Cuando restan pocos días para el final, Milaimys Marín logró el primer título para Cuba en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 13/10/2018 | 10:04 pm
El Pabellón Asia es la instalación que acoge la lucha y el judo de los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, Argentina. Es un recinto pequeño, con capacidad para cerca de 1 200 personas. Son las 7 y 20 de la noche en ese país sudamericano, una hora menos en Cuba, y se celebra el último combate de la lucha libre femenina, exactamente el número 125. A la instalación no le cabe un espectador más, no soporta un grito más. Existe un gran motivo para que el ambiente sea ese y no otro.
Se discute la final de la división de 73 kg. En una esquina está la cubana Milaimys de la Caridad Marín, en la otra Linda Machuca, una de las mayores promesas de la lucha argentina y para más señas, oriunda de la ciudad de los Juegos. «Toda Argentina está en contra de la cubana», me dice un amigo vía facebook.
No puede ser al revés, lógicamente, pero, en medio del bullicio, la habanera parece sorda. De pronto, se siente un silencio en las gradas. Milaimys logra una espectacular pegada, vence a la local y así le aporta un título a su país en esta justa olímpica.
La vencedora, antes del éxito de marras, lideró la llave A con triunfos ante atletas de Japón, Suecia, Canadá y Samoa Americana. El cetro de la también campeona panamericana de cadetes en Guatemala, este año, ha significado el mejor desempeño de la pequeña comitiva antillana hasta el momento.
Por su parte, la otra gladiadora que representó a la Isla en la cita bonaerense fue la granmense Yetzis Camila Ramírez (65 kg), quien concluyó en la octava posición de su categoría, luego de un solo triunfo —ante la mexicana Sandra Escamilla— y cuatro reveses, el último contra la tunecina Zaineb Tun, en la disputa del séptimo escaño.