La defensa sigue siendo uno de los puntos más bajos del torneo. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:26 pm
El nivel actual del béisbol cubano volvió a quedar en entredicho tras el paso del reforzado elenco de Ciego de Ávila por la más reciente Serie del Caribe. El tema suena manido, toda vez que se han sucedido desde hace algún tiempo los tropiezos en certámenes internacionales donde antes, más que respetados, parecíamos invencibles.
Hay causas muy notables en la pérdida de fuelle, pero ni remotamente son las únicas. También abundan las estrategias salvadoras —al menos sobre el papel—, o las fórmulas invocadas en pos del rescate. La concentración de la calidad con la disminución de equipos es una de ellas.
Por lógica elemental, algún resultado debía dar el método de agrupar a los mejores jugadores. Así, los bateadores no tuvieran respiro al enfrentarse a lanzadores de menos calibre, y viceversa. Las cuentas debían dar.
Mas a veces dudo, sobre todo cuando vemos que los ocho equipos que superaron el primer corte del torneo, una vez reforzados con mejores piezas, no juegan necesariamente mejor. No es una apreciación festinada, pues solamente habría que darle un vistazo a los números defensivos para tener una idea de cómo andan las cosas. O mirar con lupa alguna de las más recientes jornadas, como la del pasado sábado, por ejemplo, en la que se cometieron nada más y nada menos que ¡diez errores! en tan solo par de desafíos. Pura manigua, dirían los más conocedores.
Sin dudas, fue una jornada gris, pero no la única. En lo que va de la segunda fase 15 partidos han concluido con cuatro errores compilados, otros ocho desafíos cerraron con cinco pifias en la hoja de anotación, y dos veces los deslices llegaron hasta seis. Sin embargo, nada fue comparable con lo sucedido el pasado 25 de diciembre en el pinareño Capitán San Luis, cuando vueltabajeros y tuneros se repartieron a partes iguales diez errores.
Ninguno de los equipos «sobrevivientes» acumula ahora guarismos defensivos superiores a los exhibidos en la fase clasificatoria. Quienes menos han mermado han sido los Leñadores tuneros (de .975 a .973), pero son los Cachorros holguineros (de .982 a .978) los únicos que, de momento, promedian para menos de una marfilada por desafío (25 errores en 28 juegos).
Todos los demás fildean actualmente peor, con notables diferencias en algunos equipos como Granma, que pasó de un .976, que ya de por sí era discreto, a un .960, con una media de más de 1,5 errores por partido.
Como atenuante, pudiera decirse que solo la mitad de los 40 refuerzos elegidos para asumir la segunda etapa fueron jugadores de posición, o que a estas alturas del campeonato el cansancio atenta contra la buena movilidad y los reflejos. Pero ni con eso se entiende cómo, aun jugando en los principales estadios del país, la hemorragia de errores sea incontenible. A este paso…