Acuse de recibo
El estipendio estudiantil, un derecho del alumno universitario cubano consagrado en el reciente Congreso de la FEU, presenta ciertas irregularidades en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.
La denuncia la hace en su carta Arnaldo Mirabal Hernández, estudiante de tercer año de la Licenciatura en Periodismo y residente en el batey Punta de Diamante, del municipio espirituano de Cabaiguán.
Refiere Arnaldo que desde el comienzo del presente curso escolar, ese centro «no ha dado pie con bola con el pago estudiantil. En ocasiones no se realiza por falta de dinero, y cuando llega, resultan numerosos los estudiantes cuyos nombres no aparecen en las nóminas. Los alumnos que imparten clases como ayudantes también son víctimas del problema, pues muchas veces no les pagan la ayudantía».
Insiste el joven en que ya se ha hecho una costumbre allí efectuar el primer pago del curso, correspondiente a septiembre, en el mes de octubre, junto con el de este último mes. Algunas facultades, por falta de dinero o problemas con las nóminas, tampoco solventaron a sus estudiantes, en noviembre, el saldo atrasado de los tres meses.
Y precisa Arnaldo que la no inclusión de nombres en nóminas podría tener su origen en un programa computacional elaborado por el mismo centro para hacer más eficiente el pago a los estudiantes.
El remitente cuenta su propia historia: acogido a la Orden 18, él percibe cinco pesos más de estipendio que el resto de los estudiantes diferidos. En octubre no le pagaron esos cinco pesos. Y en noviembre sí venía considerado, pero entonces se les había olvidado retribuirle el dinero atrasado, correspondiente a septiembre y octubre.
El otro acuerdo del Congreso de la FEU que navega por aguas burocráticas, según Arnaldo, es el descuento del 50 por ciento en el costo del pasaje en los ómnibus Yutong: «Antes, con solo mostrar el carné de la FEU, te cobraban la mitad del pasaje. Ahora tienes que emprender una serie de trámites, como presentar el boletín en la secretaría de tu Facultad; luego lo envían al edificio de Finanzas (en ocasiones estos trámites los he realizado yo). A los dos o tres días, te presentas con tu pasaje adjunto a una planilla y cobras la mitad del importe del pasaje».
Pero el pasado jueves 29 de noviembre, al presentarse para cobrar la mitad de su pasaje, no había dinero. Y le explicaron que de no cobrarlo el siguiente día, perdería ese derecho. Armando fue el viernes, y le reiteraron que no había dinero. Debía presentarse el lunes 3 de diciembre, y de no hacerlo, perdería el derecho al cobro.
«Hoy es lunes 3 de diciembre —subraya— y tampoco hay dinero para pagarme. De más está decir lo impotente que me sentí. Atiné a pensar en Jorge Luis Borges cuando dice que un hombre son todos los hombres. Entonces me sentí víctima de todos los malos tratos que sufren las personas, las que envían sus quejas a su sección, y las que callan».
Confiesa el joven que, como es de temperamento colérico, atinó apenas a hacer trizas el papel con el boletín adjunto. La empleada le solicitaba que se lo entregara, y al llegar el dinero se le pagaría. Pero ciego en su disgusto, Armando se marchó.
Al futuro periodista: te comprendo en esa agonía, y reconozco el fundamento que tienes para denunciar los laberintos y vericuetos en que se complican y resienten medidas tan justas y beneficiosas para el estudiantado, refrendadas en su Congreso. Amigo Arnaldo: la ira puede entenderse en determinado momento, pero a la larga nada resuelve sino enquistarlo a uno. Tu organización, la FEU, debe reclamar, con propiedad y todo derecho, por que se atiendan estos reclamos, y lo que es un beneficio no se convierta en tormento.
Al final la cólera es mala consejera, sobre todo en el Periodismo. Dime tú si ante tantos tropiezos que este redactor ha vivido y sufrido en esta propia columna, hubiera optado por hacer trizas este empeño, sin aquilatar que las batallas se ganan con los argumentos cabalgando sobre la persistencia y la táctica. Esperemos, Arnaldo, que las autoridades universitarias den una respuesta convincente.