Torneo Roland Garros. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
PARÍS, mayo 25._ Termina Cannes, comienza el Roland Garros de tenis en París, como una máquina de relojería suiza con varios componentes extradeportivos este año: la lluvia ausente y la rivalidad entre españoles y franceses.
Garros incursionó apenas en el tenis como aficionado. Sin embargo, fue abatido con su nave el 5 de octubre de 1918 en un combate aéreo en Ardennes, región de Champagne-Ardenne.
Pero su amigo Emile Lesier le rindió tributo al darle el nombre a la instalación deportiva y ni siquiera la mayoría de los franceses recuerdan al valiente piloto en su verdadera condición.
En fin, ironías de la vida. De ahí que la probable relocalización de los tradicionales torneos, en realidad denominados Internacionales de Francia, hacia las afueras de París constituya hoy un tema casi traumático.
El asunto tiene que ver con las lluvias, que aparecen con frecuencia en la época de celebración de las lizas. Existe un plan de levantar otro estadio con un moderno techo para paliar el fenómeno natural.
Los ambientalistas y autoridades de la zona se oponen a un proyecto de ese tipo en el lugar escogido y sugieren otro un tanto más alejado de las actuales canchas. La Federación Francesa de Tenis (FFT) tiene ocho meses para responder.
Ciertamente, días espléndidos de primavera y altas temperaturas bañaron la semana anterior y el comienzo de la actual a la capital gala, pero los meteorólogos advirtieron que la situación cambiará desde mañana.
Se anuncian lluvias y tormentas eléctricas miércoles y jueves, lo cual vuelve a dar fuerza al caso de la instalación techada.
Como pincelada adicional, hay tensiones relativas desde la arrancada de la lid. El español Fernando Verdasco se la tomó con el público de Niza en la final que perdió contra el francés Richard Gasquet (eliminado ayer lunes por Andy Murray en el Roland Garros).
Verdasco es al lado de otro zurdo y número dos del mundo, Rafael Nadal, una de las principales apuestas españolas en el campeonato. Sin embargo, nadie olvida la ovación de los galos al sueco Robin Soderling el pasado año cuando sacó del ruedo a Nadal.
Los aficionados locales favorecen ampliamente al suizo Roger Federer (seguramente porque habla francés), aunque para algunos analistas ibéricos, en realidad no simpatizan con sus tenistas y siempre le van a la contraria.