Borrero volvió a reinar a nivel mundial en la capital kazaja. Autor: UWW Publicado: 04/12/2019 | 09:53 pm
Si hay un deporte que no debería pecar de falsa humildad, ese es la lucha cubana. Siete Juegos Olímpicos con al menos una corona, más una larga cadena de títulos mundiales, continentales y de cuanta competencia exista, avalan a esta disciplina como una de las principales razones para sentir orgullo de haber nacido en la mayor isla del Caribe.
El trabajo de entrenadores y restantes miembros del colectivo técnico ha logrado que, un año más, esta práctica de orígenes milenarios se erija como la mejor del país en materia individual.
La figura más visible de ese éxito mide 160 centímetros y pesa poco menos de 67 kilogramos. Su nombre es Ismael Borrero, y acaba de ser seleccionado como el mejor exponente de la temporada entre todos los gladiadores del patio.
Ismael, monarca del orbe en Las Vegas 2015 y luego rey bajo los cinco aros en Río de Janeiro 2016, regresó a la cima gracias a su título en el torneo planetario que tuvo como sede a Nur-Sultán, capital kazaja. En tierra euroasiática, el indómito demostró que lo del ciclo pasado no fue ninguna casualidad, y puso a toda su división en pie de guerra de cara a la siguiente competencia de peso, pactada bajo los cinco anillos de Tokio a partir del próximo 24 de julio.
Borrero representa, junto a titanes como Mijaín López, Filiberto Azcuy o Yandro Quintana, la cúspide de un método de entrenamiento que no ha dejado de producir frutos envidiables y que sigue sorprendiendo a sus rivales, quienes son incapaces de entender cómo, a pesar de las enormes limitaciones materiales, siguen saliendo tantos «monstruos» de los colchones antillanos.
Por si fuera poco, los astros de ahora y de antes bien pudieran decir como Calle 13, y jurar que «los de atrás vienen conmigo», pues este 2019 ha visto emerger jóvenes figuras hasta ahora desconocidas, quienes igualmente han acaparado reflectores en espacios relevantes de la arena internacional.
Entre todos ha destacado Gabriel Rosillo, una mole de 97 kilogramos que el pasado agosto se proclamó campeón dos veces en el estilo grecorromano: primero en los Panamericanos de Lima, y luego en el mundial juvenil realizado en Tallin, Estonia.
Junto a Rosillo, que ya no es más futuro y sí presente, es justo reconocer a otra fuera de serie como Milaymis de la Caridad Marín (76 kg), reina olímpica juvenil de 2018, quien durante los últimos 12 meses se convirtió además en reina del planeta tanto en esa categoría como en la sub-23.
A la par de este dueto de lujo, saltaron a la vista este año nombres como el del librista Reineri Andreu (57 kg), otra vez rey en la sub-23 y bronce en Lima; Yonger Bastida (92 kg) (plata juvenil y bronce sub-23) y Daniel Gregorich, tercero a nivel continental y sub-23.
La lista sobresaliente de 2019, elegida por la Comisión Nacional de este deporte, también está integrada por Alejandro Valdés (65 kg, libre), Yusneylis Guzmán (50 kg, libre femenina), Geandry Garzón (74 kg, libre), y Yurieski Torreblanca (86 kg, libre), todos dueños de resultados que dejaron en un lugar de honor a la bandera de la Estrella Solitaria.
El calendario que tienen por delante no es cosa sencilla. Lo más cerca es el clasificatorio de América rumbo a Tokio, sede de la cita estival, que a su vez estará seguida de otra edición del Mundial. Sea cual sea su lugar en esos retos, lo seguro es que ninguno volverá a casa con el escudo, sino sobre él.