Acuse de recibo
Milagros Fals (General Gómez No. 387-A, entre Carmen y Bembeta, Camagüey) fue a comprar carne de cerdo, a 18 pesos la libra, y encontró engaño en el mercado agropecuario 280 (El Pabilo), en esa ciudad. El dependiente le pesó la carne y le cobró ochenta pesos. Milagros sopesaba el pedazo con desconfianza, hasta que comprobó el peso en dos unidades distintas, y resultó tres y tres cuartos de libra. ¡Le habían esquilmado 13,50 pesos en sus mismas narices! Retornó a El Pabilo, y discretamente requirió al dependiente. Este comprobó el peso, e insistió en que eran cuatro libras, y que la carne había subido a 20 pesos. Milagros le recordó el precio de la pizarra: 18 pesos. Derrotado en argumentos, optó por hacer mutis y con un pañito limpiar constantemente el mostrador. Pero no se disculpó con Milagros ni le devolvió el dinero mal habido. Lo peor de todo, según la lectora, es que el administrador del mercado lo presenció todo. Pero tampoco abrió su boca para excusarse con la señora ni para impartir justicia. Cualquier semejanza con la realidad es «impura» coincidencia.
Risita ríe de nuevo: Del silencio irrumpió en esta sección José Álvarez Zequerira —más conocido por Risita—, veterano obrero gráfico ya jubilado, que laborara en los periódicos Alerta, Revolución y Granma, en el Combinado Poligráfico del mismo nombre, y finalmente en la revista Bohemia. Y lo hace para agradecer de todo corazón al equipo de la Clínica del Adulto Mayor del hospital Calixto García, que lo operó de dos hernias; muy especialmente a la doctora Rosalba y la anestesista. El trato, asegura, fue muy cariñoso y humano, al igual que el de la doctora Lisandra, en la Sala Albarrán del propio hospital, quien le atendió su problema de la próstata. Por estos días, Risita le hace honor al sobrenombre que hizo historia en los viejos trabajadores gráficos.
¿Cómo queda Talía?: Mayra Maestre (Edificio 16-A, apto. 17, Reparto Guiteras, Ciudad de La Habana), me escribe muy preocupada porque el futuro profesional de su hija, Talía Bermúdez Maestre, depende de un expediente cuyo paradero es desconocido aún. Talía, quien labora en el policlínico Wilfredo Santana, de esa barriada, retornó de una misión por cinco años en el programa Barrio Adentro, de la hermana Venezuela, durante la cual cursó numerosas asignaturas de la especialidad de Óptica y Optometría. Cuando retornó a Cuba, su expediente no le fue entregado, y en estos momentos no se sabe dónde se encuentra, o en qué gaveta fue guardado allá. Ya Talía lleva un año en la patria, está de licencia de maternidad; pero cuando se incorpore a su trabajo, ¿cómo queda ella? La madre, muy atribulada, pregunta quién va a responder por esta penosa situación.
Resuelto antes de publicarse: El pasado 25 de abril, reflejé aquí una carta de denuncia de Karlovis Martínez (San José 1106, Centro Habana), fechada el 19 del propio mes: contaba que hacía más de 15 días que las heces fecales se desbordaban por las tazas de baño y tragantes de los 15 apartamentos de su edificio. Y como sospechaban que las aguas negras habían contaminado la cisterna, no se encendía la turbina. Un vecino del inmueble reclamó ante el inspector de Aguas de La Habana en la zona, quien aseguró que iría y los dejó en una espera infructuosa, no obstante existir dos órdenes de servicio. Al respecto, responde Ana Remis Castro, jefa del departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana: En ese sitio se trabajó con el carro de alta presión y se solucionó el problema días antes de la publicación. Pero el 18 de abril los vecinos notificaron que la situación continuaba. Fue necesario localizar el registro de inspección, y con la ayuda de los vecinos se ubicó el 20 de abril. El carro de alta presión retornó el 22 del propio mes, y solucionó el vertimiento. Asegura Remis que el inspector en ningún momento se desentendió del asunto; no se resolvió antes por la escasa disponibilidad de carros de alta presión frente una demanda elevada de incidencias de ese tipo en la capital. También se detectaron problemas en el entronque del edificio, y para dar solución definitiva se orientó su reparación. Dichos trabajos, asegura Remis, serán chequeados hasta su total conclusión.