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El tabaco necesita arder

Los discípulos de Roger Machado lograron hilvanar su sexto triunfo consecutivo en lo que va de postemporada y, por lo visto, van justificando su condición de favoritos

Autor:

Raiko Martín

CIEGO DE ÁVILA.— La final de la presente campaña beisbolera partió desde esta ciudad hacia el extremo más occidental de la Isla con muy pocas sensaciones de paridad, si se tiene en cuenta el impresionante paso, perfecto por demás, de los Tigres avileños. Si pocos se atrevieron en su momento a siquiera imaginar la barrida a Industriales en el tramo semifinal, las previsiones más consecuentes apuntaban a una posible división de honores en la tierra de la piña.

Sin embargo, los discípulos de Roger Machado lograron hilvanar su sexto triunfo consecutivo en lo que va de postemporada y, por lo visto, van justificando su condición de favoritos. Eso no significa, ni remotamente, que el resto del camino hacia el trono vaya a ser en línea recta y sin obstáculos, pues en frente tienen a un equipo como el de Pinar del Río, con un doctorado en las artes de la resurrección, aunque el «fuetazo» de adrenalina por la emotiva victoria en semifinales frente a Matanzas no le haya alcanzado ahora para tener un buen arranque.

En esta misma página escribí hace unos días que los vigentes monarcas partían como los candidatos de mayor fuerza para recalar nuevamente en el trono, sin desconocer que sus rivales contaban con armas suficientes para complicarles la tarea. Pero lo cierto es que de esas fortalezas se ha visto muy poco hasta el momento.

Al equipo dirigido por Jorge Ricardo Gallardo le ha fallado la estrategia, y tanto el desgaste como las lesiones les están pasando factura. Para sus muchachos fue muy duro, a estas alturas del campeonato, encarar un cruce que se extendió hasta el límite. Por ello, el haber retornado a casa antes de «devorar» los más de 600 kilómetros que los separaban de la final —lo que impidió adelantar la llegada a la sede—, no me pareció una idea muy feliz. Como tampoco decantarse por Wilber Pérez para la apertura inicial y mantendría mi opinión, aun cuando el zurdo pinero hubiese lanzado su mejor partido de la temporada.

Durante los dos primeros desafíos, ha sido en el cajón de bateo donde el equipo pativerde evidenció sus carencias más notables. Quienes regularmente ocupan del segundo al sexto turno en la alineación —batearon para .333 frente al pitcheo matancero— apenas han conectado siete imparables al staff avileño, para un discretísimo averaje de .139. En ese segmento aparecen hombres claves como Donal Duarte, William Saavedra y los refuerzos tuneros Yosvani y Yordanis Alarcón, quienes habían pegado antes 13 extrabases y empujado 29 compañeros hacia home. Ahora, solo el inicialista vueltabajero ha superado la media de un hit por partido, y entre todos no acumulan ni una sola carrera empujada.

Lo anterior ha atado de algún modo las manos del cuerpo de dirección pinareño a la hora de buscar recursos para fabricar carreras. Durante las 22 entradas que se han jugado hasta ahora, en solo cuatro han visto embasarse al primer hombre en turno, y tres de ellas sucedieron en el primer desafío.

A todas luces, a la novena más occidental le urge ajustar su maquinaria ofensiva, porque de nada le servirían buenas faenas monticulares en su Capitán San Luis para revertir la tendencia. Mañana se colgarán del brazo del completamente descansado Yosvani Torres, quien encarará uno de los retos de mayor responsabilidad en el torneo. Tan cierto como el cambio climático es que un nuevo triunfo avileño sería un tiro de gracia, en lo práctico y lo anímico, para las aspiraciones de los ahora locales. Hasta hoy nadie ha podido detener el calentamiento global, ni revertir una desventaja de 0-3 en duelo final y, no creo, por más épico que sean los genes vueltabajeros, que eso sea posible ahora. Lo de salvar al planeta es otra cosa…

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