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La gloria que desborda la página

En el caso de los deportistas cubanos, suele ser el premio a un esfuerzo que se yergue por encima de las modernas tecnologías

Autor:

Norland Rosendo

Doce meses no caben en una plana de periódico. Y menos si es para escribir sobre la actuación del deporte cubano. Siempre hay mucho que decir, aunque nos hayamos quedado esperando algunas medallas más o de mejor color, como sucedió en este 2015. Solo los éxitos necesitan más espacio.

Cualquier buen resultado (presea o no) es la obra de muchos, desde la base hasta el alto rendimiento. Desde los entrenadores hasta los médicos. Desde la familia hasta los otros atletas.

En el caso de los deportistas cubanos, suele ser el premio a un esfuerzo que se yergue por encima de las modernas tecnologías y de la abundancia de recursos.

Una síntesis anual siempre será incompleta. Un libro quizá tampoco sea todo lo abarcador que el deporte de esta Isla merece. Asumo el riesgo.

Si hubiera que escoger el resultado más descollante de 2015 en el orden individual no dudaría en señalar la medalla de plata entre los máximos acumuladores del jovencito Manrique Larduet en el Campeonato Mundial de Gimnasia celebrado en Glasgow, Reino Unido, a finales de octubre.

En los Juegos Panamericanos de Toronto, el santiaguero había realizado ejecuciones de altos quilates. Los jueces, en cambio, no lo premiaron como merecía. Pero él, ecuánime, como si hubiera sabido que lo mejor estaba por venir, le decía a la prensa: «tranquilos, no estoy disgustado. Ellos (el jurado) son los que evalúan». El público canadiense nunca se equivocó, le regalaba el más prolongado de los aplausos.

Lo de Glasgow fue algo espectacular. Estaban los mejores exponentes de ese deporte en el mundo, y él no se dejó intimidar. Santiaguero al fin, se creció. Plata en el all around y bronce en las barras fijas. Histórico resultado. Un augurio de lo que puede suceder en la cita estival de Río de Janeiro.

Tres nombres descollaron en el atletismo: la pertiguista Yarisley Silva, la discóbola Denia Caballero y el triplista Pedro Pablo Pichardo (PPP). Ese trío no solo se colgó las medallas en oro de sus respectivas competencias en Toronto. Las dos mujeres repitieron la corona en el Campeonato Mundial al aire libre de Beijing, China, y PPP dio allí un estirón plateado, en una prueba en la que el estadounidense Christyan Taylor hizo el segundo mejor triple salto de la historia (18,21 metros). Solo así podía derrotar al criollo, autor en 2015 de dos brincos por encima de los 18 metros (18,08 y 18,06).

Yarisley tuvo en los Juegos Panamericanos una dura porfía con la brasileña Fabiana Murer y la estadounidense Jennifer Suhr. Esa fue, para muchos, la prueba de mayor linaje de esa cita multideportiva.

Y la mejor confirmación ocurrió un mes después, en la capital china, cuando la antillana, que con su salto de 4,90 metros no solo estampó el mejor de la temporada, sino uno de los diez más destacados de la historia, fue escoltada en el podio por la sudamericana y la norteña quedó cuarta.

La discóbola Denia Caballero tuvo en casa a una de sus adversarias más exigentes: Yaimé Pérez, segunda en Toronto y cuarta en Beijing. Sin embargo, su meta era superar a la mítica croata Sandra Perkovic.

En junio le había enviado una alerta con un disparo de 70,65 metros, el mejor del año, y en el Mundial sacó de paso a la europea en el primer intento. Denia le puso todo a ese lanzamiento: 69,28 metros. La Perkovic quedó desconcentrada, el 67,29 de su sexto y último tiro no le bastó para superar a la cubana.

El pollo del arroz con pollo

Hacía años que unos Juegos Panamericanos no generaban tanta expectativa como los de Toronto. Desde unos cuantos meses antes los medios de comunicación se regodeaban con una pregunta: ¿podrá Cuba conservar el segundo lugar histórico en el medallero desde Cali 1971 (excepto La Habana-91 cuando quedaron primeros)?

La representación anfitriona y la de Brasil, sede de los Juegos Olímpicos de 2016, auguraban que se adueñarían de ese puesto. Cuba no dejó nunca de expresar su voluntad de aspirar al segundo peldaño en el medallero.

Pero desde el mismo día en que comenzaron las competencias, los canadienses exhibieron un poderío que obligó, incluso, a Estados Unidos a ponerse las pilas. Los locales se habían entrenado fuerte y querían regalarle a su afición un resultado histórico. Y lo lograron.

La embajada atlética de Brasil, que no fue a la urbe norteña con todas sus estrellas, quedó tercera. Para Cuba fue el cuarto puesto con saldo de 36 medallas de oro, 27 de platas y 34 de bronce.

Algunos consideran que no fue un buen resultado; otros, en cambio, sí. Depende de los indicadores (deportivos y extradeportivos) con los cuales se haga el análisis. No obstante, la dirección del Inder, encabezada por su presidente Antonio Becali Garrido, se comprometió a hacer un estudio serio y los ajustes pertinentes.

Como un habano en San Juan

Febrero trajo el retorno de Cuba al podio de la Serie del Caribe de béisbol. Fue la octava corona para un equipo de nuestro país, y la primera desde que triunfó la Revolución.

Cuando parecía que los Vegueros de Pinar del Río tampoco podrían ganar el torneo organizado esta vez por la capital de Puerto Rico, sacaron el extra y no solo avanzaron a la final, sino que se coronaron campeones bajo el mando de quien ha sido uno de los directores más sobresalientes de la pelota cubana: Alfonso Urquiola. Ese, sin dudas, fue el mejor resultado insular del deporte de las bolas y los strike en el 2015.

En los Juegos Panamericanos de Toronto revalidaron angustiosamente el tercer lugar alcanzado en la justa precedente de Guadalajara. Después de perder en la semifinal ante Estados Unidos, estuvieron a punto de ceder también en el juego por el bronce, pero par de bambinazos de los avileños Yorbis Borroto, con dos corredores en circulación, y José Adolis García, aseguraron el éxito ante Puerto Rico, siete carreras por seis.

En noviembre, hubiera sido gratificante haber avanzado al menos a la semifinal de la primera edición del Premier 12. Era difícil. Al final, imposible: la selección cubana quedó en el sexto escaño.

De puños dorados y otros lauros

La escuadra cubana de boxeo recuperó en octubre el primer lugar por países en un campeonato mundial. Desde 2005 no lo lograba. Ahora, en Doha, Catar, ascendieron a lo más encumbrado del podio por equipos, gracias, sobre todo, a los fajines dorados del impetuoso jovenzuelo Joahnys Argilagos (49 kg), Arlen López (75), Lázaro Álvarez (60) y Julio César La Cruz (81). Estos dos últimos atletas se convirtieron en tricampeones del orbe.

A principios de año, Erislandy Savón (91 kg) había sido seleccionado como el mejor pugilista de América en 2014. Desde 2009 esa condición queda en manos de un cubano.

Si Mijaín López no pudo revalidar su corona en el certamen universal de Lucha Grecorromana, escenificado en Las Vegas, Estados Unidos, y fue superado en la final de los 130 kilos, su compañero del mismo estilo, Ismael Borrero (59) sí se alzó con el cetro de su división.

Dos hitos para la historia

Pero en este breve recuento hay dos competencias que no podrían faltar. Una, el Marabana, que en su edición 29 rompió todos sus récords de participantes y entre estos, de extranjeros. El maratón habanero, que le rinde homenaje a la ciudad y al Día de la Cultura Física y el Deporte, vio tomar la largada a más de 5 000 andarines, de ellos más de 1 500 de otras nacionalidades, y específicamente, casi 600 de Estados Unidos.

Y en diciembre tuvo lugar la primera edición del Titan Tropic, una competencia de Mountain Bike que no solo descolló por la singularidad de la carrera, sino porque es en sí un espectáculo que supera lo estrictamente deportivo. Fueron cinco jornadas por parajes intrincados del occidente cubano, durmiendo en tiendas de campaña, rodando por el fango, cruzando ríos crecidos con la bicicleta al hombro, y un final sorprendente sobre la arena.

Estos no fueron los únicos premios del deporte cubano en 2015. Incluso, hubo resultados que quedaron fuera del podio y merecieron más elogios que algunas preseas. A todos, felicidades.

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