Federer (izquierda) y Nadal mantienen la lucha por la supremacía mundial del tenis. Autor: fotolog.com Publicado: 21/09/2017 | 05:04 pm
Si bien a principios de este año el panorama tenístico internacional se avizoraba prácticamente indescifrable, a causa del deterioro físico del español Rafael Nadal y una evidente inestabilidad psicológica del astro suizo Roger Federer, a pocos días de culminar la primera década del siglo XXI todas las dudas han sido aclaradas.
Parecía que habría un evidente cambio en el listado del orbe, pues se avistaba una lucha más «pareja» debido a los problemas de los dos mejores tenistas del momento y la excelente forma de dos estelares como el serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray.
Sin embargo, las esperanzas de sus seguidores se fueron disipando a medida que avanzaba el 2010.
El año de Nadal, el «niño mimado» del tenis mundial fue simplemente fenomenal.
Tras terminar 2009 con problemas de confianza y de forma, preocupado por sus rodillas, el español de 24 años cogió un nuevo impulso en la temporada de tierra batida y recuperó su condición de número uno de un modo impresionante.
Corría marzo y el mallorquín había caído a la cuarta posición, pero en mayo acabó con 11 meses de sequía y obtuvo su sexto título en el Masters de Montecarlo, aplastando en la final a su coterráneo Fernando Verdasco por 6-0 y 6-1.
La mala suerte parecía desvanecerse, y de ahí en adelante su paso fue arrollador.
Se impuso en Roma y Madrid, y luego recuperó su corona en el Roland Garros con una emotiva victoria ante el sueco Robin Söderling. Con una forma que daba miedo, Nadal ganó su segundo torneo de Wimbledon y su primer título del Abierto de Estados Unidos, batiendo a Djokovic en la final.
Con este triunfo se convirtió en el tenista más joven en ganar los cuatro grandes torneos en su carrera.
El retorno de Nadal a la cima del listado planetario coincidió con la crisis de confianza de Roger Federer. El Roland Garros le negó la hospitalidad de siempre a la estrella de Basilea, pues el suizo se vio superado por Söderling en una pista de tierra batida empapada, en los cuartos de final de la prestigiosa competición, acabando con una racha de 23 semifinales consecutivas en torneos de Grand Slam.
La pesadilla del actual número dos del ranking recién comenzaba y apenas llegó a cuartos de final en Wimbledon, torneo donde había obtenido seis de sus 16 grandes títulos.
Cuando las cosas parecían seguir empeorando, tras caer ante el incombustible Djokovic en las semifinales del Abierto de Estados Unidos, las aguas tomaron su nivel y en los últimos meses del año alcanzó 23 victorias y solo tres derrotas. De esta forma, recuperó el segundo escaño cedido meses atrás frente a la estrella de los Balcanes.
La pugna está planteada hace años. Roger y Rafa son los protagonistas del más grande espectáculo del «deporte blanco».
Solo un breve vistazo a sus números lo dice todo: 25 títulos de Grand Slam entre ambos (nueve para Nadal y 16 para Federer) y 21 Grand Slam ganados por uno u otro de forma consecutiva.
La lucha por la supremacía del tenis en la actualidad es cosa de dos. Un verdadero show.