Yaimé Pérez recientemente dijo que «la medalla de oro no tiene nombre». Autor: Osvaldo Gutiérrez/ACN Publicado: 06/08/2019 | 11:39 pm
Yaimé Pérez recientemente dijo que «la medalla de oro no tiene nombre». La discóbola santiaguera declaró eso respecto a su prueba en los Juegos Panamericanos de Lima. Una afirmación con un mensaje claro: a tenor con las soberbias actuaciones de ella y de su compañera Denia Caballero este año, el título de esa especialidad se debatía entre su nombre y el de la villaclareña, a no ser que sucediera un auténtico milagro. Y eso estuvo a punto de ocurrir, pero no ocurrió.
En la Villa Deportiva Nacional (Videna), donde hacían casi 15 grados, Cuba estuvo con los nervios crispados hasta el último disparo de la indómita Pérez, quien se lució a lo grande y de golpe cambió plata por oro. Su registro de 66.58 metros (m), aparte de convertirse en nuevo récord para los Juegos y borrar la anterior marca de la pinareña Yarelis Barrios (66.40 metros, Guadalajara 2011), evidenció que la nueva monarca tiene bien superadas las dificultades sicológicas del pasado.
Asimismo Yaimé, actual campeona de la Liga de Diamante y puntera del ranking mundial con 69.39 m, se desquitó de lo ocurrido hace cuatro años en Toronto, donde finalizó segunda y su coterránea Caballero devino reina. Esta vez, Denia, as del orbe en Beijing 2015 y muy estable durante este año, no disfrutó de su mejor evento, al quedar en la cuarta posición con lanzamiento discreto de 60.46 m, en su primer envío.
La medalla de plata descansó muy merecidamente en la brasileña Andressa de Morais, autora de un envío de 65.98 m, marca personal, mientras el bronce se lo colgó su compatriota Fernanda Borges (62.23 m).