Antonio Muñoz es considerado el mejor bateador zurdo que ha pasado por las series nacionales. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
Meter a un hombre de más de seis pies, con una historia que es mucho más grande que su tamaño, en un librito de 22 cm de largo por 14 de ancho y del gordo de apenas 212 páginas, fue el último «batazo» editorial del periodista e historiador deportivo Osvaldo Rojas Garay.
La obra El Gigante del Escambray, dedicada a Antonio Muñoz, aún huele a tinta fresca. Según supo Juventud Rebelde ya están impresos los 5 000 ejemplares previstos para la primera edición (ojalá no sea la única), a cargo de la editorial Mecenas, de Cienfuegos, un excelente regalo para el recio pelotero que ayer cumplió 66 años de vida y fuera exaltado recientemente al Salón de la Fama del béisbol cubano.
Si bien la idea de escribir el libro la tuvo Rojas Garay en 1991, cuando el Gigante le dijo adiós al béisbol activo, y comenzó a redactar su obra en 2004, desde la infancia había empezado a archivar recortes de periódicos que contenían entrevistas y otros datos sobre el más famoso pelotero que haya usado el número cinco en nuestras series nacionales y en el equipo Cuba.
«Él siempre ha sido mi ídolo, cuando yo era niño y jugaba pelota en el barrio, allá en mi natal Báez, casi en el centro de Cuba, trataba de que me pusieran a cubrir la primera base, y como soy zurdo también, les decía a los otros muchachos que me llamaran Antonio Muñoz», me contó Rojas Garay, periodista del semanario Vanguardia, de Villa Clara.
Si usted es de los que siguen las estadísticas, sepa que podrá deleitarse con este texto. Rojas Garay recopiló la historia de cada uno de los 370 jonrones de Muñoz en torneos nacionales: la fecha en que los conectó, en qué estadio, en qué Serie, en qué inning, a qué lanzador, y para mayor precisión, si este era zurdo o derecho, y cuántos corredores había en circulación. Casi nada, ¿verdad?.
Así, se puede saber que Muñoz celebró su cumpleaños 27 (17 de enero de 1976) con cuadrangular en el estadio Maro Martínez Arará, de Colón, en Matanzas, y en esa misma instalación festejó su arribo a los 41 años con otro batazo de vuelta completa, el que además fue su último jonrón en series nacionales.
Pero no solo de numeritos está hecho este volumen. El autor, uno de los más sobresalientes cronistas deportivos del país (aunque no viva en La Habana), conversó bastante con el Guajiro, «porque Muñoz no reniega de sus orígenes humildes en las montañas del Escambray», según explica Rojas Garay.
También recorrió los asentamientos donde comenzó a jugar el Gigante del Escambray, habló con amigos de la infancia, con familiares y hasta con su primer manager en los partidos entre novenas de aquellos parajes de la serranía. Interesantes resultan las opiniones de varios peloteros estelares sobre Muñoz.
No lo quiero abrumar con tantos números, pero sepa que el famoso jugador fue el primero en series nacionales en arribar a 300 jonrones, a mil anotadas, a mil impulsadas, a mil bases por bolas recibidas y a 300 dobles. «Sin embargo, hay otros récords de Muñoz que no se podrán dejar de mencionar nunca porque trascienden los estadios. Él es un campeón de la sencillez, de la humildad, del carisma, la sensibilidad y la cubanía, un fiel enamorado de la Revolución», sostiene el biógrafo.
Si quiere saber más, trate de «fildear» algún libro cuando lo saquen a la venta. Pero igual que sucedió con Casos y Cosas de la pelota, la anterior entrega literaria del cronista deportivo villaclareño, auguro que la cola será larga y los ejemplares resultarán pocos.