Los andarines le regalaron a La Habana una competencia que trascendió lo estrictamente deportivo. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:58 pm
Todavía quedaban parejas de enamorados en el Malecón habanero, los pescadores iban tirando sus primeros cordeles y algunos estiraban los músculos para hacer sus cotidianos ejercicios, cuando arrancó este domingo la vigésima octava edición del Marabana y los corredores se movían por la avenida paralela a ese mítico muro.
Fotos: Juan Moreno
Tomaron la arrancada frente al Capitolio capitalino 3183 cubanos y 664 extranjeros en lo que semejaba una serpentina de todos los colores y tamaños, de uno y otro sexo. Unos movidos por sus propios pies, otros ayudados por triciclos.
Era esta una cita especial. Hubo récord de andarines foráneos. Y hubo, al fin, después de tantos años de espera, participación de corredores de Estados Unidos, 81 en total, beneficiados por una licencia para deportistas aficionados otorgada por el Departamento del Tesoro de la nación norteña. La fiesta de los andarines hizo aún más corta la distancia entre los dos extremos del Estrecho de la Florida.
Parecía que el mundo corría en La Habana. Había atletas de 52 países, de todos los continentes. Además del numeroso grupo de estadounidenses, vinieron representaciones amplias de México (86), Francia (64) y España (42).
La mañana no era la idónea para correr: la brisa batía fuerte y la humedad ambiente elevaba la sensación de calor, pero los andarines desafiaron esas condiciones climáticas y le regalaron a La Habana una competencia que trascendió lo estrictamente deportivo. Fue una fiesta para una ciudad que cumple 495 años.
Por varias de sus avenidas más céntricas se desplazó la caravana de andarines. No pocas personas se aglomeraron en las aceras, o salieron a los balcones de los apartamentos para hacer fotos y videos. O simplemente para aplaudir, animar a los corredores. Así amaneció este domingo 16 de noviembre la capital de los cubanos. A ritmo de Marabana.