Acuse de recibo
La chapucería anda pegada como una lapa a ciertas obras en ejecución que, paradójicamente, son de beneficio público y cuestan no pocos recursos, como la que denuncia Pablo E. Argüelles (Belascoaín 808, entre Sitios y Peñalver, Centro Habana).
Refiere el remitente que hace unos meses se realizó una reposición de conductoras de agua en la populosa avenida de Carlos III, frente al Hospital Freyre de Andrade (Emergencias). Y luego se extendió a las esquinas de San Francisco e Infanta.
Y como monumento a la indolencia, quedó un hueco en la parte oeste del hospital, el cual se llena de agua cuando llueve.
«¿Se habrá acabado el financiamiento, justificación recurrente a las acostumbradas y soberanas chapucerías?», añade el lector. Si haber repuesto las conductoras y dejado el hueco es un atentado a la racionalidad, lo es también que ese trabajo duró varias jornadas, con molestias al tránsito de vehículos y personas; para que ahora, con cualquier llovizna, se forme una tremenda laguna desde frente a Emergencias hasta la esquina de Infanta.
«Cabe cuestionarse: ¿No se controló la terminación de la obra y su calidad? ¿No pasan por ese lugar los responsables de tamaña chapucería?, concluye Pablo.
Evelio Manuel González (Maceo 16-A, Esperanza, Villa Clara) llegó a la casa de cambio, CADECA, en la localidad de Ranchuelo con su tarjeta débito Caribbean Transfer, para cobrar una remesa. Y a pesar de ser el tercero en la cola, tuvo que esperar 40 minutos para extraer su dinero.
Tanto el profesional trato de la cajera, como el del resto del personal, asegura, se vio empañado por un teléfono. Sí, por el solitario teléfono que comparte allí CADECA con la Western Union, su vecina en el mismo local, y que se emplea para todas las operaciones, incluyendo el post para extraer dinero.
Y como las sucursales de BANDEC y BPA en determinados momentos están recargadas con operaciones y pago de jubilados, no son pocos quienes, como Evelio, ven una opción viable en CADECA, pues allí mismo pueden hacer el cambio de moneda.
Al concluir la operación, Evelio le expresó su inconformidad a la Directora de la casa de cambio quien, de manera muy cordial y correcta, se comunicó con el Director provincial. ¿Cuál fue la respuesta del funcionario? Que para el volumen de operaciones que tenían, solo necesitaban un teléfono.
Pero el mes anterior, Evelio sufrió lo mismo, o peor: se demoró casi una hora entre que la línea tenía problemas, luego que el teléfono estaba ocupado y, finalmente, las transferencias en la Western Union.
Y como Evelio no se ciñe al disgusto, sino que intenta desentrañar los problemas, se cuestiona la estadística. «Si con tan solo mi tarjeta se demoró casi una hora, imagínese que hubiera llegado otra persona con el mismo fin… Eso, sin contar los posibles clientes de la Western Union, que con toda razón también desean realizar su operación con rapidez».
Evelio ahonda: «No entiendo trabas como esta, en momentos en que se está desarrollando la Banca Electrónica; cuando cada día es más común en nuestro país el uso de tarjetas magnéticas para jubilados, estímulos, remesas y misiones.
«No podemos sacrificar calidad por ahorrar. Y los clientes no podemos quedarnos de brazos cruzados siempre y cuando exista algo incorrecto. Porque por cada operación que realiza CADECA con tarjetas de FINCIMEX, recibe un porcentaje que les representa ingresos en CUC.
«Todos estamos al tanto del esfuerzo en que está envuelto el país para que nuestros empresarios piensen más como profesionales. Esto es una señal de alerta en la batalla para que nuestras entidades funcionen con calidad y eficiencia, y lograr que el cliente sea la principal prioridad, finaliza.