» y esto, según la empresa, «se pagaba un mes al cien y otro al 60 por ciento, y ya. No se nos dio una explicación sobre cuándo se pretendía terminar el trabajo, ni una posible reubicación».
Y durante todo este proceso, hasta el 12 de septiembre, cuando nos escribió el santiaguero, no se habían terminado los trabajos de reparación —expone en su carta que por falta de materiales, demora en la llegada de un cheque de La Habana, indecisión a la hora de pagar a los constructores, etc.—, ni se les había proporcionado a los trabajadores la información necesaria del estado de cosas.
«El administrador pidió la baja y en su lugar nombraron a un compañero con carácter provisional, el cual, a pesar de tener muchos deseos de trabajar (…), tiene su plaza en otra instalación, lo que no le permite encargarse a tiempo completo de nuestra Casa. Desde entonces y hasta ahora, nadie de la administración se ha reunido con nosotros para darnos una explicación sobre nuestro estatus.
«En días pasados la actual Directora y especialista de Recursos Humanos se reunió con algunos trabajadores, no la totalidad (pues no se cursó ninguna citación oficial), y expresó que el centro, por decisión del Consejo de Dirección, no se iba a abrir más y que iba a ver si podía gestionar ubicación en el Ministerio de Trabajo. Este ha sido el único contacto con algún directivo en seis meses que ya llevamos cerrados, tres de ellos sin percibir ningún tipo de remuneración salarial», reflexiona el remitente.
Lo último que él ha sabido sobre el centro es que ya se encuentra prácticamente listo para brindar servicio a la población, pero por motivos no aclarados por la dirección nacional de la empresa, «aún estamos sin empleo y esperando que nos declaren disponibles. Ya no se trata de dificultades, sino de voluntad de nuestros superiores».
¿Hasta cuándo seguirán recalando en esta columna casos como este, que denotan una insuficiente información y casi nula participación de trabajadores de algunas entidades en el destino de su organización y de su empleo? ¿Qué dicen las autoridades correspondientes? ¿Qué hicieron en la Casa de la Música santiaguera los representantes del Sindicato?
Ojalá salten pronto los oídos sensibles a esta extraña música.