Una afirmación que no deja espacio para las dudas es aquella que manifiesta que todos podemos practicar deportes. Autor: LAZ Publicado: 06/08/2020 | 10:12 pm
Una afirmación que no deja espacio para las dudas es aquella que manifiesta que todos podemos practicar deportes, desde el niño que a temprana edad comienza a patear un balón, hasta los mayores que encuentran en los círculos de abuelos un modo de mantener activos sus músculos añosos.
Cada uno, de acuerdo con sus posibilidades y fuerza de voluntad, puede encontrar en los deportes un refugio para escapar del aburrimiento, la ansiedad o los achaques que se multiplican en estos tiempos de pandemia.
Por supuesto que las amas de casa no están imposibilitadas de disfrutar de este derecho. Eso sí, que conste que cuando hablo sobre las mujeres trabajadoras practicando actividades que requieran esfuerzos físicos, no me refiero a la escoba o el palo de trapear, sino a otras demandantes de tanta dedicación como cualquier disciplina deportiva, aunque muchas veces no lo apreciemos así.
Hablo de mujeres como mis vecinas, un grupo de chicas, jóvenes en su mayoría, las cuales han encontrado tiempo y disposición para cada tarde mover el cuerpo y despejar la mente valiéndose de los ejercicios aeróbicos.
La idea, surgida e implementada luego de que La Habana pasara a la fase uno pos-COVID-19, se hizo posible también gracias a la colaboración de una miembro de la comunidad, quien puso a merced de las interesadas sus conocimientos como licenciada en Cultura Física.
Diariamente, ese espacio recibe al grupo de mujeres que, aún con los nasobucos y el distanciamiento necesario, no logran disimular su entusiasmo.
Cada tarde se nota una alegría contagiosa que se propaga de balcón a balcón en cuanto se escucha el primer llamado convidando a la reunión diaria, una cita que sirve además como pretexto para socializar luego de meses de reclusión.
Quizá muchas de ellas persigan únicamente el objetivo de bajar las libras que han ganado últimamente. Sin embargo, los ejercicios aerobios tienen múltiples beneficios para la salud que incluyen mejoras a nivel cardiovascular, de la capacidad pulmonar, la presión arterial, la absorción del calcio, la autoestima y hasta el sueño.
No por gusto cada vez son más las vecinas que se suman a este espectáculo de movimientos coordinados, una iniciativa que aplaudo, pues demuestra que, con disciplina, la práctica de ejercicios físicos puede ser un arma más para combatir la epidemia, una cargada con buena salud, calidad de vida y respeto a las normas establecidas por nuestro Gobierno, la cual podemos y debemos empuñar, todos.