GUADALAJARA.— Debo confesar que este miércoles superaron mis expectativas las muchachas del voleibol, tras derrotar a Estados Unidos 3-1 (25-17, 25-16, 25-27, 25-21) y clasificar para la gran final contra Brasil.
Este joven equipo no estaba como medallista en casi ningún pronóstico ante elencos más cuajados como Brasil, Estados Unidos, o la propia República Dominicana.
Sin embargo, cuando el bloqueo a cuatro manos de las cubanas marcó el tanto 25 en el cuarto set y aseguró la medalla de plata, se hizo realidad el sueño de ver nuevamente a la Mayor de las Antillas en una final panamericana de voleibol.
El viaje a la justa decisiva inició a las tres de la tarde, hora local, con Estados Unidos «perdido en el bosque», observando incrédulo cómo las ajustadas cubanas abultaban su marcador en los dos primeros parciales y se llevaban victorias fáciles (25-17 y 25-16).
Pero en el tercero las criollas se relajaron y sufrieron la derrota a manos de unas norteñas que empezaban a reaccionar (27-25).
Paciente, el técnico Juan Carlos Gala les pidió calma a las antillanas y logró retomar el camino para un cierre por todo lo alto (25-21). La tribuna, enardecida, aplaudió una y otra vez a nuestro conjunto.
«Estamos muy contentos de tener la posibilidad de revalidar el título panamericano y vamos a darlo todo por obtenerlo», explicó Gala a la prensa, amontonada en la zona mixta, algo «escondida» en esta instalación.
Por su parte, Kenia Carcacés, Gyselle Silva y Yoana Palacios aseguraron que enfrentarán a su rival con todos los cañones activados.
Hoy el partido final es a las nueve de la noche, y me da pena con la novela brasileña, pues a esa hora toda Cuba seguramente estará pendiente de este nuevo teleplay. ¿Usted no cree?