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La tecla de la victoria

El habanero Rainel Panfet, mentor del club campeón de Quezaltepeque y titular hace tres años como estratega del equipo cubano Capitalinos en la LSB, manifestó a JR sentirse doblemente feliz con este triunfo en el Torneo de Clausura de la Liga Mayor de baloncesto masculino de El Salvador

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Santa Tecla presionó este domingo la tecla más importante, la que de un golpe le abrió las puertas del título en el Torneo de Clausura de la Liga Mayor de baloncesto masculino de El Salvador. En una final sin precedentes contra la escuadra de Quezaltepeque, los conocidos como periquitos lograron su segundo cetro, junto al conquistado en el Torneo Clausura 2016, y de esa forma se situaron a una corona del elenco Brujos de Izalco, máximo vencedor de la Liga Mayor con tres diademas.    

Si hubo un jugador con un peso determinante en el título del club tecleño, ese fue el alero habanero Lisván Valdés, quien en los cuatro encuentros de la final se apuntó 97 puntos —casi 25 por juego—, 11 triples, 25 rebotes y 12 asistencias, mientras que en la etapa clasificatoria acumuló 253 unidades y 18 encestes desde el perímetro. Su desempeño en la discusión del primer lugar le valió la condición de jugador más valioso.

El habanero Rainel Panfet, mentor del club campeón y titular hace tres años como estratega del equipo cubano Capitalinos en la LSB, manifestó a JR sentirse doblemente feliz con este triunfo, premio a tantas horas de desvelo, estrés y sacrificios que solo conocen aquellos que están dentro de un show tan mediático como lo es el principal circuito salvadoreño.

«Dirigir bajo nuestro perfil estratégico a un grupo de atletas que en su mayoría fueron campeones en 2016 y luego de un período de tres torneos no encontraban el primer lugar, resultó complicado. El trabajo individual en las mañanas, las sesiones de gimnasio y los entrenamientos tácticos en la noche fueron cuestiones no aceptadas en la primera etapa. También el trabajo sicológico y las actividades de fisioterapia resultaron temas polémicos al inicio. Luego comprendieron su importancia y creyeron en una filosofía fiel a la de la escuela cubana de baloncesto», declaró Panfet.

Muy complacido con el rendimiento de su pupilo Valdés se mostró Rainel y aseguró que si le pidieran conformar un equipo de baloncesto masculino cubano lo incluiría en la columna vertebral integrada por Jasiel Rivero y Javier Jústiz. Afirmó que es un jugador tranquilo, dedicado y valiente en la cancha.

«Durante el torneo lideró al conjunto en los partidos, en los camerinos, en los entrenamientos… Fue el verdadero jefe con la moral de trabajo necesaria para ser respetado por sus compañeros. 

Punto y aparte para el avileño Joan Luis Haití, todo un jerarca de las duelas y sabio hacedor de su labor, que culminó en el último partido con triple doble de 13 puntos, diez rebotes y diez asistencias», finalizó.

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