Acuse de recibo
Con tanto esfuerzo que se realiza cotidianamente, cada quien desde su puesto y oficio, para lograr la alimentación de todos, cartas como la de la camagüeyana Bárbara Esquivel Vázquez (calle Ignacio Agramonte No. 2, San Miguel, Nuevitas) duelen en lo más hondo.
Bárbara es obrera agrícola de la unidad Las Flores, de la empresa agropecuaria Nuevitas Cultivos Varios Camalote. Allí atiende un área de labranza de plátano burro con una frecuencia de producción mensual que representa la entrega de 80 a cien quintales por corte.
Narra la remitente que desde septiembre de 2013 vienen presentando problemas: nada más les piden la mitad de lo que pueden producir porque, según los especialistas de la empresa, «acopio Nuevitas no tiene transporte para asumir toda la producción que tenemos disponible... La misma se madura en los campos y la perdemos por completo.
«Me mato de sol a sol, tengo mi área limpia, cumplo con todos los rigores de la producción agrícola —que para las mujeres son mayores— y por incapacidad de alguien (...) seguimos perdiendo producción, salario y creando disgusto en los trabajadores…», opina la camagüeyana.
Este problema —añade— es compartido por otros siete productores de plátano, tres hombres y cuatro mujeres, que día a día ven cómo su esfuerzo se subemplea, en un sector tan importante para el bienestar colectivo del país. La difícil situación se ha planteado reiteradamente en la zona, pero de nada ha servido.
«Los vecinos de la calle Progreso entre Cuba y Garayalde, en la ciudad de Holguín, hemos sido perjudicados reiteradamente por recibir en nuestras viviendas electricidad con voltajes elevados que han provocado la rotura de varios equipos electrodomésticos», señala en su carta Jorge Mastrapa Ardide, quien vive en el No. 152 de la mencionada arteria.
Cuenta el lector que a fines de 2013 varios vecinos reclamaron a la Organización Básica Eléctrica (OBE) tras una explosión que dañó numerosos medios, y a pesar de sus gestiones la OBE respondió que lo ocurrido no era responsabilidad suya.
«En el mes de enero (2014), por igual causa fueron dañados en mi vivienda el televisor, un radio y dos lámparas de 20 watt. Al acudir a las oficinas de la OBE, la compañera Dignora —que atiende daños a la propiedad— nos comunicó que no podía recibir la reclamación porque el reporte indicaba que la causa eran “dos palomas”. Afortunadamente logré reparar los equipos y reponer los tubos de luz fría, por supuesto, asumiendo el pago por estos servicios», evoca el remitente.
El domingo 16 de febrero se produjo otra explosión en la zona y en el hogar del holguinero se deterioró el televisor recién reparado, el refrigerador, el equipo de video y tres lámparas de 20 watt. Esta vez la envergadura de los daños fue superior —añade el lector—, pues se dispararon las tapas de numerosos metrocontadores y hubo afectaciones a propiedades de varios inquilinos. «Al vecino René Rodríguez se le afectó el televisor. A Luis Santiago, por segunda vez se le dañó el televisor y ahora el metrocontador. A Betsy Sánchez, dos lámparas de 20 watt y el teléfono de 400 minutos. Y a Mayuris Rodríguez, una lámpara de 20 watt», detalla el holguinero.
Al acudir esta vez a la Oficina de Daños a la Propiedad de la OBE, la misma compañera les comunicó que no podía recibir la reclamación pues en el reporte se decía que «la afectación la había provocado una paloma».
«No estamos de acuerdo con la justificación nuevamente de la paloma (a propósito, ningún vecino reconoce que dio tal información). En el circuito externo existen problemas y vulnerabilidades que son responsabilidad de la OBE…», sostiene el remitente.
Y a continuación explica cómo, por ejemplo, en un mismo poste tienen instalados tres transformadores, con muy poca distancia entre ellos, lo cual propicia —a juicio del lector— que cualquier fallo provoque complicaciones superiores.
Cuando la población reporta una falla en el servicio eléctrico y se acude a atenderla, ¿no verifica ese personal especializado qué dio pie a la misma? Resulta llamativo que en tan breve período se han reportado tres problemas y dañado tantos medios: ¿no aconsejaría lo sucedido que la OBE profundizara en las causas? ¿Quién les responde a estos vecinos en un tema tan sensible como la destrucción de equipos electrodomésticos —que con mucho sacrificio van acumulando las familias— y la garantía de un servicio más seguro?